La creación de mi mundo pide brazos dispuestos...
Reza el poema "Inquietud" del Maestro Aquiles Córdova Morán, inquietud que se ha venido haciendo realidad durante más de 50 años, millones de brazos y cerebros sin par se han propuesto transformar la situación tan lacerante en la que vive el pueblo de México, y hoy fue una prueba más de eso.
Miles de antorchistas bajacalifornianos se concentraron en el Centro de Alto Rendimiento de la ciudad de Tijuana, para festejar dos décadas de esfuerzo, lucha y logros en favor de los intereses de los trabajadores.
A la cabeza de este contingente el profesor Ignacio Acosta Montes, un hombre lúcido y culto, quien ha tenido la importante y compleja tarea de unificar a una masa trabajadora dispar que día a día es acosada por los vicios y la violencia muy velados por el vecino del norte, en contubernio con el gobierno.
Una difícil tarea que han sabido cumplir con un equipo de activistas y maestros que se ponen la camiseta del arduo trabajo que ese objetivo conlleva: quitar de las garras violentas e inhumanas del sistema para formar hombres nuevos.
Cientos de jóvenes han sido beneficiados por las escuelas que se han formado, donde los estudiantes aprenden ciencia, arte y a luchar por sus derechos.
De ahí han salido jovencitos como Dianita, a quien tengo el gusto de conocer y saber cómo va su formación. Varios son ya, que como ella, han echado su suerte con la causa, lo cual es de gran satisfacción. Escuchar el Himno de Antorcha en voz de niños y jovencitos estremece el corazón.
"Vamos a seguir cumpliendo nuestro cometido de estar unidos y no traicionar jamás a nuestra organización", invita con entusiasmo la Maestra Hersilia Córdova, al mar de gente que tiene enfrente. "Antorcha tiene el único proyecto que sacará adelante a nuestro país", afirma contundentemente.
No podía ser otra la respuesta que un estruendoso ¡sí! ¡Qué viva Antorcha! ¡Qué viva Aquiles Córdova Morán! Así reafirmaban los antorchistas bajacalifornianos la frase que vestía su evento: la creación de mi mundo pide brazos dispuestos. "Necesitamos que los hijos del pueblo pobre gobiernen este país, y ya los estamos formando", dijo emocionada la maestra Hersilia.
Fue en ese momento cuando el niño que estaba ondeando la bandera con fuerza, se detuvo y permaneció escuchando el discurso. Quizá no entienda a profundidad de qué va todo lo dicho, pero estoy seguro que entiende que Antorcha lo ha beneficiado y está de acuerdo.
No cabe duda que sólo unidos y organizados seguiremos saliendo adelante, formando a la niñez y juventud para la construcción de un mundo lleno de luces.
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