MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los cantos de sirenas en el sur de Mérida

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En Yucatán, sobre todo en Mérida, el acceso a una vivienda se ha vuelto casi imposible. Ésta se encareció, ya sea por los materiales o por ser una capital de turistas, los costos se elevaron, en el que las viviendas “más baratas” superan los 450 mil pesos y las residencias con precios que llegan a los tres millones de pesos.

Ante este panorama, es importante señalar que la zona sur de Mérida no sólo sufre rezago habitacional, sino también de infraestructura, obras y servicios públicos, prevale la desigualdad, porque no hay un desarrollo parejo para toda Mérida. En el Norte de la ciudad, vemos una Mérida con todos los servicios, que, contrastada con un Sur, en el rezago. Podría ser en parte la mala planificación que justificó el gobernador Mauricio Vila recientemente en el inicio de la remodelación de una unidad deportiva, pero en parte es que, durante sus cinco años de gobierno, donde más le ha dado prioridad es en la zona Norte, aquel lugar donde prevalecen los negocios de los empresarios de donde salió él, las casonas, y demás, mientras que el Sur no lo integró, hasta ahorita, en ese proyecto de desarrollo.

Pero las familias yucatecas no sólo necesitan espacios dónde recrearse, como recientemente lo anunció el mandatario estatal, sino también mejores empleos, salarios, pero sobre todo tiempo, pues de acuerdo a Julio Volvinik, investigador, señaló que los mexicanos también padecen de pobreza de tiempo, al no tener tiempo libre para poder recrearse, porque si no es para el trabajo, lo usan para las tareas domésticas, pero no hay para poder tener un momento para relajarse.

Con el actual gobierno federal morenista y el estatal, las cosas vinieron a menos. Y sorprende ver que justo cuando las elecciones están en puerta, se atienden aquellas necesidades que por años les fueron planteadas, mismas que ignoraron y hoy ven con “urgencia” atenderlas.

Y es que, con la pandemia, decenas de familias que antes tenían para costear una renta, hoy ya no pudieran hacerlo, orillándolas, ya sea a vivir hacinada o construir su casa con sus propias manos con materiales endebles.

Esta última es a la que más recurren las familias, formándose así las colonias irregulares o como las muy conocidas en Mérida, “invasiones”, término que para muchos podría parecerles despectivos y hasta mal mirar a aquellas personas que, por necesidad, tuvieron que ocupar terrenos para edificar su hogar, aunque sea de lámina, a fin de guarecerse.

Pero fue justamente la necesidad que orilló a decenas de familias a tomar esta decisión, que, a pesar de ser un derecho consagrado en nuestra Constitución, no se aplica y deja fuera a cientos de familias quienes toman estas medidas que bien las autoridades gubernamentales podrían evitar.

Las familias que llegaron a la colonia Emiliano Zapata Sur III a ocupar terrenos, no por capricho, sino por necesidad, fue consecuencia de la pandemia que el mismo gobierno no apoyó a los yucatecos, desplazó a estas familias, llevándolas a tomar este tipo de decisiones.

Desde hace tres años, cuando inició la pandemia por Covid-19, las familias han sido ignoradas, despreciadas y privadas de vivir en mejores condiciones por parte del gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el estatal de Mauricio Vila y el municipal, quienes, desde hace tres años, no han podido dar solución a estas demandas.

El derecho a la vivienda no se garantiza en México, lo que obliga a cientos de familias a edificar sus casas con sus propias manos en las llamadas “invasiones”; algo que  bien las autoridades podrían evitar. 

Por ello, ante los oídos sordos de gobiernos insensibles, es como las familias de esta parte de la capital, pidieron el apoyo del antorchismo para buscar atención a sus necesidades, sobre todo la de vivienda; se avanzó con la gestión, pero ha sido justamente el gobierno, sobre todo el Instituto de Vivienda del Estado de Yucatán (IVEY) que ha puesto trabas a esta demanda.

Las familias no buscan un terreno regalado, contrario a eso, buscan que les den facilidades de pago para ir adquiriendo su vivienda e ir formando ese patrimonio para los hijos. Al visitar estos asentamientos, podemos observar que en efecto existe la necesidad de las personas, que, de no haberla, no se expondrían a tales condiciones e inclemencias del tiempo, donde en la mayoría de las ocasiones sus casas se vienen abajo por las fuertes lluvias o en recientes días, enfermarse de dengue, porque el agua encharcada en las calles de tierra se vuelve criadero de moscos.

Tres años han tenido que soportar los yucatecos en vivir en esta situación, y lo más preocupante es que a un año de las elecciones, hoy funcionarios como el director general del IVEY, Carlos Viñas Heredia, diga que sí se les está apoyando a las familias, cuando en los hechos no es así, porque de hacerlo, desde hace tres años que viven así las familias, ya se le hubieran dado solución a tan sentida demanda.

Hoy se da el derecho de decir que los “terrenos no son un regalo” y claro que no, nadie, ni mucho menos las familias, están diciendo que les regalen los predios, ellas son sabedoras de la situación y por ello desde hace tiempo, lo único que piden es facilidad de pago.

Compañeros y familias del sur de Mérida, no caigan en estos cantos de sirena, caso contrario, exijan que eso se materialice. Pero tengamos en cuenta que las cosas van a cambiar, sólo si seguimos organizados y unidos como hasta el momento lo venimos haciendo, porque es justamente el mismo pueblo el único que cambiará su situación de vida. Sigamos organizados en las filas del Movimiento Antorchista para que el día de mañana sean ustedes los que gobiernen, el pueblo, a fin de mojar las condiciones de vida, aquellas que por años nos han privado aquellos que hoy nos gobiernan. 

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