MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Niños de la calle

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Millones de niños en México viven en la calle. Se les puede ver en avenidas haciendo malabares para ganarse unas monedas o limpiando vidrios de los coches, durmiendo afuera de las estaciones del metro o en mercados. Su historia siempre ha sido marcada por alguna tragedia familiar; son niños que huyen de sus casas porque son víctimas de violencia intrafamiliar o por la miseria que padecen.

Ellos van en busca de esa felicidad que se vio truncada por los problemas que los abruman a temprana edad, y en la calle encuentran el infierno con rostro de drogas, abusos, prostitución y acoso policial.

Los niños de la calle son la marca más profunda de la desigualdad, de la tristeza, del desamparo, en el que viven los más desprotegidos de nuestra patria, y de los que pocos hablan, porque los Gobiernos y gobernantes pretenden taparse los ojos para no verlos y olvidarlos en vida, ignorar su existencia, porque según ellos, sus ropas sucias, malolientes y rotas, afean las grandes ciudades.

Ellos van en busca de esa felicidad que se vio truncada por los problemas que los abruman a temprana edad, y en la calle encuentran el infierno con rostro de drogas, abusos, prostitución y acoso policial.

Según datos de la Unicef en el mundo existen 120 millones de niños que viven en la calle, (de estos 20 millones viven en África, 30 en Asia, 60 millones en América Latina), y México tiene “honrosamente” a 5.2 millones de niños viviendo en la calle, como la prueba clara de lo enfermo que está este sistema en decadencia, pues los derechos de estos pequeños son vulnerados, pues no se respetan, es más, apuesto que los niños de la calle ni siquiera los conocen.

¿Qué clase de seres manejan este mundo que mantienen a 120 millones de niños viviendo en la calle? Nos hemos deshumanizado a tal grado que nos da tristeza ver a estos pequeños, despeinados, sucios, y muchas veces damos una moneda para ayudarlos.

Quienes poseen las riquezas a manos llenas y los gobiernos son quienes tienen la obligación de acabar con este flagelo social, que representa la consecuencia de un sistema podrido, en donde la mayor parte de la población del mundo vive en pobreza y donde a los niños se les castiga manteniéndolos en la calle, sin derechos y padeciendo toda clase de humillaciones y maltratos, deshumanizándose por las condiciones a las que han sido obligados a vivir.

El 12 de abril se celebró el Día Internacional del Niño de la Calle, fecha que nace con el objetivo de recordarnos a esos niños, y que fueron abandonados a su suerte por un sistema rapaz que todo lo destruye y corrompe.

Los mexicanos conscientes no debemos permitir que esto siga ocurriendo y porque los niños son lo más sagrado que poseemos; su inocencia no puede ser corrompida por las cosas grotescas que en la calle se ven.

Pero no basta con buenos deseos, aunque por algo se empieza. Los males que nos aquejan deben ser atacados de raíz, pues la mayoría de estos provienen de un mal mayúsculo llamado pobreza y desigualdad, de que un puñado de ricachones sean los dueños absolutos de los recursos naturales, que se han apoderado de ellos y los explotan a sus anchas con el amparo de las autoridades, y la gran parte de la sociedad se debate entre la pobreza y la desigualdad.

Urge la unión de todos los mexicanos buenos y nacidos con corazón para cambiar el rumbo del país, para no seguir permitiendo que unos cuantos estén saqueando a nuestro país y sigan llenando sus bolsillos a manos llenas, mientras millones no tienen para alimentarse o curarse.

El capitalismo está llegando al límite, con la inseguridad, la violencia (siete niños son asesinados en México cada día).

Alcemos la voz, unámonos en un frente para cuidar de nuestros niños, para velar por su seguridad e integridad. Actuemos hoy, mañana puede ser demasiado tarde.

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