Han pasado ya dos años desde que la pandemia frenó de golpe muchas actividades. Los que pudieron recurrieron a la tecnología y redes sociales para seguir laborando, pero la inmensa mayoría no contaba (ni cuenta aún) con algún medio para laborar de manera virtual ni mucho menos trabajo, así que tenían que salir a buscar el alimento para su familia. ¿Y el gobierno de los pobres?
Durante este tiempo, el Movimiento Antorchista Nacional se ha sumado a la denuncia pública, de manera constante y enérgica, de la pésima administración del gobierno morenista. Sin embargo, parece que están lejos de atender y mucho menos corregir, pues con la nueva variante, apenas el martes el presidente López Obrador convocó a sus seguidores de todo el país al dichoso AMLOFEST para conmemorar sus ¿logros? Al día de hoy en México han muerto 294, 428 personas por la Covid-19.
No es de sorprendernos la actitud del presidente, pues desde su llegada no sólo ha mostrado un desinterés a la realidad de millones de mexicanos, sino un verdadero desapego a la ciencia y la cultura, que lo exhiben como un gobernante ignorante.
En una situación así de trágica la gente pone su tiempo, ideas, corazón, al servicio del alimento físico, pero se olvida del espiritual. Es por eso que la comunidad artística tuvo que echar mano de su creatividad para no dejar morir el espíritu; presentaciones, colaboraciones musicales, conciertos, se han presentado durante estos meses de incertidumbre.
Así se ha hecho presente el teatro antorchista, aunque sin contar con el patrocinio como algunas famosas compañías artísticas, pero sí con el compromiso de siempre, dispuesto y comprometido a guiarnos por el sendero de la solidaridad humana de la mano de Shakespeare, Brecht, Rascón Banda, los grandes genios de la dramaturgia universal que también comprendieron que el mundo tienen un gran problema y que la solución la alcanzaremos si todos nos unimos.
El teatro antorchista inició a principios de los noventa, con la conformación de un pequeño grupo de teatro que pronto se convertiría en la Compañía Nacional de Teatro de Antorcha, encabezada por el maestro Víctor Puebla y, después, con eventos culturales estatales y nacionales como la Espartaqueada, de la cual se desprendió el Concurso Nacional de Teatro que logra reunir cada año hasta a 35 puestas en escenas durante tres días en San Luis Potosí. El tiempo y el trabajo constante han posibilitado nuestro crecimiento en calidad y cantidad de participantes y público.
Este año arrancamos la Muestra Nacional de Teatro con el trabajo de una Compañía amateur de Baja California que presenta “El cornudo apaleado y contento”, una comedia que nos hará reír (¿usted sabe que hay gente que no pocas veces encuentra razones para reír?) y en la categoría semiprofesional se presenta “La fiera del Ajusco”, una obra que retrata con mucha crudeza la realidad de miles de mujeres y hombres que ven destruidos sus sueños, sus esperanzas, su vida y la de sus seres queridos, debido a la injusta distribución de la riqueza: unos gozan de todo, otros sufren en la miseria.
El sábado toca el turno a una obra del dramaturgo alemán Bertolt Brecht. En ella veremos cómo los poderosos llegan a la cima mediante el terror, el crimen, la traición y el engaño. A través del ascenso de Arturo Ui, comprenderemos, a su vez, el ascenso del nazismo en Alemania y su primera expansión. Y cerraremos con “Timón de Atenas”, de Shakespeare; una crítica mordaz y despiadada al sistema capitalista y a su apetito voraz de acumulación del oro.
Este evento es la síntesis de todo el trabajo teatral que se realiza a lo largo y ancho del país, todos los días. Quedará grabado en las redes, pero a lo que aspiramos es a que quede grabado en la mente de los espectadores; de alcanzar ese cometido, habremos avanzado un poco más en la ardua tarea de sensibilizar y transformar al pueblo pobre de México.
Por supuesto que queremos que todos sobrevivan a esta terrible pandemia, pero más allá de eso queremos que todos sobrevivan a la terrible enfermedad llamada capitalismo. Para eso, como dijo el poeta José María Gabriel y Galán, no basta el pan de trigo para el hambre de sus cuerpos, también urge el pan de ideas para el hambre de sus almas.
Dijo Lorca alguna vez: “El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la educación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, (…) puede cambiar en pocos años la sensibilidad de un pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar a una nación entera”. Pues bien, aquí está nuestra Muestra Nacional de Teatro para contribuir a la grandeza de México.
¡Gracias a todos los que hacen esto posible, gracias al público por creer en nosotros! Esta es tercera llamada, tercera.
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