Las conferencias de prensa que se conocen como las mañaneras, todos sabemos que tienen el único propósito de controlar los temas nacionales, imponer la agenda pública, controlar la conversación, dar la impresión de que tiene las riendas del país, pero el discurso de López Obrador se va desgastando aceleradamente.
La doble moral del presidente queda evidenciada cuando acusa de corruptos a los críticos de su gobierno, pero le aflora la incongruencia cuando aparecen denuncias de corrupción a los miembros de su gobierno y familiares, rápidamente ataja las acusaciones con amenazas y calumnias a quien se atreva a señalar los actos de corrupción de sus allegados.
Las acusaciones de deshonestidad y la opacidad en el manejo de los recursos públicos, no han sido desmentidas por los señalados, tanto en los programas sociales, como en sus obras emblemáticas, no han tenido la humildad de reconocer los señalamientos y corregir el rumbo, la respuesta es siempre la misma, "son ataques de nuestros adversarios", desatando una feroz campaña desde Palacio Nacional, acompañada de sus numerosos destacamentos alquilados de voceros en las redes sociales y medios de comunicación.
Algunos datos que retratan de cuerpo entero la realidad. Según el Consejo Nacional de Evaluación de Desarrollo Social (Coneval) entre 2018 y 2020 se registró un aumento de más de dos millones de personas que cayeron en pobreza extrema.
La población sin servicios de salud subió de 16.2% a 28.2%, así también, la carencia de acceso a alimentación nutritiva y de calidad subió 0.31 puntos y el rezago educativo subió 0.25 puntos.
El mismo Coneval en su informe, señala que las condiciones de vida pueden vulnerar y limitar los derechos de las personas, así como sus libertades, porque impide que logren satisfacer sus necesidades por las carencias que afectan su sano desarrollo.
Otro dato preocupante, más de 5.5 millones de personas se han sumado a la pobreza laboral, en otras palabras, que no les alcanza el salario para cubrir las necesidades de alimentación, de las otras necesidades ni hablamos. Y que conste que el Coneval es un organismo del mismísimo gobierno federal.
Combatir en serio la desigualdad social, brindar mejores condiciones laborales a los trabajadores, empezando por un aumento sustancial a los salarios, para que un obrero, un panadero, un profesor, un albañil, un chófer, puedan alimentar bien a sus hijos, que el Estado garantice una educación completa para todos los niños y jóvenes, un sistema de salud de calidad, con personal suficiente, hospitales y centros de salud bien equipados y abastecidos con los medicamentos necesarios.
Para materializar un verdadero desarrollo social, se debe contar con los suficientes recursos económicos, que solo se pueden obtener de una profunda reforma fiscal, donde paguen más impuestos los dueños de las grandes fortunas, porque hasta la fecha siguen sin contribuir al desarrollo del país.
Un gobierno con un verdadero compromiso con las causas populares, no puede eludir este compromiso, ya pasó medio sexenio y seguimos esperando.
Continuar en el estancamiento económico y social, demuestra que quienes dirigen el país están fracasando.
El crecimiento económico sostenido, solo se puede lograr con inversión de capital productivo que incrementa la riqueza social, más empleo, mejores salarios y por lo tanto mayores ingresos para el Estado y alcanzar mayores niveles de bienestar de la sociedad.
Apostar a que el desarrollo social se va a dar sólo con la aplicación de programas sociales a las capas más desprotegidas de la población, buscando mayor igualdad, está demostrado que no es la salida, aclarando que no se trata de que desaparezcan, pero sí mejorar su aplicación.
Debemos de insistir, las veces que sean necesarias, que solo el pueblo organizado, visto como el instrumento político capaz de llevar a cabo un proceso de transformación verdadero, es el camino a seguir y no hay de otra, o fortalecemos la organización popular o seguiremos padeciendo de políticos que solo buscan beneficiar a los dueños de grandes fortunas.
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