“Se cumplen cinco años del triunfo del pueblo que marcó la historia de nuestro país, por el que muchas cosas han cambiado, lo que veo en todos lados es una enorme alegría, la gente está contenta con su gobierno, con su presidente”, fue una de las frases que más resonaron en la plaza Valladolid, de la capital michoacana, durante la visita de la precandidata a la presidencia de México, Claudia Sheinbaum; una frase que, sin duda, sigue la tónica y mentira que durante su mandato ha utilizado el presidente Andrés Manuel López Obrador, de que el pueblo está feliz, feliz, feliz.
Ante esta afirmación, nuevamente la realidad, la obstinada y siempre presente realidad vuelve a surgir ante nuestros ojos, y esta vez, con una rudeza y baños de sangre que a ningún mexicano le ha pasado desapercibida pues tan solo en los últimos días, nos vimos envueltos en un ambiente de pánico; cientos de habitantes de diferentes puntos del país han vivido momentos de angustia y desesperación al ver frente a sus ojos, el rostro de la violencia, y no es para menos: en Guanajuato detonaron explosivos contra la Guardia Nacional; en Michoacán, en la localidad denominada oficialmente como Felipe Carrillo Puerto (La Ruana), fue asesinado Hipólito Mora, exlíder de las autodefensas.
En Chiapas, 16 trabajadores administrativos de la Secretará de Seguridad fueron retenidos por un grupo armando que pidió la desticución de tres elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC); en Guerrero, asesinaron a Jesús Gonzalez Ríos, líder del Partido Verde Ecologista de México; y en Chihuahua, un enfrentamiento armado en Guachochi dejó al menos ocho muertos.
Todo lo anterior, sin tomar en cuenta que nos encontramos ante el gobierno que ha roto ya las cifras de homicidios dolosos y ha rebasado a sus antecesores, esos a los que el mismo Andrés Manuel López Obrador ha acusado de haberle dejado un país roto, con la novedad, de que ahora estamos mucho peor que antes, y para muestra basta un botón, pues según el portal de elmundo.es durante este gobierno se cometen cada día en promedio 72 asesinatos, tres violaciones, 48 robos en transporte público, 24 extorsiones, cuatro secuestros, 25 denuncias por desaparición y cerca de tres mil por violencia de género.
Así que si vemos todo este panorama que tenemos en frente y que cada día se agrava más, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no existe esa enorme alegría, y que la gente no está contenta ni con el gobierno de la Cuarta Transformación ni con el mandatario nacional, todo lo contrario, estamos ante un pueblo enojado, frustrado y que exige justicia cada vez con más fuerza.
Desafortunadamente, esto no es lo peor, pues si vemos más de cerca la situación nos daremos cuenta de que todo esto que estamos viviendo son las consecuencias del modo económico que impera en la sociedad, pues nos desarrollamos en un sistema en el que al hombre, a la inmensa mayoría, se le ha negado el acceso a las condiciones necesarias para tener una vida digna y por el contrario lo han sometido a una explotación y a una presión para poder medio vivir, lo que obligadamente termina deformando su apreciación y transformándolo en un ser que es capaz de hacer todo por conseguir lo que el mismo sistema le ha implantado en la mente desde su niñez sobre la concepción de una vida plena y feliz, haciéndole creer que debe ser el más rico para poder tener una buena vida, sin embargo, la realidad es otra, pues las garantías de esa buena vida, están destinadas para aquellos que pueden pagarlas, porque así como todo en este sistema, es una mercancía.
Este mismo modelo ha orillado, en este caso a los mexicanos, a hacer, precisamente lo que sea necesario para vivir, tan es así que esa necesidad deben cubrirla a costa de vender su voluntad; entregan el derecho del voto que se logró con años de lucha social a cambio de un dinero que apenas y les ayuda a cubrir sus necesidades básica, pero resulta que como dice el dicho mexicano, nos sale más caro el caldo que las albondigas, pues hemos dejado que lleguen al poder mandatarios que deciden ignorar la realidad y los problemas de los mexicanos, e incluso burlarse de las desgracias (como lo ha hecho el presidente al referirse a las masacres), que emplear un plan de acción; han decidido, con esa sangre fría que los caracteriza, hacer hasta lo imposible por perpetuarse en el poder, pues mientras el país se desangra, los precandidatos de Morena ya han iniciado, violando flagrantemente las normas del INE, sus campañas rumbo a las elecciones de 2024.
No podemos olvidar que el partido que decide perpetuarse en el poder ha tenido la oportunidad de enseñarle al pueblo lo que pudieron hacer y con lo que nos hemos encontrado ha sido con un incremento como ya quedó demostrado en la semana que concluyo, de la violencia, un incremento de la pobreza, de la carencia de servicios básicos, del acceso a la educación, del acceso a una buena vivienda..y la lista puede continuar. Pero nos hemos dado cuenta también, que es quizá la parte a la que más debemos de prestar atención que, en primer lugar, quienes han iniciado anticipadamente las campañas son representantes populares que para buscar la silla presidencial renunciaron a sus antiguos cargos que, además, les quedaron demasiado grandes, pues pocas soluciones buscaron y dieron a los mexicanos como en el caso de Claudia Sheinbaum, en cuyas espaldas pesa la muerte de quienes fueron víctimas del accidente de la Línea 12 del Metro.
Pero por otro lado, que ignorando todo lo que acontece a su alrededor siguen buscando y peleando por ser el favorito y volverse el próximo candidato oficial del partido Morena, pero el hecho que de que se ignore olímpicamente y se le reste la importancia a lo que sufre el pueblo mexicano, es nuevamente una clara muestra de qué intereses seguirán defendiendo, y esos, no son los de la clase trabajadora.
Es pues, urgente, que el pueblo levante la vista, que busque un horizonte, que entienda que esos que hoy ignoran las necesidades y carencias de nuestro pueblo, mañana lo seguirán haciendo; urge que nos demos cuenta que solo la organización y la educación del pueblo podrán sacarnos adelante, que mientras no sea el pueblo el que ocupe la silla presidencial, las cosas no cambiarán.
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