MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

REPORTAJE | Plan Nuevo Guerrero, una década de corrupción y desolación

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A 10 años de Ingrid y Manuel, la reconstrucción de casas aún no concluye y cientos de familias siguen sin hogar; Nuevo Balsas y Nuevo Mirador, son sólo unos ejemplos en Chilpancingo

En septiembre de 2013, el efecto combinado de dos huracanes generó un intenso y prolongado temporal de lluvias, que constituyó un fenómeno histórico que no se registraba desde 1958 y representa uno de los desastres más destructivos en la historia de México. El estado de Guerrero no fue la excepción y en esta ocasión nos enfocaremos a los actos de corrupción y a las irregularidades en la ejecución del Plan Nuevo Guerrero por parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu); a una década de los fenómenos meteorológicos que dejaron sin hogar a miles de familias, la reconstrucción no ha concluido y cientos de familias siguen sin vivienda.

El huracán Manuel y la tormenta tropical Ingrid, destruyeron más de la mitad de las viviendas de la comunidad Balsamar, en el municipio de Eduardo Neri, algunas familias reconstruyeron sus casas y otras, carentes de recursos económicos, aceptaron la reubicación en un predio que pertenece a los Bienes Comunales del municipio, al que denominaron Nuevo Balsamar.

La Sedatu entregó a 210 familias damnificadas, las llaves de las viviendas inconclusas, que constan de dos recámaras, sala-comedor y baño; los techos tenían lámina plástica y el predio, ubicado en el kilómetro 9 de la carretera Chilpancingo- Chichihualco, que pertenece al municipio de Eduardo Neri, carecía -y carece aún- de servicios elementales como agua potable, drenaje, energía eléctrica y pavimentaciones.

Por su ubicación entre los municipios de Chilpancingo, Eduardo Neri y Leonardo Bravo, las autoridades locales se niegan a brindarles servicios básicos mientras los gobiernos estatal y federal, se han limitado a prometer que concluirán la construcción de las viviendas.

En el predio donde no hay escuelas, clínica de salud ni transporte público, por lo que utilizan la ruta Chilpancingo-Chichihualco, los pobladores caminan entre el polvo blanco de la terracería. lodo y los intensos rayos del sol… en las calles del Nuevo Balsamar se perciben la pobreza extrema y el abandono oficial a pesar de estar ubicado a unos 25 minutos de la capital del estado, Chilpancingo.

El conjunto habitacional, totalmente abandonado y no reconocido por ninguna autoridad, no tiene certeza jurídica, por tanto, los pobladores no pueden siquiera tramitar sus credenciales del Instituto Nacional Electoral (INE).

Nuevo Balsamar está totalmente olvidado, expresó el comisario Bulmaro Cayetano Mosso, que tienen años encabezando protestas, mítines y marchas en busca de diálogo con funcionarios estatales y con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien tampoco los ha recibido; el gobierno federal, menos.

Niñas, niños y adolescentes estudian en escuelas improvisadas; el preescolar “Josefa Ortiz de Domínguez” tiene un aula, en la Escuela Primaria “Raúl Isidro Burgos” se están construyendo dos aulas y la Escuela Telesecundaria “Francisco González Bocanegra” funciona en una vivienda prestada, sin butacas, sillas, televisores ni señal satelital del sistema de Educación Media Superior a Distancia (EMSAD),

Al respecto, la coordinadora operativa del Plan Nacional de Reconstrucción, Aurora Muñoz Martínez reveló que se planeó mal la construcción del fraccionamiento y que el mismo problema enfrenta la mayoría de los 42 conjuntos habitacionales construidos en Guerrero para los damnificados de Ingrid y Manuel.

Urge la voluntad de los tres niveles de gobierno para solucionar el problema de vivienda que enfrentan los damnificados del Nuevo Balsamar y del Nuevo Mirador, estos últimos, a inicios de este mes se quedaron nuevamente sin hogares, luego de que la misma Sedatu demoliera las viviendas y anunciara que se reinvertirán 118 millones de pesos para su reconstrucción; por segunda ocasión, más de 500 familias están en la calle y sin un plan de contingencia.

Una década después, autoridades de la Sedatu se dieron cuenta que las casas sí tenían graves problemas… tristemente, a 10 años de que los fenómenos hidrometeorológicos Ingrid y Manuel dejaron una estela de destrucción y muerte en Guerrero, la reconstrucción de viviendas todavía es una tarea pendiente.

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