MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

ENTREVISTA | Abandono del campo provoca migración

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En nuestro país, cada año miles de personas dejan sus hogares en el campo y migran hacia centros urbanos, ya sea dentro de sus Estados o fuera del país. Quintana Roo no es la excepción; la mayoría de estas personas se desplazan para buscar nuevas oportunidades y mejorar sus vidas.

Los pobladores de la zona maya, que abarca los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Tulum y parte de Bacalar, cuyos medios de subsistencia dependen de la agricultura, son particularmente vulnerables a las presiones que ejerce la migración. Están más expuestos, tienen una mayor dependencia de los recursos naturales y una habilidad limitada para confrontar y manejar los riesgos.

En 2023, la pobreza aumentó a 812 mil personas, de una población de 1.8 millones que habita en los once municipios del estado, de los cuales 9.5 % viven en pobreza extrema. 

No podemos ignorar a las familias que abandonan el azadón, el machete y la yunta debido a que año tras año logran menos de la misma parcela de tierra. Incluso cuando la cosecha es buena, deben luchar para sobrevivir.

En una entrevista con Leydi Cadenas Sánchez, dirigente antorchista en el norte del estado, nos habló sobre este tema que afecta a toda la población.

Cada año, miles de trabajadores del campo se asientan en la ciudad. En su opinión, ¿a qué se debe este fenómeno?

La pobreza seguirá aumentando en todos los rincones de nuestro estado si el Gobierno estatal no toma las medidas pertinentes para hacerle frente a este fenómeno. La difícil situación no cambiará con puros discursos o leyes, por muy estrictas y justas que parezcan en favor de los pobres; es indispensable que la "voluntad política" que pregonan nuestros gobernantes se materialice en acciones concretas.

Pero como nada de eso está sucediendo, debido a la gran barrera que lo impide y que da paso a la indiferencia e irracionalidad de nuestros gobernantes, lamentablemente, la situación está llegando a crisis y se va agravando día a día. Sin duda, los muchos discursos y la poca acción siguen calando hondo, ya que perjudica mucho la estabilidad social de los pobres del campo. Por ello, no es de extrañarse que muchos hombres y mujeres del campo abandonen sus hogares para probar suerte en la ciudad.

Se dice que el 72 % de la población rural abandonó sus hogares. ¿Qué tiene que ver la migración con la pobreza?

La vida en el campo es muy difícil, pero lo es más si el pueblo permanece ahí, por varias razones. Entre ellas, al no haber oportunidades ni proyectos productivos ambiciosos que impulsen y fortalezcan la producción, mientras no se destine inversión para el desarrollo del campo, la vida seguirá siendo difícil. Por otra parte, el desarrollo en la ciudad, específicamente en el norte del estado, también propicia la migración.

Según los últimos reportes, en nuestra entidad, poco más del 72 % de la población de la zona maya en estos últimos años se ha instalado en alguno de los 130 asentamientos irregulares que existen en Quintana Roo. De hecho, las personas que viven en el umbral de la pobreza extrema ya no están en la zona maya, como hasta hace quince años, sino en estas zonas ubicadas en la periferia de las grandes ciudades turísticas, conocidas actualmente como cinturones de miseria.

Entonces, más allá de las hermosas playas y suntuosos hoteles, ¿es difícil la vida en las colonias marginadas?

Este escenario desolador, debido a la falta de salarios justos, ha obligado a miles de personas a vivir en zonas de alto riesgo. Al no tener los ingresos necesarios debido a la injusta distribución de la riqueza, ya que esta distribución es desigual porque el trabajador que labora ocho horas o más no recibe el fruto de su trabajo del tiempo laborado, encontramos en las colonias populares e irregulares las precarias condiciones en que viven los residentes, quienes carecen de agua potable, drenaje y alumbrado público, mientras que los caminos de acceso son de terracería y están visiblemente deteriorados.

Contrario a la creencia de que en nuestro estado hay mucho empleo, que es una entidad bendecida con trabajo, resulta que lo que verdaderamente hay es una alta tasa de informalidad, que señala que 47 personas de cada 100 buscan un empleo para obtener ingresos, pero sin prestaciones sociales y con salarios verdaderamente bajos.

¿Consideras que el Gobierno del estado está tomando las medidas adecuadas para contrarrestar las invasiones?

La pobreza, desigualdad, inseguridad, entre otros muchos problemas sociales, son resultado de este sistema injusto, de la mala distribución de las riquezas. Por eso no debe sorprender a nadie las invasiones, ya que son precisamente el resultado de la brecha de desigualdad, de la falta de oportunidades. Este problema debe estar en la agenda de las autoridades para solucionarlo, pero no hay preocupación.

El Gobierno y sus instituciones muchas veces se niegan a intervenir y negociar con los propietarios de los predios para buscar una salida a la problemática. Sin embargo, se limitan a decir que son respetuosos de la ley y la propiedad privada, porque también está en juego la inversión económica para regularizar y urbanizar. Esto explica la negativa de las autoridades gubernamentales para invertir en el bienestar de los más necesitados.

La apreciación de los funcionarios estatales sobre las invasiones demuestra una vez más que no hay disposición ni preocupación por las necesidades de sus gobernados. Abordan el tema únicamente para decir que las invasiones generan desorden urbanístico y problemas tanto sociales como ambientales, pero no son capaces de hacer propuestas claras y viables para solventar las necesidades de certeza patrimonial para las familias en estas condiciones.

Así, no se previenen futuros incidentes donde la decisión de la autoridad encargada del "bienestar de todos" no sólo se reduzca al inhumano dictado de desalojo, sin importar el sufrimiento de miles de familias que con mucho esfuerzo y sacrificio han logrado edificar un pequeño patrimonio.

¿Con lo que menciona se podría decir que los ciudadanos ya no confían en el discurso de las autoridades de Gobierno?

Cancún dejó de ser un paraíso desde hace muchos años, al menos en lo que respecta a las colonias populares y asentamientos irregulares. El proyecto de ciudad turística y vanguardia se perdió con el paso de los años, y las administraciones estatales se han ido alejando cada vez más de la ciudadanía, ignorando sus necesidades, a pesar de que estas se gritan a todo pulmón. Las cifras de pobreza y desigualdad hablan por sí solas.

A finales de 2023, la pobreza aumentó a 812 mil personas de una población de 1.8 millones que habita en los once municipios del estado, de los cuales el 35.3 % son ciudadanos con carencias moderadas y el 9.5 % viven en pobreza extrema. Un gran porcentaje de la población en condiciones precarias habita en colonias irregulares.

En servicios básicos ni se diga: el número de personas asciende a 401 mil 816 que viven sin el servicio de agua potable, drenaje y electricidad, lo que representa el 21.4 % de los habitantes que residen en el 18.8 % de las viviendas de la entidad; es decir, 104 mil 785 inmuebles quedaron olvidados.

Así es nuestra triste realidad. Por ello, en Antorcha seguimos firmes en la lucha para continuar trabajando en la concientización del pueblo trabajador, para crear una fuerza social vigorosa que pueda hacer frente a tales injusticias y lograr alternativas viables a este problema social. Desde esta modesta tribuna, invito a todos los quintanarroenses a que se sumen a nuestras filas para emprender la lucha por acceder a mejores condiciones de vida y por la reivindicación de las familias trabajadoras.

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