MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La revolución rusa de 1917

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La lucha que comprendió la revolución de Octubre comandada por el líder de los bolcheviques, Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, representa para los activistas de la organización, el acervo más rico de experiencias revolucionarias que demuestran que la construcción de una sociedad nueva, distinta, una sociedad que no está dividida en clases puede ser posible.

Este periodo no es únicamente un marco histórico de un proceso que queda para la historia de los libros de texto (pues en muy pocos de estos se muestra), sino una guía práctica que conviene estudiar con detenimiento para saber qué hacer y aplicarlo a las condiciones de nuestro país y tiempo. Forma parte pues, de los ejemplos puntuales donde se muestra que es posible cambiar el sistema capitalista.

Dando un salto atrás, de 1880 a 1914, el mundo tiene una mayor similitud con los años corrientes que con lo acontecido durante la URSS, en este periodo existía una desigualdad entre países, la existencia de monopolios, una intervención colonialista de superpotencias que, bajo sus pies mantenían a los países menos desarrollados, y la posibilidad de una guerra mundial. Casi un dibujo de 2023.

Entre 1880 y 1914, estos años fueron conocidos como la era del imperio en donde existía una crisis que terminó en el estallido de la Primera Guerra Mundial que concluyó hasta 1918, el desarrollo económico de la época comprendida entre 1880 a 1914 hizo posible la confrontación de las potencias. Una guerra entre potencias dividida entre “potencias centrales” integradas por el imperio Austro-Húngaro, Alemania e Italia y “La triple entente” que se integraba por Reino Unido, Francia y Rusia, siendo esta la nación más atrasada en ese entonces.

En este contexto, la Revolución de 1917 fue consecuencia de la Primera guerra mundial y, cómo lo dijese Rosa Luxemburgo “La Revolución Rusa constituye el acontecimiento más poderoso de la Guerra Mundial. Su estallido, su radicalismo sin precedentes, sus consecuencias perdurables, son la condena más evidente a las mentiras que con tanto celo propagó la socialdemocracia oficial a comienzos de la guerra como cobertura ideológica de la campaña de conquista del imperialismo alemán”.

El compendio de circunstancias entre la crisis política y económica, ocasionadas por la Primera Guerra Mundial, las insurrecciones populares contra el zarismo, la abdicación del Zar, la formación de un gobierno provisional que no satisfizo las necesidades de la población y la influencia decisiva de los partidos bolchevique y menchevique, dejaban puesto el terreno para la sublevación civil y la Rusia de aquel entonces necesitaba a quién pudiese llevar a puerto seguro a la población, necesitaba de Lenin que aún se encontraba exiliado.

Las tesis de abril y su impacto en la revolución bolchevique, se resumían en la consigna ¡Todo el poder a los soviets! Todo el poder a las clases trabajadoras, al pueblo que exigía ¡Pan, paz y trabajo! A la clase desprotegida que pedía que fuese esta misma la que gobernara.

No hubo fuerza externa capaz de terminar con la URSS, la experiencia nos ha dejado ver los errores y limarlos. Deja ver además que, la construcción de una nueva sociedad es completamente posible.

La lucha entre los soviets y el gobierno provisional tenía ya a Lenin a la cabeza, y fue esta victoria la que provocó que diferentes levantamientos de las clases populares, en el mundo se llevaran a cabo. Sí, la revolución vio la luz en octubre de 1917 y el bloque socialista colocó a la URSS como una potencia, terminando la Segunda Guerra Mundial.

No hubo fuerza externa capaz de terminar con la URSS, y aunque en nuestros días se habla de que fue la caída de está Unión de Repúblicas, la prueba irrefutable de que el “intento” socialista fue un fracaso rotundo, la experiencia nos ha dejado ver los errores y limarlos, aprender de las experiencias pasadas y combatirlas en lo inmediato y las luchas venideras. Deja ver además que, la construcción de una nueva sociedad es completamente posible.

En 1991 el derruido bloque socialista mostraba al mundo el fin de un periodo, nada más, porque el partido socialista sigue vivo, sigue latente en las entrañas del pueblo y, en nuestro país, vive en nuestra querida organización.

Compañeros, tomemos los ejemplos de la Revolución de Octubre para edificar nuestra nueva sociedad, el nuevo mundo que no descansará hasta que los humildes de nuestro país gobierne, no es una utopía, es la realidad de nuestro pueblo y su tarea histórica, todos a cumplir con esta labor que no es de nadie más, sino nuestra, de los humildes de México.

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