MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A propósito de la abolición de la esclavitud en México

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El día 5 de octubre de 1813, tres años después del inicio del movimiento de Independencia en México, José María Morelos y Pavón, en la ciudad de Chilpancingo, firmó un decreto mediante el cual se declaraba abolida la esclavitud en nuestro país.

Desde entonces todos los mexicanos somos libres. En el esclavismo, el esclavista era dueño de nuestra fuerza de trabajo, en el feudalismo el terrateniente era el dueño, ahora en nuestra sociedad cada uno es dueño de su fuerza de trabajo y tiene la libertad de venderla donde mejor le convenga.

Esta libertad es relativa, pues en el esclavismo y el feudalismo los dueños de la fuerza de trabajo debían hacerse cargo de las necesidades más básicas de su propiedad, en la sociedad actual capitalista cada uno somos responsables de satisfacer nuestras propias necesidades con el producto de la venta de nuestra fuerza de trabajo: el salario.

Las condiciones de libertad no garantizan el bienestar para los mexicanos. El salario mínimo es un indicador mediante el cual se asegura que los trabajadores resuelvan sus necesidades básicas y la canasta alimentaria básica mide los satisfactores nutricionales mínimos que necesita una persona para no morir de inanición.

Actualmente el salario mínimo en nuestro país es de 102.68 en la zona urbana A: 3,080 pesos mensuales. En México, de 45.6 millones de trabajadores, 43.3 millones perciben de 0 a 5 salarios mínimos: el 80 por ciento tiene de 0 a 3 salarios mínimos y el 20 por ciento recibe de 3 a 5, es decir la mayoría de los trabajadores ganan máximo 9 mil 254 peso mensuales.

De esos 9 mil 254 pesos, el trabajador necesita según el CONEVAL 2019, 6,216.48 pesos para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria y alimentarse él y su familia, para la canasta básica no alimentaria necesitaría la cantidad de 6,165.71. Un total de 12 mil 382 pesos mensuales.

Además, la Secretaria del Trabajo y Prevención Social declaró que en México el salario perdió 80 por ciento de su poder adquisitivo en las últimas cuatro décadas. El reciente aumento en el salario mínimo solo revierte el 5 por ciento de esa perdida. Es decir, si antes con diez pesos comprábamos mil mililitros de leche, ahora con esos mismos diez pesos compramos solo 250 mililitros.

Sin duda la abolición de la esclavitud en México fue una hazaña trascendente del pueblo organizado que luchó por la independencia de nuestro país, sin embargo, para llevar a término esa lucha por la libertad debemos garantizar que el pueblo mexicano verdaderamente tenga cubiertas sus necesidades, que se hagan valer sus garantías individuales, que la riqueza se distribuya mejor entre sus verdaderos generadores: los trabajadores.

Para lograr la plena libertad del pueblo mexicano es necesario luchar por un cambio de modelo económico en el que sea prioridad los intereses de la mayoría de los mexicanos, con trabajo para todos, salarios remuneradores, una política fiscal que no abuse de los que menos tienen y mejor reparto del gasto público, que se invierta más donde más se necesita. Solo de esta forma haremos justicia a la memoria de miles de mexicanos que lucharon contra la esclavitud.

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