MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

AMLO impone barreras para erradicar la pobreza en México

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Tras conseguir la victoria en 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), le prometió a los menos favorecidos del país que pondría fin a su abandono, al impulsar el lema de “primero los pobres”. El partido que fundó, Morena, se lanzó hace más de una década con la consigna de reducir la desigualdad y empoderar a los millones de mexicanos marginados que la mayoría de los partidos políticos generalmente descuidaron.

Pero a un año de concluir su sexenio, la situación de las clases bajas empeoró, ahora los pobres son más pobres, a tal grado que los economistas afirman que el fallido proyecto de nación del presidente no se debe únicamente al efecto de deterioro de la inflación o las secuelas de la pandemia, sino también al resultado de una mala gestión social y deficiente política economía.

Las expectativas de los pobres eran inmensas: reducir la pobreza entre los 132 millones de mexicanos. ¿Cuántos son hoy realmente los pobres en México? Paradójicamente, la lucha contra la pobreza sigue siendo un gran desafío.

Aunque el gobierno de la Cuarta Transformación presuma, a diestra y siniestra, que se están haciendo esfuerzos e implementando políticas públicas para superar la pobreza, lo cierto es que 55.7 millones de mexicanos enfrentan serias dificultades para acceder a una vida digna y saludable.

Sin duda, en cinco años de gobierno morenista, lo único a destacar y reconocerle al mandatario federal, es el aumentó drásticamente al desempleo, que persiste la falta de oportunidades laborales de calidad, la informalidad y la subocupación; estos son sólo algunos de los factores fundamentales que contribuye a que no disminuya la desigualdad y marginación social.

Estos elementos juegan contra los programas sociales -como las pensiones a adultos mayores y personas con discapacidad, becas a estudiantes, “Jóvenes Construyendo el Futuro”, “Sembrando Vida”, etcétera-. Lamentablemente, ninguna de estas estrategias sociales contra la marginación social ha funcionado; los programas sociales no sustituirán las necesidades básicas, es imperativo y urgente que se mitigue el efecto corrosivo de la crisis en el empleo y mejore los ingresos de la población porque las tarjetas de transferencia monetaria, únicamente es un paliativo, algo así como un mejoralito de ayuda para calmar un rato el hambre, insuficiente para vivir dignamente, como lo establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

El pueblo trabajador debe entender que vivir del dinero público es lo que los gobiernos quieren, pues sólo así podrán manipularlo cuantas veces quieran, no somos unos miserables pidiendo limosna al Presidente, sólo que aumente los salarios porque los mexicanos sabemos ganarnos la vida trabajando.

En efecto, los programas sociales de López Obrador son una barrera porque no está diseñado y planeado para sacar a los pobres de su miseria y atraso, no tiene la intención de mejorar y lograr una distribución más justa de los recursos públicos, que sirvan para atender a la población más desprotegida, por lo que no tiene como meta disminuir y mucho menos erradicar la indigencia. Y sin hacer un gran esfuerzo, es evidente que están hechos para sostener la popularidad de López Obrador y mantener una firme base electoral lista para votar por los candidatos de Morena.

De los muchos problemas que padece México, como la inseguridad, el pésimo servicio de salud, el deterioro de la educación, el desempleo, la corrupción y muchos otros; la pobreza es sin lugar a duda el principal problema de nuestra patria. Mientras no se combata con una política social del gobierno federal, que se tomen las medidas correctas, el número de pobres seguirá creciendo, si no se atiende este flagelo, no podemos hablar de una verdadera prosperidad social, mientras millones de ciudadanos no tengan ingresos suficientes ni para los tres alimentos diarios.

El principal factor que impide que en México sea incontrolable la desigualdad y al parecer seguirá acelerándose hasta alcanzar niveles catastróficos, más notable, incluso, tras la crisis que provocó la pandemia de covid-19; los niveles de pobreza hacen que la desigualdad se incremente en todos los rincones de México y del mundo, ese fenómeno es la acumulación de la riqueza en unas cuantas manos y sería bueno que el pueblo trabajador se dé cuenta que todos somos víctimas de la sociedad capitalista y de los gobiernos que la dirigen y representan.

Esos son los factores que determinan la concentración de la riqueza al mismo tiempo que carecen de mecanismos para regular y distribuirla entre los pobres. Lamentablemente AMLO y su 4T, al estar segado de poder, se niega a visualizar que la pobreza y la desigualdad nacen de la entraña del modelo capitalista, del neoliberalismo impuesto casi a la fuerza a la mayoría de los países, incluido el nuestro.

Contrario a la Cuarta Transformación de AMLO, una verdadera transformación debería ser el cambio profundo de la economía para beneficio de los trabajadores, creadores de la riqueza social y de su valor; de los cuales se debe erradicar el modelo neoliberal por otro modelo económico que impulse una política de cobro de impuestos progresiva y justiciera, que cree empleos para todos, bien remunerados y que implemente una política social orientada a resolver la marginación y falta de desarrollo en el país, todo ello alentado con la decidida intervención del Estado, con la participación de la clase empresarial y con la fuerza organizada y consciente del pueblo trabajador, en aras de construir una sociedad fuerte económicamente, altamente productiva, soberana, y equitativa en el reparto de la riqueza nacional ¿La 4T va acaso por este camino? No, definitivamente.

Por tanto, los verdaderos cambios sociales no los debemos esperar de los gobernantes en turno sino de la participación organizada del pueblo, mientras más articulada y numerosa sea, tendrá más posibilidades de influir en la solución de los grandes problemas que impera en nuestro país. Asimismo, para lograr una distribución más sensata y justa de la riqueza social es indispensable lanzarse a la dura y difícil tarea de concientizar y organizar a las víctimas de la pobreza y la desigualdad y unirlos para ser la poderosa fuerza que cambie la situación en favor de los olvidados y pobres de nuestra patria.


 

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