MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Gritaremos justicia y la obtendremos

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México, así como casi toda América Latina y el mundo, tienen sociedades que se han edificado sobre una historia en la que dos clases sociales irreconciliables han tenido que coexistir, donde una, que representa el sector más pequeño de la sociedad, ha mantenido su dominio sobre otra, que representa al sector más grande y que no son otros si no los creadores de la riqueza que disfrutan los primeros. La forma en la que logran estos propósitos varía según la sociedad y su forma de organización para producir sus medios materiales, pero de que se han mantenido, la muestra la vivimos y la sentimos hasta el día de hoy.

Las contradicciones que se viven en las sociedades divididas en clases permiten, aunque no se acepte por los defensores de los sistemas que las rigen, que exista, en primer lugar, la desigualdad, las carencias, los vicios, las atrocidades y por sobre todo el hambre de poder, de ganancia, del sentimiento de superioridad. No solo de fuerza o inteligencia, sino incluso de raza, como nos lo ha demostrado la historia en Alemania con el nazismo, y en Estados Unidos y más partes del mundo con el racismo que se vive hasta nuestros días.

Estos legados que nos dejan los sistemas de explotación, permitieron que hasta el día de hoy haya miles de millones de personas en el mundo que viven en pobreza, en la miseria material que, aunado a la pobreza espiritual y al poco o nulo acceso a la educación, al arte, la cultura, por parte de una buena parte de la sociedad, termina realizando todo tipo de actos que el mismo sistema le ha enseñado, para obtener un mínimo poder o por servir a alguien con poder, aumentando así las cifras de homicidios, feminicidios, violencia.

Muchas veces nosotros, los hombres, la raza humana que se caracteriza por utilizar el raciocinio para cada uno de nuestros actos, al crecer y conocer lo que nos rodea a través de la observación, el estudio superficial o a profundidad de los fenómenos, al conocer nuestra historia y con esto al comprender, bien o mal el presente de carencia, pobreza, injusticia, violencia, etc., intentamos siempre encontrar en la razón misma una explicación lógica a estos fenómenos, a esta realidad tan cruel que nos toca vivir. De forma tal que siempre ante un acto de crueldad, en el que un hombre abusa de otro sin remordimiento, sin pensarlo dos veces o por simple placer, intentamos siempre encontrarle alguna razón lógica a este acto y nos desgastamos en encontrar alguna explicación.

Pues lo sucedido en Guerrero, con tres personas de bien, dos adultos que dedicaron sus conocimientos, fuerza y vida a la transformación de este mundo putrefacto en uno mejor, hombres que estudiaban la historia, que conocían los males de la sociedad y el camino para erradicarlos, dos hombres que jamás, jamás, ni por error, practicaron actos ilícitos, ni consumieron estupefacientes u opioides, que no tenían relación alguna con organizaciones delictivas, que además tenían un hijo al que educaban con la intención de que fuera un hombre noble, justo, que sintiera y se incomodara con la injusticia y mismo que les fue arrebatado de la manera más inhumana e insensible que se pueda conocer en la historia de las atrocidades humanas, no tiene explicación lógica y no se perdona.

Mercedes Martínez y Conrado Hernández, eran una mujer y un hombre amados y respetados por todos los que los conocieron, incluso por aquellos que ocupando un cargo público, los recibieron en sus instalaciones encabezando manifestaciones y dirigiendo masas, y su hijo, que decir sobre un niño de cinco años que practicaba arte y cultura y que se desenvolvía en un ambiente de hermandad y cuya pureza nadie sería capaz de cuestionar.

Estas tres almas nobles fueron víctimas de este sistema que se rehúsa, a toda costa, a desaparecer o transformarse. Pero no son víctimas como las más de 151 mil por homicidios dolosos que han caído en este sexenio, ni de los 535 homicidios en lo que va de 2023 en el estado de Guerrero, estado que ocupa, además, el octavo lugar a nivel nacional en homicidios dolosos.

Nuestros compañeros eran luchadores sociales, eran personas que veían por los problemas de los demás por encima de los propios, eran hombres que no merecían ni lo que nos tiene al Movimiento Antorchista en lucha constante, ni se merecen el desinterés de las autoridades ni su desidia, inexperiencia e incapacidad.

Estos actos, como muchos por los que pasa el pueblo de México, son actos cuya solución está en manos de las autoridades que tienen la obligación, la capacidad material y de equipo para solucionarlos. Pero sabemos que a pesar de que desde 1824 con Guadalupe Victoria, el porvenir y bienestar de los mexicanos ha estado en manos de un aparato de Gobierno que se supone, existe para gobernar y proporcionar a todos los habitantes del país, condiciones de vida, la realidad es que esto es una farsa y no funciona. Por eso, la segunda estancia en cuyas manos está la solución a este problema, es la lucha del pueblo organizado.

Por esta razón, el pueblo organizado en el Movimiento Antorchista empezó una serie de movilizaciones como forma de protesta y para denunciar la inactividad de las autoridades a pesar de que estas anuncian a través de sus redes sociales que sí están procediendo.

A un mes y ocho días, no se tiene ni señales de que las autoridades e instituciones facultadas estén buscando a los responsables de este crimen atroz y, por supuesto, no se ha brindado justicia. Por esto, después de la marcha que se realizó en Guerrero el pasado 18 de mayo, el 25 del presente mes realizaremos mitin y cadenas humanas en todos los estados del país.

Antorcha no se rendirá y continuará exigiendo justicia para nuestros compañeros y cárcel para los culpables. 

 

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