La falta del líquido es el problema que más afecta a los mexiquenses, y se agrava por la precariedad de los servicios en las zonas marginadas
En el municipio de Nicolás Romero, Estado de México, continúan las inconformidades vecinales por el desabasto de agua potable: en el transcurso del año, por lo menos doce comunidades se han movilizado hacia las oficinas del órgano encargado de administrar el líquido, Sapasnir, para exigir el suministro del vital líquido.
Los vecinos que se han manifestado provienen de las colonias El Tráfico, El Vidrio, Morelos, Pedro Sánchez Camacho, Juan Manuel Celis, Manuel Serrano, Espartaco, La Libertad, Balcones de Santa Ana, Elsa Córdova, Granjas Guadalupe y San Isidro La Paz.
En algunos casos, como el de la colonia Pedro Sánchez Camacho, no cuentan con la red pública que la dote de agua potable, por lo que su demanda a los gobiernos municipal y estatal es la introducción de la infraestructura necesaria y el suministro correspondiente.
Asimismo, falta agua en los fraccionamientos Villas de Cuautitlán, Tlaxculpas, Cebadales, Las Trojes y Santiago de Cuautitlán, donde también se manifestaron públicamente para exigir el suministro a las autoridades, tal como sucedió el pasado 14 de mayo en el semáforo de la avenida Santa Elena-Coacalco.
El Estado de México es la entidad federativa con mayor número de habitantes del país. Para este 2025 se estima, según fuentes oficiales, que su población sobrepasa los 17 millones 500 mil habitantes, de los cuales, de acuerdo al último registro del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) del 2022, el 48.9 %, es decir, 8 millones 350 mil personas, vivían en condiciones de pobreza y más de 1 millón 410 mil mexiquenses en pobreza extrema, condición que se agrava por la situación de marginalidad que prevalece, sobre todo, por la falta de obras y servicios dentro de las zonas urbanas y rurales catalogadas como populares.
De esta población, más de 1 millón 638 mil habitantes se encuentran sin acceso a los servicios básicos en la vivienda, cifra que se incrementó de 2.9 a 3.2 puntos porcentuales, según los datos del Coneval, que se reflejan en la actualidad en 460 comunidades con rezago social en el Estado de México.
El problema que más afecta a los mexiquenses es la falta de agua potable, el cual el año pasado se agravó por la escasa construcción y mantenimiento de infraestructura hídrica, aunado a la sequía, la disminución y corte del suministro del Sistema Cutzamala, que ocasionaron que el 96.2 % de la población se viera afectada.
“La falta de agua potable es un problema que afecta a los más pobres, ya que la insalubridad que se genera causa enfermedades infecciosas como la diarrea, el cólera y la hepatitis, entre otras, que laceran principalmente a niños y ancianos”, aseguró la señora Eufrosina Caballero, vecina de la colonia El Tráfico.
Esta problemática, añadió, también afecta nuestra economía familiar porque cada hogar tiene que gastar, quincenalmente en promedio, hasta mil ochocientos pesos por la adquisición del vital líquido transportado en una “pipa” de 10 mil litros.
Por esa razón, el Movimiento Antorchista solicita al gobierno del Estado de México que dé solución a las 369 acciones en las que se incluye la construcción de redes de agua potable, pozos y una mejor distribución del líquido para mejorar la calidad de vida de miles de familias.
En ese sentido, Antorcha solicita audiencia con la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, con la intención de que la máxima autoridad del Estado reconozca las necesidades de sus gobernados e impulse su aplicación, indicó Héctor Javier Álvarez Ortiz, dirigente social en los municipios de Nicolás Romero, Cuautitlán Izcalli y Atizapán de Zaragoza.
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