El pasado 2 de abril, un respetable contingente conformado por médicos, pertenecientes al extinto Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) en Yucatán, se manifestaron frente al palacio de Gobierno para protestar por los despidos realizados por el Gobierno federal, debido a que el Gobierno del estado no firmó convenio con el IMSS Bienestar para federalizar el servicio, demandando por eso la intervención del Gobierno estatal ante la Federación para mantenerlos en sus puestos en hospitales de la entidad.
En medio de crecientes tensiones y demandas por estabilidad laboral, el personal médico contratado por el Gobierno federal en la entidad exige que se respeten sus derechos laborales y se cumpla la promesa de basificación hecha por las autoridades, tal y como ya ocurre en otros estados que participaron en el proceso de federalización; sin embargo, debido a que Yucatán, junto con otras siete entidades, decidieron no sumarse a este proceso, ahora se enfrentan a la discontinuación de apoyos federales en recursos humanos, infraestructura, medicamentos y equipamiento médico.
Los políticos en campaña no deben tomar los movimientos genuinos como botín político para agredirse y hacer compromisos fáciles que al llegar al poder olvidarán fácilmente.
De entrada, hay que decir que la protesta es justa, en tanto que los manifestantes se ven privados de su trabajo y de la posibilidad de tener asegurada la estabilidad y el sustento familiar, además de que los servicios de sanidad son de primer orden para salvaguardar la salud y la vida de todos los ciudadanos, por lo que los distintos niveles de Gobierno deberían estar comprometidos.
La protesta realizada atrajo la simpatía ciudadana por los servicios que presta dicho sector, situación que no pasó desapercibida por los aspirantes a la gubernatura del estado, quienes ni tardos ni perezosos, se aprestaron a dialogar con los médicos inconformes y a intercambiar culpas por la situación en que se encuentran los médicos.
El candidato de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Joaquín Díaz Mena, se reunió ese mismo día con los afectados y acusó al Gobierno panista que encabeza Mauricio Vila Dosal, de ser responsable de la pérdida de sus empleos:
“Todo esto, porque a pesar de haberle insistido, el Gobierno del estado se negó a firmar el convenio de colaboración con el Gobierno federal y lamentablemente, los afectados fueron los trabajadores y sus familias, porque venció el plazo en diciembre de 2023”.
Se comprometió entonces a que cuando él sea electo gobernador firmará el convenio del IMSS Bienestar para garantizar el empleo de los 506 trabajadores en cuestión.
Por su parte, Renán Barrera Concha, candidato del Partido Acción Nacional (PAN), manifestó a través de redes sociales que lo que se les hizo a los trabajadores de la salud “es una tremenda injusticia” y que el estado merece más servicios de salud, asumió:
“Mi compromiso es que todo personal médico despedido en Yucatán por el Gobierno federal será contratado por mi Gobierno ante esta injusta medida de Morena de correr a quienes nos cuidan todos los días y que además arriesgaron su vida por todos nosotros durante la pandemia”.
Así pues, la noble y justa protesta de los médicos, como todo lo que se mueve y representa inconformidad por el trato injusto de que son objeto, se convirtió en arma de los candidatos para discurrir unos contra otros, para buscar culpables y, finalmente, para prometer que ambos, al ganar la elección, acabarán con el problema.
Pero no se trata solamente de ganar la voluntad de los afectados sino también de la ciudadanía que ve con simpatía la inconformidad y la lucha por evitar que se materialice otra injusticia en contra de quienes nos ayudan a cuidar nuestra salud y a salvarnos la vida.
Hay que decir que el trato que hoy dispensan a los trabajadores de la salud en Yucatán, y en las entidades que no firmaron convenio de colaboración con el Gobierno federal, es resultado precisamente del capricho y de los intereses mezquinos de los Gobiernos que defienden su postura a ultranza, sin importarles que de por medio esté la estabilidad laboral y económica de miles de personas y sus familias, así como la salud de los ciudadanos.
El Gobierno federal, por querer experimentar uno más de sus proyectos en el área de la salud, el IMSS Bienestar, que a la fecha sigue debiendo los resultados prometidos, a los Gobiernos estatales que no firmaron el convenio los “castigan”, pero los castigados son los médicos y los ciudadanos que no tienen alternativas de salud.
El Gobierno estatal creyó que no pasaría nada si no firmaba el convenio y que podía ofrecer mejores alternativas, pero eso no pasó y ahora los médicos y los yucatecos sufren las consecuencias.
En realidad, el mal que sufren los médicos y los ciudadanos es resultado de la falta de entendimiento entre las distintas corrientes políticas, por la falta de un verdadero compromiso con los mexicanos, de quienes gobiernan este país y las entidades federativas. Para ellos es un juego mezquino de intereses de clase para ver quién se impone, mientras los perdedores de siempre son los que quedan en medio y son utilizados como carne de cañón en este juego perverso.
Ojalá que los trabajadores de la salud y los yucatecos de buena fe se den cuenta y acepten esta sencilla verdad. Es hora de entender que si los afectados por las malas decisiones políticas de nuestros gobernantes son la gran mayoría de la población, necesitamos formar un solo movimiento de protesta, un solo torrente de lucha que obligue a los verdaderos responsables de los males que nos agobian a dejar de aparentar lo que no son.
Los políticos en campaña no deben tomar los movimientos genuinos como carne de cañón ni como botín político para agredirse unos a otros y hacer compromisos fáciles que al llegar al poder olvidarán fácilmente.
Apoyar la lucha de los médicos es deber de todo ciudadano sensible y comprometido con la lucha social y los antorchistas lo hacemos por este modesto medio, porque son ellos precisamente quienes nos ayudan, quienes se juegan la vida por salvar la nuestra, como lo demostraron heroicamente en la reciente pandemia de covid-19.
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