Compañeros, me dirijo a todos ustedes, orgullosa y alentada por la gran convicción que le tengo a la única organización que representa al pueblo trabajador, además del trabajo y la lucha de todos ustedes durante todos estos años, mismos que se han mantenido para poder conquistar una vida más justa y equitativa.
En México, el cambio climático no es una amenaza futura: es una realidad que ya golpea con fuerza, especialmente a las comunidades más vulnerables. Sequías prolongadas, olas de calor extremas y fenómenos meteorológicos devastadores son síntomas de una crisis ambiental que, lejos de ser un accidente natural, es consecuencia directa de un modelo económico que prioriza la ganancia sobre la vida, que privilegia la plusvalía a costilla de la explotación universal.
En el marco del festejo del Día del Maestro, quisiera abordar algunos puntos que me parecen importantes, pero que a lo largo del tiempo se han ido olvidando.
La Ley Federal del Trabajo (LFT) vigente hasta nuestros días establece que la jornada laboral máxima debe ser de 48 horas semanales, que deben distribuirse en ocho horas diarias durante seis días a la semana. La “instrucción” de la presidenta propone modificar esta ley para asignar no solamente el día domingo como descanso obligatorio, sino añadir además el sábado, teniendo así el trabajador dos días libres de actividades laborales para usarlos “como mejor le convenga”.
Hace unos días se realizó en la Ciudad de México el Congreso Nacional de Morena, donde se acordó respaldar la ley contra el nepotismo, de cara a los procesos electorales de 2025 y 2027. En conferencia de prensa, Luisa María Alcalde, presidenta de dicho partido, advirtió que la propuesta impulsada por Claudia Sheinbaum entrará en vigor de manera inmediata y no hasta el 2030, como se había aprobado en el Congreso a propuesta de Adán Augusto López y Manuel Velasco.
A casi dos años de distancia de la elección de 2027, en que habrá elecciones en dieciséis entidades federativas para elegir gobernador, diputados federales, diputados locales y presidentes municipales, incluido el estado de Querétaro, de repente han aparecido como hongos, infinidad de “ingeniosas” leyendas en bardas, y publicidad en espectaculares a lo largo y ancho del territorio estatal.