MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Por nuestros mártires

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A lo largo de los casi 50 años que lleva de existencia el Movimiento Antorchista Nacional, la lucha, y a veces también las condiciones naturales de la vida, nos han arrebatado a compañeros que decididos por el cambio que necesita el país dejaron hasta su último aliento en busca de una patria mejor para todos.

La organización social más grande de México, la organización de los pobres, no podría ser, de ninguna manera, lo que es ahora sino fuera por aquellos que decidieron caminar a nuestro lado y quienes, en muchos casos, dejaron en nuestras filas a sus hijos y algunos hasta a sus nietos, quienes hoy levantan la bandera a la que alguna vez ellos mismos se aferraron convencidos de que ese era el mejor camino, pero sobre todo de que valía la pena vivir y morir por esta causa.

Este año, celebramos el aniversario luctuoso número 32 de quien fuera el fundador del Movimiento Antorchista en Michoacán, el biólogo Wenceslao Victoria Soto, hombre ejemplar, humilde, cariñoso y, sobre todo, entregado a la lucha y dispuesto a darlo todo para que miles de familias michoacanas pudieran vivir mejor.

El compañero Wences, como le decimos de cariño, es un hombre que ha pasado a la historia en la mente y corazón de todos los que lo conocieron. En estos días, cuando el sentimiento invade a esa gente, se cuentan anécdotas de todo el trabajo que él hizo en vida, pues fue fundador de muchas de las colonias populares que hoy tiene Morelia, entre ellas, una de las más importantes que ahora presenta un gran avance y que lleva, en su honor, su nombre.

La colonia “Wenceslao Victoria Soto”, es un claro ejemplo de que la semilla que alguna vez dejó Wences, rindió ya sus frutos, pues, hoy por hoy, cuenta con una Unidad Deportiva que lleva también su nombre y que ha sido catalogada como una de las más grandes e importantes de todo el estado; cuenta ya con nueve canchas de básquetbol, dos de fútbol rápido, una alberca semiolímpica y un campo de fútbol con una pista de tartán.

Pero este año conmemoramos también a otros compañeros que partieron y se nos adelantaron de este plano terrenal, son, pues, nuestros Mártires Antorchistas de Michoacán, a quienes, con todo el cariño, con mucho orgullo y combatividad recordaremos en esta fecha.

Pero este homenaje no es, de ninguna manera, rendir tributo, todo lo contrario, es mostrar el camino que debe elegirse cuando alguien se decide a luchar y a entregar su vida a una causa en la que cree firmemente, a una causa, que nos hace cada vez más humanos, pues como dijo alguna vez Ernesto Guevara de la Serna, “El Che”: “sean todos capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Esa es la cualidad más linda de un revolucionario”.

Y haciendo caso a esa frase, nuestros compañeros, a quienes ahora conmemoramos y homenajeamos, dejaron de lado todos sus intereses particulares y fijaron la vista y sus metas en luchar, precisamente, por un mundo sin injusticias para las clases más desprotegidas.

Y esa misma frase de El Che, cobra también en los tiempos que corren, mucha mayor relevancia, pues la situación del estado de Michoacán y del país en general, nos obliga a seguir sumando fuerzas y esfuerzos para lograr construir la patria con la que algún día soñaron ellos. Hoy que la avaricia y el egoísmo de las clases altas tienen sumergido al país en una ola de violencia, de pobreza, hambre y abandono en todos los aspectos, los mexicanos nobles, de buen corazón nos vemos obligados a seguir estos ejemplos.

Los hombres y mujeres que hoy conmemoramos fueron personas buenas, de las que vale la pena aprender. No podemos dejar de lado tampoco, que la lucha que ellos emprendieron, hoy sigue de pie, la meta, sigue siendo la misma, y ante un gobierno que ha dedicado todos sus esfuerzos y mucho del recurso público, que tiene gracias al pueblo, a permanecer en el poder y a seguir enriqueciendo a las clases ricas, esta lucha se vuelve hoy, mucho más urgente y necesaria que antes.

Wences, Ramiro, Imelda Hernández, Juan Calzada, Verónica López, Maclovio Marcos, Teresa Murillo, José Guadalupe, Antonio Mendoza, Francisco Javier, Víctor Fabián, Imelda Nieto, María de la Luz Guadalupe, Martha Reyes y Gustavo Alonso, gracias por el ejemplo y por trazar la ruta que deberemos seguir todos los antorchistas. Hoy, los recordamos y los honramos con mucho cariño, sepan, donde quiera que estén, que su ejemplo sigue vivo y que mientras exista un antorchista en este plano terrenal, su recuerdo seguirá siempre presente. ¡Salud, camaradas!

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