MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tabasco, sin políticas públicas que ayuden a las familias golpeadas por el coronavirus

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Dice "el pueblo sabio" que a los verdaderos amigos no se les conoce por acompañarte en las buenas, sino en las malas; porque en los momentos difíciles y de desgracia están contigo y no te abandonan. Y tiene razón.

¿Y qué pasa en Tabasco? Hay ausencia de gobierno, justo cuando más se le necesita. El gobernador está aislado, por infección, y solo aparece de vez en vez con alguna declaración en medios o en twitter; en palacio de gobierno solo hay guardias con órdenes de no recibir ni siquiera una petición; la Secretaría de Gobierno está cerrada; en la Secretaría de Bienestar no hay nadie tampoco; en el DIF no hay funcionarios.

Del gobierno solo está la policía en las calles: cerrando vialidades, verificando el uso de tapabocas y disposiciones sanitarias y, sobre todo, lista para reprimir cualquier protesta, por pacífica que sea. El último ejemplo fue el encarcelamiento del Delegado de la colonia Pino Suárez, cuando estaba exigiendo la entrega de despensas para las familias de esa colonia, argumentando el bloqueo de una vialidad.

Resultado de esta ausencia de gobierno, o más exacto sería decir, de la parte noble y buena del gobierno, es que el pueblo está abandonado a su suerte, en medio de la desgracia que representa la pandemia.

Y si a una familia se le viene encima un problema, que lo arregle como pueda, que se "rasque con sus propias uñas", esa familia está sola con su problema y con su soledad, pues no hay nadie que lo escuche, y menos que le resuelva. Al tabasqueño de a pie, al que habita las colonias populares y los pueblos, le está quedando claro que del gobierno no debe esperar nada, o casi nada.

El gobierno de Tabasco le ha asignado al pueblo las mismas funciones que le asignaban a los mexicanos en los tiempos del dominio español: "Ver, oír y callar" . . . pero en nuestro estado le agregan uno: Esperar, sentadito en su casa, sin preguntar, pedir, ni mucho menos exigir (que para eso se aprobó la ley garrote). No importa si esperando sentado con tu familia te pueda encontrar ahí el hambre, la miseria, la enfermedad . . . y la muerte.

"No se piensa igual en un palacio que en una choza", dijo un filósofo. En efecto, el gobernador declara, en cuarentena, aislado, desde la quinta Grijalba; el Presidente de la República recomienda a sus paisanos que tomen pozol en lugar de cerveza y se despide de la mañanera sonriente diciendo: ya me voy porque me esperan unas ricas maneas. Si, seguramente. ¿Y el tabasqueño que perdió su trabajo, o que no puede salir a vender lo que vendía y tiene un enfermo en casa que representa gastos diarios, estará igual de optimista y sonriente? ¿Y la familia a la que le ordenaron aislarse por brote de infección y nadie puede salir a trabajar ni a buscar algo, tendrá algo que llevarse a la boca? La respuesta es: no. ¿Y aquella otra familia que ya tuvo un deceso por el coronavirus y pensó que lo apoyarían con la caja o una parte del gasto de cremación, pero le dijeron: no hay recursos, aquí está el cuerpo de su familiar, consiga para sepultarlo o pague la cremación que cuesta 25 mil pesos, y tuvo que correr a conseguirlos en medio de su tremendo dolor, ¿estará también optimista y sonriente, como nuestros gobernantes? Definitivamente, no.

Aclaro que los casos citados como ejemplo, me han sido referidos de viva voz, por los afectados. El gobierno no diseñó ningún programa de acompañamiento y apoyo para las familias a las que se les manda a aislarse. El gobierno no diseñó tampoco ningún programa de acompañamiento y apoyo a las familias que pierdan un familiar por la pandemia.

Se limitó al programa de despensas, pero lo ha operado con cero transparencias y con cero información a la ciudadanía. Si el ciudadano quiere saber si a su colonia, a su calle, a su casa, van a llegar las despensas o no, y en caso afirmativo, cuando, nadie le da razón. Porque el programa se maneja sin reglas de operación públicas, sin que se conozcan los criterios de elegibilidad, ni los calendarios de entrega, como corresponde a todo programa que está financiado por nuestros impuestos, no por un partido o un particular.

¿Qué le queda en estas circunstancias al pueblo? Denunciar, levantar la voz, hacerse oír hablando claro y fuerte, en las ventanas de sus casas, en las paredes, en los medios, en las benditas redes sociales. Es posible que si los tabasqueños nos unimos en una sola voz y exigimos al gobierno el apoyo a que tenemos derecho, la política que hasta hoy han llevado nuestros gobernantes, cambie. Y si no lo hicieren, todos juntos se los reclamaremos cuando vuelvan a pedirnos el voto.

Finalizo con una reflexión: el pueblo se debate en medio del hambre, de la necesidad, de la enfermedad y de la muerte. El gobierno no quiere posponer sus obras faraónicas ni pedir dinero prestado para auxiliar a su pueblo; entretanto, don Carlos Slim Helú, acaba de ganar el contrato por 8 mil millones de pesos para un tramo del tren maya, que iniciará en este mismo mes de mayo. El progreso (de los grandes poderosos) no se detiene. Lo bueno es que el neoliberalismo fue desterrado por decreto de nuestro país por la 4T.

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