En los últimos días, abriéndose paso entre las notas de la tremenda inseguridad en México, de la violencia generalizada en las calles y de los señalamientos de corrupción a gente cercana al Ejecutivo federal, ha resonado fuerte y a los cuatro vientos un tema que a diferencia de los que se mencionan, difícilmente puede ser tachado de campaña negra orquestada por los adversarios políticos del presidente, o de los medios de comunicación impulsados por opositores de la 4T. Se trata de un problema muy sentido entre las masas populares, entre la gente de a pie, sobre todo en el centro y el norte del país: La escasez del agua.
Las tres fuentes de donde se abastecen nuestros connacionales de estados como Baja California Sur y Estado de México están prácticamente secas. En algunos casos se habla de que las presas están ya al 30 % de su capacidad y en otros, como San Luis Potosí, Chihuahua, Zacatecas, entre otros, se dice que ya el líquido está totalmente agotado.
Se dice que se han reportado cerca de 50 mil fugas en los últimos cuatro años sólo en las demarcaciones del Estado de México.
Esta situación nos mueve a los antorchistas tabasqueños a pronunciarnos en favor de la lucha de nuestros compañeros y habitantes en general de aquellos estados que padecen este mal; a todos ellos les enviamos desde aquí un abrazo fraterno, un abrazo solidario.
Nosotros partimos de la idea de que este no es un mal del todo inevitable; que no es una desgracia fatal que sea en su totalidad imposible de corregir; el problema es que se ha venido dejando en el abandono, es decir, se ha dejado de atender y se han dejado de tomar medidas preventivas por parte de nuestras autoridades y no es hasta que ya tenemos el problema encima que queremos reaccionar y queremos resolver las cosas.
Como ejemplo, varios organismos han indicado que estamos a menos de 100 días del llamado “día cero”, es decir, del día en que ya no habrá agua para abastecer a los habitantes de esa región del país y apenas hasta este momento es que los encargados de administrarla empiezan a preocuparse supuestamente para enfrentar la situación.
En este contexto hay académicos y organizaciones que aseguran que la situación se complica principalmente porque aunado a la escasez del agua hay una muy mala gestión, lo que provoca que la falta de agua sea mayor. La Coparmex denunció hace algunos días que el Gobierno federal ha actuado de manera muy superficial; con mucho descuido y mucha irresponsabilidad.
Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha señalado que para satisfacer la demanda en un futuro, el Estado mexicano necesita actualizar las leyes que regulan el manejo del agua y sobre todo modernizar la infraestructura hidráulica del país.
Se dice que se han reportado cerca de 50 mil fugas en los últimos cuatro años sólo en las demarcaciones del Estado de México y eso es totalmente cierto.
En Tabasco, cualquiera que camine por las calles del lugar donde vive o incluso de las calles céntricas de la capital, por todos lados, verá calles inundadas y charcos brotando, porque hay tuberías que están rotas desde hace mucho tiempo y las autoridades no les dan el mantenimiento adecuado; eso por un lado y por el otro, los arroyos y nuestro río contaminados totalmente o invadidos de basura o de lirio acuático sin que nadie haga nada.
Y sin ir más lejos, todos recordamos el famoso “plan hídrico” integral que un comité ciudadano estuvo promoviendo hace unos meses en todo nuestro estado. Yo pregunto: ¿qué se ha hecho con ese plan hídrico?
Si bien es cierto que fue motivado por las inundaciones de aquellos años, también es cierto que ese plan contempla un mejor aprovechamiento del vital líquido a fin de que sea captada no sólo para que no se desborde sino para que sea almacenada adecuadamente y se pueda aprovechar mejor en tiempos de escasez.
Porque aunque parezca increíble, también en el estado hemos tenido años de sequía donde padecen no solo las familias más pobres sino que también se mueren de sed los animales de los ranchos ganaderos.
Por último, es necesario que quede claro que la severa crisis de falta de agua tiene como responsable principal al Gobierno federal que no ha destinado suficientes recursos para echar a andar un plan hídrico integral a nivel nacional, similar al que se proponía aquí en el estado para atender esta calamidad; pero también lo son los Gobiernos estatales y municipales, porque no han implementado políticas adecuadas para el manejo, la distribución y el uso responsable del agua y así prevenir este tipo de contingencias.
Nosotros no estamos en contra de que se embellezcan los espacios públicos para que las familias puedan disfrutar de un sano esparcimiento un fin de semana, o se invierta en grandes obras que estén pensadas para heredar un gran legado para la posteridad, o que se apoye con dinero en efectivo a los más necesitados; con lo que no estamos de acuerdo es que se haga todo eso a costa de hacer a un lado la construcción de obras que nos permitan canalizar, almacenar, distribuir y de ser necesario racionalizar lo más urgente que es el agua.
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