MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante desastres naturales en México, el desinterés gubernamental

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En México, los desastres naturales se intensifican mientras las autoridades continúan sin atender las causas estructurales ni ofrecer soluciones reales a los más vulnerables.

El pueblo de México debe despertar y no permitir que los gobernantes sigan con sus incapacidades y mentiras ante los problemas que aquejan a los mexicanos.

En nuestro país cada día se percibe un aumento en la intensidad y frecuencia de los desastres naturales, derivados de varios factores, incluyendo la ubicación geográfica del país, que hace que lo exponga a diversos fenómenos como huracanes, terremotos, sequías e inundaciones, que se agravan con el cambio climático; como olas de calor más intensas, sequías prolongadas, lluvias torrenciales y un incremento en la intensidad de los huracanes, según estudios de especialistas mexicanos.

En los últimos días las inundaciones son comunes en muchas partes de México, así como los daños significativos que éstas han causado. Vemos en los diarios cómo miles de familias mexicanas ven destruido su patrimonio, su tranquilidad y, en algunos casos, pierden incluso a sus seres queridos.

Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres, en 2023 los eventos hidrometeorológicos —es decir, las lluvias y huracanes— representaron el 98.1 % de los daños por desastres naturales.

En Morelos, por ejemplo, las fuertes lluvias recientes han causado inundaciones y desbordamientos de ríos en varios municipios como Cuernavaca, Puente de Ixtla, Jiutepec, Yautepec, Jojutla, Cuautla, entre otros.

Pero, como siempre, los más afectados son los mismos: los más pobres, los que viven en zonas donde no hay drenaje o donde el sistema de drenaje está completamente colapsado por la falta de mantenimiento. Y lo peor: hay comunidades donde el sistema de desagüe ni siquiera existe y la gente ya sabe que cada año sus casas se van a inundar.

A pesar de que se sabe perfectamente que entre los meses de junio a septiembre ocurre el 76 % de la precipitación anual, vemos cómo el gobierno mexicano sigue sin actuar. Pese a esa información no existen programas sólidos de mantenimiento, prevención y alerta temprana.

El sistema de túneles y drenajes profundos, que tienen como objetivo fundamental los controles de inundaciones, no está operando correctamente; tienen problemas de falta de mantenimiento, lo que ha llevado a situaciones críticas como inundaciones y fallas en la infraestructura, problema que se agrava con el envejecimiento de la infraestructura y la falta de inversión en su mantenimiento y renovación.

El desazolve de los sistemas de drenaje es deficiente o nulo, las coladeras están obstruidas por basura que nunca se recoge, los canales están tapados y, por si fuera poco, los presupuestos destinados a infraestructura han sido recortados año con año, a pesar de las advertencias de especialistas, a pesar de las evidencias que se acumulan en cada temporada de lluvias.

Pero el gobierno de la “Cuarta Transformación” asegura que el nuevo esquema de atención a desastres es más eficiente y transparente, y que los recursos se canalizan directamente. También argumentan que cuentan con mecanismos más eficientes para atender las emergencias y que Fonden era un barril sin fondo donde se robaban los recursos. Pero hasta ahora no hemos visto nada nuevo, o bien, que se estén implementando planes integrales para la prevención de desastres o la recuperación de las zonas afectadas.

El pasado 6 de julio, en los Altos de Morelos, cayó una granizada que devastó cultivos en Totolapan, donde los productores agrícolas de la zona sufrieron pérdidas en sus siembras que van desde el 50 % hasta la pérdida total. Y hasta ahora las autoridades no han dicho nada, salvo el censo de los afectados, pero esa cantaleta ya nos la sabemos. No vemos una política seria, no vemos prevención, no vemos mantenimiento.

Desafortunadamente, las últimas lluvias nos han recordado —con crudeza— que seguimos igual o peor que hace años. Hay abandono, hay familias que pierden todo como cada año. ¿Hasta cuándo el pueblo mexicano va a seguir tolerando que el Estado no cumpla con sus responsabilidades más básicas? ¿Hasta cuándo permitirá que se le diga que “fue mucha lluvia” como excusa válida?

El pueblo de México debe despertar y no permitir que los gobernantes sigan con sus incapacidades y mentiras ante los problemas que aquejan a los mexicanos.

Las inundaciones, así como las pérdidas por las lluvias torrenciales, no son una maldición divina: son el resultado de malas decisiones políticas, de gobiernos que no tienen interés en resolver los problemas del pueblo. Por lo tanto, el pueblo debe exigir lo que por derecho le corresponde: una infraestructura digna, pueblos y ciudades seguras, y un país que proteja a sus ciudadanos.

México requiere una nueva clase política, nacida de las entrañas del pueblo, que conozca las necesidades, que sepa qué es lo que hay que hacer y que tenga el respaldo popular para hacerlo, no un gobierno como el actual, que sigue recortando presupuestos, ignorando las advertencias, que gasta nuestros impuestos en propaganda y conciertos clientelistas, o en los programas de tarjetitas para mantener al pueblo callado para que no exija que se invierta en infraestructura. Un gobierno que sigue abandonando a los sectores más vulnerables. Lo vimos con el covid, lo vemos ahora con las lluvias, lo vemos todos los días en la falta de servicios públicos.

Se requiere un gobierno que sea capaz de tomar decisiones a favor de los que más sufren, de los que menos tienen, que es el pueblo humilde y trabajador. Eso lo puede lograr un pueblo unido, organizado y consciente.

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