Desde hace décadas, miles de campesinos del Estado de México enfrentan pobreza, abandono institucional e incertidumbre de lo que sucederá con sus tierras en particular y con el campo mexiquense en general.
En específico, campesinos de San José del Rincón organizados en el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), emprendieron –junto con otros labriegos de la entidad– una lucha tenaz para obtener fertilizante subsidiado.
Hasta antes de 2018, lograron avances significativos, pero, a partir de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la república, a los trabajadores del campo les retiraron ese apoyo por parte del gobierno estatal, al frente del cual estuvo Alfredo del Mazo Maza. Con ello, aseguró el campesino Saúl Alva, “se frenó el progreso del campo mexiquense y se hundió a los pequeños productores en la pobreza”.
Esta es su historia de resistencia y esperanza.
“Sin fertilizante no hay cosecha, y sin cosecha no comemos”, dice José Florencio Rocha Franco, un campesino de Tenancingo con más de cuarenta años trabajando la tierra. Este año, como muchos otros, los campesinos integrantes del Movimiento Antorchista no recibieron el fertilizante que antes les entregaba el gobierno estatal.
Contexto histórico
El entonces dirigente antorchista en el Valle de Toluca, Gualberto Maldonado Morales, inició las gestiones ante el gobierno estatal a fin de conseguir fertilizante subsidiado. La petición se justificó por el incremento de los precios de los insumos agrícolas, lo cual afectó a los pequeños productores y, con el subsidio, se garantizaría que los campesinos continuaran trabajando sus tierras y obtuvieran cosechas suficientes para el autoconsumo y la venta, con lo cual contribuían al sustento económico de sus familias y al rescate del campo.
Esta gestión se llevó a cabo durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2005 a 2011). Bajo su administración se establecieron diversos programas sociales, incluido el subsidio de fertilizante para campesinos de zonas marginadas.
Desde 2008, Gualberto Maldonado Morales y otros líderes de Antorcha Campesina –encabezados por el entonces dirigente estatal de la organización social, Jesús Tolentino Román Bojórquez– gestionaron el subsidio de fertilizante al 50 %. Desde ese año hasta el 2018 mejoró la producción agrícola de los pequeños productores y se combatió la pobreza rural.
El subsidio de fertilizantes al 50 % de su costo fue parte de una serie de demandas campesinas que se atendieron tras movilizaciones y negociaciones con el gobierno estatal.
Sin embargo, a partir de 2018, ese subsidio tuvo altibajos: interrupciones y recortes por la insensibilidad de las autoridades mexiquenses, especialmente durante la administración del ahora militante del Partido Verde, Eruviel Ávila Villegas (2011-2017), y de su sucesor en la gubernatura, Alfredo del Mazo Maza (2017-2023), quien definitivamente suspendió ese apoyo social.
La actual mandataria, salida de las filas del partido Morena, Delfina Gómez Álvarez, también tiene abandonados a los campesinos más pobres: tampoco les brinda ese apoyo social.
En 2019, se reportaron retrasos significativos en la distribución del fertilizante, lo que causó movilizaciones de campesinos para exigir su entrega. En 2020, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro) fue señalada por negar la recepción de documentación a campesinos que buscaban acceder al subsidio, a pesar de cumplir con los requisitos. En 2023, representantes de Antorcha denunciaron la falta total de apoyo al campo por parte del gobierno mexiquense.
El apoyo de fertilizante subsidiado gestionado por el Movimiento Antorchista en el Estado de México tuvo un impacto significativo para las familias campesinas mexiquenses, tanto en el ámbito económico como en el social y político.
El acceso a fertilizantes subsidiados y semilla mejorada permitió a las familias campesinas mejorar la productividad de sus tierras, lo que se tradujo en mayores cosechas y, en muchos casos, en la posibilidad de tener un excedente para comercializar. Esto representó una mejora en sus ingresos y en su seguridad alimentaria. No obstante, los dos últimos mandatarios mexiquenses se han negado a apoyar a los labriegos.
Al mejorar las condiciones para producir en el campo, muchos campesinos encontraron un motivo para permanecer en sus comunidades, reduciendo temporalmente los flujos migratorios hacia las ciudades o Estados Unidos.
En resumen, el subsidio de fertilizante gestionado por el Movimiento Antorchista fue más que una ayuda técnica: fue una herramienta de transformación rural que impactó positivamente la economía campesina, fortaleció la organización popular y dio voz política a sectores históricamente marginados.
El Movimiento Antorchista sigue fomentando la organización de los campesinos no sólo para conseguir fertilizante subsidiado y semilla mejorada, sino que les enseñó el camino de la organización y la conciencia política para demandar sus derechos constitucionales, como servicios urbanos entre los que se encuentran: agua potable, caminos, escuelas, etcétera.
“La disminución de la producción y los altos costos de los productos agrícolas afectan a la población en general y no se ve para cuándo se vaya a superar la crisis agrícola más severa que ha sufrido el campo en décadas: la siembra de maíz ha disminuido un 70 % en los últimos seis años, y este 2025 se prevé que la tendencia continúe”, señaló el líder campesino Saúl Alva Sánchez. Hoy, apenas el 15 % de las hectáreas destinadas al cultivo fueron sembradas.
Esto ha traído como consecuencia: aumento de costos y endeudamiento, abandono de tierras y migración de jóvenes campesinos.
El campesino Franco Rocha indicó que los retos que enfrentan los campesinos son: la preparación de suelos, el alquiler de maquinaria, costo de semillas y fertilizantes, control de plagas, enfermedad de suelos, control de maleza, las inclemencias del tiempo, siniestros, la comercialización, entre otros, los cuales afectan su productividad y, por ende, su economía.
Por lo anterior, dijo que continuarán con la lucha social organizada hasta que la gobernadora Delfina Gómez brinde atención a los campesinos humildes del estado: “No pedimos regalos, pedimos fertilizante y herramientas para trabajar”.
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