Es la historia de cada tres años, al comienzo de las nuevas administraciones municipales, los alcaldes, aprovechándose de su condición de autoridad, imponen a las autoridades auxiliares dejando a la deriva la participación de la ciudadanía en general. En unos municipios de manera más evidente que en otros, pero al final de cuentas sucede lo mismo. Como en esta ocasión, que a poco más de dos meses de haber tomado posesión los alcaldes, ya nombraron a sus delegados y subdelegados en las comunidades a pesar del desacuerdo de sus habitantes por la forma en que fueron electos.
Sin embargo, la inconformidad social también ha subido de tono; en varios municipios como Amealco, Tequisquiapan, y El Marqués, sólo por mencionar a los más, protestó la gente; la demanda fue el respeto a la voluntad del pueblo para elegir de manera democrática a sus autoridades, y la autoridad municipal no debería de desechar esta reacción natural del pueblo. Lejos de hacer oídos sordos y reprimir a este pueblo, debería reaccionar correctamente y escuchar su inconformidad porque es lo que más conveniente. En Colón, el alcalde fue un poco más inteligente, ya que ante la inconformidad de la población por la noticia de que sería por dedazo la asignación de las autoridades auxiliares en los pueblos, las protestas no se hicieron esperar; un grupo de ciudadanos inconformes de diferentes comunidades, encabezados por el Movimiento Antorchista acudieron a la presidencia municipal, donde fueron atendidos por él, acordando con los inconformes que los delegados y subdelegados se elegirán por la vía democrática. La fecha de la elección está por definirla.
Pero en el resto de las demarcaciones ya fueron nombrados; claro, con la excepción de Huimilpan, por el proceso electoral que se está viviendo. En otros lugares, como Tequisquiapan, las protestas tomaron aires de violencia por la mala dirección de sus "líderes" o "cabezas de movimiento", dando como resultado una brutal represión a los inconformes. La explicación de las autoridades, misma que se ha dado a conocer en los medios de información, es que quien estaba desde atrás orquestando la inconformidad fue el expresidente municipal Antonio Macías Trejo. Puede que sí, puede que no, lo cierto es que la gente no se merecía ese trato brutal.
Pero ¿cuál es la razón por la que los alcaldes se pasan por alto siempre la voluntad del pueblo? Respondo de esta forma: En El Marqués el alcalde Mario Calzada acaba de dar una lección política muy educativa a la gente organizada en Antorcha Campesina que solicitaba que se atendieran sus demandas más elementales de sus comunidades; demandas que le hicieron entrega con anticipación, desde finales de octubre y que exigen que sean tomadas en cuenta en la aprobación del presupuesto de egresos municipal para el 2016; pero también se incorporaron comisiones de diversos pueblos y comunidades al antorchismo para exigir la reposición de la elección de las delegaciones y subdelegaciones que debido al tema de la imposición, el pasado 27 de noviembre no tuvieron más opción que protestar de forma pacífica, pero sí enérgica frente a la presidencia municipal. Sin embargo, la comisión negociadora conformada por los dirigentes antorchistas y los líderes naturales de las distintas comunidades, cuando intentaba ingresar al palacio y solicitar una entrevista con el señor alcalde fue detenida por la policía municipal con lujo de prepotencia argumentando que no podía atenderlos el señor presidente porque no se encontraba. Sin embargo, ante la insistencia y denuncia pública, finalmente accedió el gobernante a atender a los inconformes. Sólo así fue como pudieron conseguir ser escuchados y comprometer al munícipe a tomar en cuenta las peticiones de los antorchistas, y revisar el tema de las autoridades auxiliares.
La respuesta a la cuestión planteada más arriba es pues, que si el pueblo elige a sus representantes legítimos, serán exigentes de las necesidades de la comunidad, mientras que si son nombrados por la autoridad municipal no podrán ser exigentes pues le deben el cargo al señor alcalde. Esa es la razón de tanta inconformidad que ha dado mucho de qué hablar en estos días en la entidad queretana. Y si las autoridades fueran más sensibles y respetaran los derechos del ciudadano, no habría necesidad de tantas manifestaciones; pero mientras las cosas no cambien, lejos de disminuir la inconformidad, seguirán en aumento, y no será culpa de las masas populares, sino de la clase gobernante. Tómenlo, pues, en cuenta.
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