Derivado de las fuertes lluvias provocadas por el huracán Priscila, la sierra Otomí-Tepehua fue víctima de este fenómeno, lo que ha causado afectaciones en los municipios de Huehuetla, San Bartolo y Tenango de Doria.
Vecinos de la comunidad de San Juan Ixtilmaco, del municipio de Apan, asistieron a la presidencia para demandar la entrega del proyecto de la obra de introducción de drenaje. Señalan que, constantemente, con las copiosas lluvias, se corre el riesgo de que se desborden sus fosas sépticas, lo que representa un peligro sanitario para el centenar de familias que habita ahí.
Tras el paso devastador de las tormentas “Priscilla” y “Raymond”, el paisaje en varias comunidades de Hidalgo es desolador: viviendas destruidas, cultivos anegados, caminos convertidos en barrancas, puentes destruidos.
Quizás algunas personas piensen, sobre todo si pertenecen a la burocracia oficialista, que plantear que en muchas comunidades dañadas o incluso arrasadas por las lluvias torrenciales de los pasados días se percibe un sentimiento de olvido y desesperación, que es una exageración; pero no; tampoco amarillismo.
Uno de los principales factores que afectó a miles de familias y cientos de comunidades fue la incomunicación, la falta de acceso por vía carretera que imposibilitó la entrada de ayuda humanitaria, así como la falta de servicios básicos de energía eléctrica y red telefónica, lo que provocó que familiares estuvieran en la zozobra de no saber de sus seres queridos.