A pesar de ser una de las zonas más fértiles de México, Chiapas enfrenta una serie de problemas que dificultan el desarrollo y la productividad de la actividad agrícola en la región. Lejos de la tierra fértil de la que todo emana, el campo chiapaneco se ve afectado, provocando así no solamente problemas económicos en la región, sino incluso pérdida de suelo, sequía e incluso migración, problemas que son consecuencia del abandono a este sector tan importante.
Uno de los problemas que terminan afectando al campo mexicano es la falta de capacitación de los agricultores y el nulo acceso que se tiene a tecnología de punta que permitiera no solamente optimizar el cultivo, sino también provocar menos daño al suelo que cada temporada se va haciendo menos y menos fértil. Aunque el conocimiento de varios campesinos permite exentar al campo de fertilizante, pesticidas u otros químicos que terminan dañando la tierra a la larga, es evidente que herramientas modernas y de eficiencia probada podrían impactar de manera positiva en los resultados obtenidos en las cosechas.
Pero este problema afecta también, en otro alcance, a la infraestructura social de la zona. No es un secreto el mal estado de las carreteras e incluso la inexistencia de estas en regiones apartadas en el estado.
Un agricultor de La Frailesca o de la costa, por ejemplo, presentará mayores problemas para transportar sus productos a la capital, por los vericuetos en los que se han convertido los caminos hacia su zona.
En la zona de Los Altos, donde el café es de gran calidad, el mismo problema impide que se pueda comercializar el producto debido a lo accidentado de los caminos, que en temporadas de lluvia se vuelven verdaderas zonas de desastre y accidentes, haciendo aún más difícil el trabajo de los agricultores.
Hay quienes afirman que los apoyos al campo que han dejado de verse ya atenuaban en buena medida el acceso a créditos que permitieran que los campesinos de la región pudieran hacerse de mejores semillas o maquinaria, pero lo cierto es que esto aún no ha sido suficiente.
Se necesita, pues, de un apoyo real al campo, lo cual incluye también la investigación, la conexión de las distintas universidades con enfoque al campo y apostar por la ciencia del mismo, no sólo para materia de estudio en las aulas sino para transformar en la realidad los problemas que a este sector conciernen.
La migración ha sido consecuencia también del "mal del campo", pues al ver perdidas las tierras, los agricultores han dejado sus casas en búsqueda de mejores oportunidades que a veces encuentran un sueño más profundo: el de la muerte.
La migración ha sido consecuencia también del "mal del campo", pues al ver perdidas las tierras, los agricultores han dejado sus casas en búsqueda de mejores oportunidades.
Muchos productores se ven obligados a abandonar sus tierras o a pagar cuotas de extorsión a grupos criminales para poder seguir trabajando en sus cultivos, lo que afecta gravemente su economía. La inseguridad y la presencia de grupos criminales en la región también azotan con dureza a los que del campo viven.
Todos estos problemas, que ahora se han agudizado debido al cambio climático, la privatización del agua, la infertilidad del suelo desgastado, etcétera, ponen en grave peligro al suelo chiapaneco, al que, según datos del Inegi del año pasado, sumaban ya 507 mil 377 agricultores.
Ante esta situación, es necesario que se tomen medidas urgentes para mejorar la situación del campo chiapaneco y garantizar el desarrollo sostenible de la actividad agrícola en la región. Es fundamental que se promueva la capacitación de los agricultores en el uso de tecnologías y prácticas agrícolas modernas que les permitan aumentar la productividad de sus cultivos; es necesario mejorar la infraestructura de transporte y comercialización de los productos agrícolas, para facilitar su distribución en el mercado; y sobre todo, es fundamental fortalecer la seguridad en las zonas rurales de Chiapas y garantizar la protección de los agricultores frente a la violencia y la inseguridad en la región.
Además, es necesario que se realice una investigación real de los problemas estructurales del campo y que se planteen soluciones desde los estratos más altos del estado para poder atenuar estos males.
No debemos olvidar que el desplazamiento económico que está provocando la migración misma, que se va agravando debido a la delincuencia imperante en el estado, no solamente afecta de manera directa a los agentes directos del campo mexicano, a los artistas del campo que dedican jornadas extenuantes a sus cultivos para ver apenas retribuidas las fuerzas del día siguiente, quitar de vista lo que del campo obtenemos hace que perdamos también conciencia de que los productos que de ahí devienen forman parte esencial no solamente de nuestra alimentación, sino incluso de nuestra supervivencia.
Es necesario hablar del campo, compañeros, es necesario que labremos en las tierras de nuestro estado las ideas que lo liberen y que puedan levantar el rostro del campesino que ha rasgado ya el sol su rostro, a este que le hace falta sobre todo, libertad en su espíritu.
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