MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Del olvido al progreso: 26 años de lucha en la colonia Gerardo Pérez

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El 31 de agosto no será un día cualquiera para los vecinos de la colonia Gerardo Pérez, en Emiliano Zapata, Morelos. Será la fecha en que se cumplan 26 años desde que un grupo de familias humildes, armadas únicamente con su necesidad y su voluntad de vivir dignamente, comenzaron una lucha que transformaría para siempre este rincón del estado.

En 1999, lo que hoy es la colonia Gerardo Pérez era apenas un terreno olvidado. No había calles, postes de luz, agua potable ni drenaje. La tierra era dura en tiempos de sequía y lodo espeso en temporada de lluvias. 

Las familias entendieron que, solas, no lograrían nada, y que el abandono oficial sólo podía enfrentarse con unidad y constancia; entonces encontraron el respaldo del Movimiento Antorchista.

Las casas, levantadas con láminas, madera y cartón, eran frágiles, pero para muchas familias significaban la única posibilidad de tener un techo propio, lejos de la inestabilidad y los altos costos del alquiler.

El agua se conseguía a pie, caminando más de media hora hasta una avenida principal para encontrar una llave pública o un vecino solidario. El transporte público quedaba lejos y la llegada a los centros de trabajo o a la escuela era un reto diario. No había centros de salud ni escuelas cercanas, lo que agravaba las dificultades de las familias con hijos pequeños.

Pero aquel panorama, lejos de desanimar, encendió la chispa de la organización. Las familias entendieron que, solas, no lograrían nada, y que el abandono oficial sólo podía enfrentarse con unidad y constancia.

Fue entonces cuando encontraron el respaldo del Movimiento Antorchista, una organización que no sólo les tendió la mano en la gestión de servicios, sino que les dio herramientas para luchar, les enseñó a tocar puertas y a no rendirse ante la indiferencia del gobierno.

El proceso fue largo y duro. Las gestiones iniciales para colocar los primeros postes de luz fueron rechazadas una y otra vez bajo pretextos como “no hay presupuesto” o “la colonia no está reconocida”.

Pasaron tres años antes de que la electricidad llegara a las primeras calles. El agua potable fue otra batalla: durante años, los vecinos tuvieron que acarrearla desde lejos, compartiendo lo poco que tenían. Con el tiempo, y gracias a la movilización permanente, lograron que se instalara la red hidráulica.

Cada avance fue una conquista. La pavimentación de calles, el drenaje, el alumbrado público, las escuelas y el transporte más cercano no fueron dádivas gubernamentales, sino frutos de la presión organizada. Incluso las escuelas que hoy existen —preescolar, primaria y preparatoria— son el resultado de esa lucha constante, que no se limitó a pedir, sino que exigió, argumentó y movilizó.

En sus primeros años, algunos despectivamente llamaban a este asentamiento “la colonia cartón”, como si la pobreza fuera motivo de burla y no de indignación. Sin embargo, esa etiqueta fue superada por la realidad: con el trabajo colectivo, Gerardo Pérez se transformó en una comunidad sólida, con infraestructura básica y un tejido social fortalecido.

Hoy, 26 años después, sus habitantes ven con orgullo el camino recorrido. Lo que comenzó como un terreno sin servicios se ha convertido en un espacio habitable y digno para cientos de familias. Y, lo más importante, se ha consolidado una conciencia colectiva: la certeza de que la organización popular es la única vía para que los más pobres conquisten sus derechos.

El aniversario no es sólo una fecha para celebrar, sino un recordatorio de que la lucha debe continuar. Persisten necesidades que exigen atención y la experiencia de estos años demuestra que nada se obtiene sin insistencia y presión. Las autoridades suelen atender únicamente cuando la comunidad se hace escuchar de manera organizada.

La historia de Gerardo Pérez es también un mensaje para otras colonias y comunidades: esperar pasivamente a que el gobierno actúe es condenarse a seguir en el abandono. En cambio, unirse, formarse políticamente y luchar de manera colectiva es la receta para transformar la realidad.

Este 31 de agosto, la colonia no sólo festejará su fundación, sino también su identidad forjada en la resistencia, su ejemplo de dignidad y su compromiso de seguir avanzando. Gerardo Pérez es prueba viva de que, cuando el pueblo se une y persevera, no hay obstáculo que pueda detenerlo.

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