MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los derechos humanos no existen para el gobierno de AMLO

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“Hay hombres que viven contentos, aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”

El autor de esta frase dejó este mundo el 19 de mayo hace 127 años, uno de los grandes hombres ilustres que a los hombres dejó la historia. José Julián Martí Pérez, mejor conocido como José Martí, fue considerado un héroe nacional que luchó por impulsar la revolución democrática y popular de la independencia de Cuba, Puerto Rico y Antillas.

Martí pasó la mayor parte de su vida en destierro, como muchos buenos hombres que, al no encajar en este sistema podrido, son condenados a vivir en la marginación. Desde temprana edad rechazó cualquier acto que atentara contra los derechos y dignidad humanos, por eso dedicó su vida a la liberación de su pueblo bajo los principios de libertad, justicia, respeto e igualdad. Él consideraba que, para ser libres, la educación del pueblo era fundamental, pues esta les enseñaría sobre la verdadera libertad.

Semejante concepción de la realidad pareciera ajena a la sociedad actual que se vive en nuestro país, donde bajo un discurso moral y de hermandad, se disfrazan intereses mezquinos y ruines por parte de aquellos que tienen el poder de disponer de los recursos que permitan la liberación de la humanidad. Y es que, en nuestro país, en los últimos tres años se han violado sin cesar los derechos humanos de las y los mexicanos. Y para evidencia, expondré una concatenación de actos y políticas implementadas por el gobierno que se hace llamar humanitario, defensor de la verdad y los derechos humanos. 

En primera, tan solo con la tan sonada política de abrazos, no balazos, que según palabras de la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, quien fue recomendada para el puesto por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, es sinónimo de inteligencia, hasta el momento no hay una clara postura ante este dicho. 

Según sus seguidores y aplaudidores esto ha permitido que se disminuyan las agresiones físicas, pero la realidad es otra, pues las violaciones a derechos humanos, las torturas, desapariciones, abusos contra migrantes, violencia de género y ataques contra periodistas. Además, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, registró miles de quejas vinculadas con militares en lo que va de su sexenio. 

En segundo lugar, el bloqueo a la libertad de expresión, de manifestación y organización, desde que tomó su lugar nominal de la silla presidencial, el presidente se ha dedicado a atacar desde todas las tribunas que tiene a su disposición, la libertad de todos los mexicanos de expresarse, desprestigiando la investigación y diagnósticos de estudio que realizan periodistas, columnistas o especialistas. La libertad también de manifestación que, si bien no reprime con todas las fuerzas con las que cuenta el presidente de la república para desvanecer las manifestaciones, si ha desprestigiado a todo aquel que le exija respuesta ante las políticas y los resultados de estas, así como de los datos erróneos que maneja el presidente. 

El bloqueo a la libertad de organización es uno de los elementos más indignantes para el pueblo, pues la única fortaleza que tiene el pueblo es su unión y que desde los altos mando se les prohíba pensar y organizarse, debería llamarse un delito presidencial. Pero no contento con el linchamiento público que hace a las organizaciones al tacharlas de intermediarias y vividoras de moches, bloqueó cuentas de varios líderes, aunado con la implementación de leyes muy injustas donde si alguien hacía alguna manifestación en su contra, el acusado no tenía la posibilidad de demostrar su inocencia y a cambio de esa acusación, que nótese, podría ser sin pruebas, pasaba a detención preventiva, así como al despojo de tus bienes que solo podrían ser recuperados en forma monetaria. Una flagrante forma de violación de derechos humanos. 

La eliminación de programas que amortiguaban los estragos que el sistema impone sobre los más desprotegidos, privándolos de salud, de alimentación, de educación, de seguridad y hasta de la vida misma. Aunado a esto, está la defensa que ha hecho, de manera pública, el mandatario nacional de los grupos de la delincuencia organizada, argumentando que ellos también son humanos, creando en ellos un sentido de protección y superioridad frente a las fuerzas militares nacionales cuya tarea es la de la protección y defensa de los mexicanos. 

Como vemos, pues, a lo largo de los años que se ha mantenido en la silla presidencial, Andrés Manuel López Obrador no es ejemplo de respeto, ni de libertad, ni justicia, respeto ni igualdad como lo fue el cubano José Martí.

López sigue operando según le beneficie o convenga a él y se encarga de generar leyes que le permitan hacer de los derechos humanos lo que se le hinche en gana. Pero para darnos cuenta de esto, hay que aprender a leer la realidad. Pasar de confiar en sus palabras a confiar en los hechos. Quien ha dejado a México en las ruinas en que hoy estamos, fue este gobierno, no nos atrevamos a olvidar, queda prohibido olvidar.

 

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