Fue el 22 de octubre de 2019 cuando un grupo de al menos 40 alcaldes fueron rociados con gas lacrimógeno por realizar una protesta contra el recorte de recursos a sus municipios, acción registrada a las afueras del Palacio Nacional, donde el presidente de México Andrés Manuel López Obrador ofrece su acostumbrada conferencia matutina.
El grupo minoritario, pero decidido y valiente, estuvo movido por la urgencia de que los diputados etiquetaran recursos para obras de sus localidades en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año 2020. En respuesta, el mandatario declaró que fue un acto de provocación de los grupos opositores, léase, el PRI, PAN y PRD, y que la ventanilla correcta es la Cámara de Diputados, donde se discutió el presupuesto (y también fue cercada por policías), cerrando así toda posibilidad de diálogo con los munícipes que fueron parte de la estructura del gobierno y que recibieron en primera instancia las peticiones de los ciudadanos.
Tras el acto represivo contra los alcaldes, López Obrador minimizó los hechos, pero la intención era dejar claro que así serían recibidos aquellos que quisieran protestar por los recortes de recursos en el PEF durante su segundo año de mandato, a pesar que la propuesta de egresos no tenía contemplados recursos para obras y servicios, para atacar los problemas de vivienda, educación, salud empleo y obras públicas en comunidades y pueblos marginados del país.
El recibirlos con policías y un “poquito” de gas lacrimógeno es parte de la línea que AMLO marcó con todos los mexicanos, pero el trato no fue nada novedoso pues el desprecio se ha manifestado diciendo que se tienen otros datos. En otros casos, se dice que son los conservadores, que es la oposición que no acepta el gobierno de la 4T, pero la verdad es que siempre son respuestas para salir del paso y no dar un explicación convincente de sus acciones irresponsables.
Y así llegamos a los cinco años del sexenio del morenista que se hizo pasar como el salvador de la patria y los recursos no fueron devueltos a los municipios; los alcaldes se han convertido en administradores de nómina; acompañan a los servidores de la nación que entregan los programas monetarios gente por gente; se toman fotos y aplauden, pero las presidencias municipales no tienen recursos para atender problemas como la falta de drenaje, agua potable o construir carreteras.
En Zacatecas también se presume la falsa premisa de la 4T de “luchar contra la desigualdad”, cuando incluso se eliminó el “impuesto minero”, que sumaba 700 millones de pesos por año.
En Zacatecas también se presume la falsa premisa del gobierno de la 4T de “luchar contra la desigualdad”, pues se afirma que en 2022 llegaron 12 mil millones de pesos de la política social de AMLO, pero a cambio se eliminó, por ejemplo, el llamado “impuesto minero” que sumaba unos 700 millones de pesos por año. En los cinco años que van de sexenio, sumarían unos 3 mil 500 millones de pesos que ya no llegaron a los municipios con explotación minera.
También se quitó el seguro catastrófico que hace falta por el desastre en el campo debido a la sequía, y el propio gobernador ha salido a informar que proyectos vitales como la ampliación a cuatro carriles de la autopista a Aguascalientes, la federalización de la nómina educativa, y la construcción de la presa Milpillas quedaron fuera del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024.
El PEF 2024 contempla para Zacatecas 15 mil 844.8 millones de pesos en participaciones; 518 millones menos en comparación con el presupuesto aprobado para 2023, lo que se traduce en una variación real de menos 7.6 % y se descarta que pueda ser modificado, porque los diputados federales no le mueven ni una coma al documento.
El 13 de septiembre el mandatario zacatecano lamentó que ni la autopista a Aguascalientes ni la presa Milpillas tengan asignados montos y es que la federación destina todos los recursos económicos a las obras del sur, mientras en Zacatecas tampoco se hizo la federalización de la nómina educativa, con un gasto de tres mil 300 millones de pesos, de los cuales tocarían dos mil 300 millones al gobierno federal y mil millones al estatal.
¿Qué esperamos de AMLO en 2024? En el último año de AMLO en el poder será peor pues es un año electoral, por lo que veremos de todo en un México en medio de las turbulencias sociales y económicas que sin duda afectarán a millones de mexicanos, sobre todo los más pobres, pero el mandatario sólo está dedicado a garantizar el triunfo de Claudia Sheimbaum poniendo a su servicio el poder del Estado, a los servidores de la nación, a gobernadores, diputados y todo lo que se requiera para que gane, mientras que corre la sangre con alrededor de 170 mil asesinados; con un estado de Guerrero destruido por el huracán “Otis” y por la inseguridad. Sin duda, todo empeoró en México con Morena, aunque sus defensores no lo acepten por conveniencia.
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