El pasado 6 de septiembre se dio a conocer que Claudia Sheinbaum fue la ganadora de la encuesta que realizó Morena para elegir al Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación cosa que no sorprendió a nadie porque ya era carta cantada, puesto que el 29 de septiembre de 2021 en un evento en la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador le levantó la mano a Sheinbaum y dijo ante la prensa “es ella”…No hubo vuelta atrás.
Se vio claramente que los dardos estaban cargados en favor de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México y por más que las otras “corcholatas” hicieron su “luchita”, ellos mismos sabían quién era la preferida por el “número uno” y por lo tanto no había mucho que hacer, solo circo, maroma y teatro en este proceso interno.
De todos modos, algunos aspirantes como Marcelo Ebrard, ex canciller y amigo (por lo menos hasta antes de darse a conocer la encuesta) muy cercano de López Obrador, dio la batalla para tratar de torcer el destino, pero la estampa de Sheinbaum como favorita, quedó marcada con fuego.
Como dije, este proceso interno para elegir a quien en los hechos será la candidata de López Obrador y Morena para la presidencia de la República en 2024, fue todo un show de telenovela, además se vio que el modus operandis del gobierno de la autodenominada “Cuarta Transformación”, ese que dice que ya no hay corrupción, que se acabó el neoliberalismo, que “ya no somos iguales”, entre otras cosas que ni ellos mismos se creen, es una copia corregida y aumentada del viejo PRI. Veamos.
Los aspirantes morenistas tuvieron desde el 19 de junio al 27 de agosto para realizar “asambleas informativas” y dar a conocer sus propuestas a los ciudadanos. Tenían prohibido descalificar al resto de los contendientes y el uso de recursos públicos para publicidad, por lo que la dirigencia morenista estableció que los aspirantes sólo podrían gastar cinco millones de pesos para financiar sus giras y mítines en los 70 días que tenían de campaña para que se hiciera la encuesta donde decidirían quién sería la o el candidato de la 4T en los comicios del 2024.
Pero lejos de ser una contienda austera que mostrara realmente que hay un verdadero cambio en la forma de hacer política de nuestro país, fue todo lo contario. Pudimos ver un despilfarro de dinero por parte de todas las “corcholtas”, pero, sobre todo, de Claudia Sheibaum y el tabasqueño Adán Augusto.
Lejos de ser una contienda austera que mostrara realmente que hay un verdadero cambio en la forma de hacer política de nuestro país, fue todo lo contario. Pudimos ver un despilfarro de dinero por parte de todas las “corcholtas”, pero, sobre todo, de Claudia Sheibaum y el tabasqueño Adán Augusto.
Todos fuimos testigos de los miles de espectaculares y bardas con los nombres y las caras de los aspirantes, los mítines multitudinarios, los escenarios grandilocuentes, el acarreo de cientos de personas, la incontable utilería –gorras, playeras, banderas, matracas– y las famosas campañas en redes sociales. Todo esto, como en los mejores tiempos del PRI.
Y, por si fuera poco, los programas de gobierno que maneja la Secretaría del Bienestar y otras dependencias fueron utilizados para beneficiar a la aspirante preferida de López Obrador, esto que digo fue denunciado por Marcelo Ebrard: “Nuestro recorrido es austero, no estamos promoviendo eventos con acarreo, no estamos promoviendo acciones que nos recuerden a los ochenta, eso nosotros no lo vamos a hacer. Firmamos que no habría derroche de recursos, lo estamos cumpliendo, pero otros no”. Las críticas de Ebrard y en su momento, también de Ricardo Monreal, tenían claros destinatarios, aunque no los nombraran: Claudia Sheinbaum y Adán Augusto.
En un mitin de Adán Augusto en Guadalajara, operadores del exsecretario repartieron dinero en efectivo a los asistentes, según documentó el periódico Reforma. Pero al ex secretario de gobierno e impulsor de la ley garrote en Tabasco, no le interesó lo que se decía del despilfarro de dinero y sólo comentó a los medios: “Voy a gastar mucho menos que esa cantidad que el partido puso a disposición” lo cual, a todas luces no era cierto.
Todo esto y más que no menciono por obvia razón de espacio, sucedió en el proceso interno de Morena, este proceso que no fue formalmente ni una precampaña ni una campaña y no sólo reveló la verdadera cara de Morena, sino que también se pudo ver que son capaces de darse hasta con el sartén entre “compañeros” para lograr el preciado objetivo: “la continuación de la 4T”.
¡El despilfarro de dinero en las nada austeras campañas de las “corcholtas”!, se dio en un país con muchas carencias de todo tipo, en un país donde la inseguridad está al rojo vivo y el crimen organizado sigue ganando terreno. La falta de obras públicas y mejoramiento de los servicios es nula, la gente cada día está peor; el sector salud cada día retrocede más, no hay medicamentos para el cáncer, diabetes, etcétera, ¡nada que ver con los países nórdicos! Entre muchas otras carencias que revelan que el gobierno de la 4T ha traído retroceso y más pobreza a nuestra patria.
Ídem más, se siguen regalando miles de millones de pesos en programas electoreros que también sirven para controlar y tener votos seguros para el actual partido oficial, pero a costa de que la gente no reciba mejores servicios u obras públicas, tampoco verdaderos proyectos que sirvan para crecer y no depender del gobierno.
Todos los mexicanos, indistintamente de su clase social, pero sobre todo los que menos tienen, debemos analizar los problemas que hoy nos están llevando a un callejón sin salida. Que el gobierno de López Obrador y su “4T” no son lo que dicen ser, sino al contrario, son un lobo con piel de oveja, por lo que debemos unirnos y organizarnos para que en las próximas elecciones al menos escojamos, para gobierno de la República, el menos malo, pero que, sin duda, no será de Morena. Vale.
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