El Movimiento Antorchista Nacional celebró la inauguración del XXIV Encuentro Nacional de Teatro, en el teatro Aquiles Córdova Morán, en la cuna del antorchismo, Tecomatlán, Puebla, con más de 2 mil asistentes que acudieron de distintos estados de la república mexicana para presenciar este hecho.
El evento estuvo cargado de color y energía, y demostró una vez más que Antorcha, como lo afirmó su vocero nacional, Homero Aguirre, es el mayor impulsor del arte a lo largo y ancho del país.
Si los hombres y mujeres quieren cambiar su sociedad, deben ser cultos, afirma Aquiles Córdova. Y para lograrlo, explica, es fundamental acercarse al teatro, a la poesía y, sobre todo, a la lectura.
Las más de dos mil almas que abarrotaron este recinto antorchista esperaban ansiosas las palabras del maestro Aquiles, quien a lo largo de cinco décadas ha dado luz y guía a los antorchistas en el país. Esta vez el llamado del líder social impresionó por su elocuencia y carga de verdad, e invitó a la reflexión, porque toca las fibras más profundas de la realidad mexicana.

El maestro fue muy claro: México atraviesa un momento muy difícil, como ya lo ha venido afirmando con pruebas fehacientes, en el terreno económico, político y social.
Quienes llevan las riendas de nuestro país no han podido o no han querido dar claridad y respuesta a los tantos miles de problemas que todos los días los de a pie padecemos: problemas en el área de la salud, al observar cómo miles de mexicanos aún mueren de enfermedades curables por no recibir atención médica; la decadencia del sector salud, que se traduce en falta de medicinas, personal e insumos médicos para atender enfermedades.
Por eso, a menudo vemos cómo personal de salud (médicos y enfermeras) se manifiesta en las calles para exhibir esta grave situación y exige solución. Ante esto, el gobierno sólo ha salido a denostar su lucha, sin ofrecer soluciones.
Pero por si no fuera poco, los mexicanos padecemos un transporte deficiente, una educación en las escuelas que deja mucho que desear que, como resultado, una y otra vez, vemos cómo nuestros niños y jóvenes reprueban las evaluaciones internacionales, en donde deberían demostrar sus conocimientos, aportados por un Estado que se preocupa realmente por formar ciudadanos conscientes, inteligentes y preparados; sin embargo, en estas evaluaciones, tristemente se ha demostrado lo contrario.
Y qué decir de la inseguridad, si el día a día de los mexicanos se traduce en vivir en una constante zozobra, por el peligro latente al que estamos expuestos, ante los grupos delincuenciales que han tomado representatividad y que parece que en este gobierno fueron vitaminados para seguir esparciendo terror hacia la población.

Ante esta maraña de problemas, el maestro Aquiles planteó una postura firme y contundente, para poder aportar nuestro granito de arena e ir fincando las bases para hacer de México un país más próspero: la respuesta de los mexicanos debe ser la unidad consciente y organizada. Dijo que es necesario cerrar filas en el país, para que Antorcha sea capaz de revolucionar la situación política, económica y social, de salud, de educación.
El maestro, a su vez, criticó tanto a la derecha, así como el actuar del gobierno en turno, con una postura política clara: “Para ello no tenemos que voltear los ojos hacia la derecha, ni someternos ciegamente a la política morenista, necesitamos ser hombres y mujeres cultos”, afirmó.
En esto, el maestro hizo claridad que la solución no está en repetir modelos fallidos ni en dejarse llevar por discursos que prometen mucho, pero explican poco. La cultura, el conocimiento y la organización consciente son, en su visión, la ruta necesaria, y estoy de acuerdo con sus palabras, porque las dice un hombre preparado y consciente de la realidad social, que ha dedicado sus años para conocerla, y podemos estar seguros que sus análisis, basados ante en un método científico, además de hacernos claridad, nos dan la solución para lograr un cambio significativo.
Y para demostrar su grandeza, sin precedentes y con el afán de contribuir en la formación del individuo, el maestro relacionó el teatro con la formación política y cultural del pueblo.
No lo hizo desde el romanticismo, sino desde una explicación histórica sencilla pero contundente. Recordando a Tespis, aquel dramaturgo que con una simple plataforma móvil lograba que los pueblos se emocionaran y reflexionaran. Y remarcó una idea que, en mi experiencia, suele olvidarse: “Si el hombre crea algo, es por la sociedad que lo rodea, el hombre es hijo de esa sociedad”.
Y también estoy de acuerdo, porque el arte no aparece por generación espontánea, sino que responde a un momento histórico, a problemas reales, a una manera de entender el mundo.
Por lo tanto, el maestro señaló con firmeza que el artista jamás podrá ser apolítico, porque quiera o no forma parte de una sociedad, que lo condiciona y le exige tomar partido, por supuesto, con su arte, ante un lado, del pueblo, o del lado de la burguesía, que se adueña de todo y que tiene sus defensores. Así la cosas, muy claras y precisas. Es por ello que a los artistas debe quedarles clara su responsabilidad social.

“Cuando los directores escogen la obra que van a presentar, eligen su posición política y deben estar conscientes que esto puede inducir a la gente a compartir su vida, sus capacidades y fortuna con los demás”. Y tiene razón. Cada obra teatral, incluso la que parece más ligera, propone una mirada sobre la vida, sobre el bien, sobre la justicia, o, todo lo contrario.
El maestro hizo un esfuerzo muy grande para hacernos entender a todos los presentes y a los tantos que veían la transmisión a través de las redes sociales, que urge la formación constante de los mexicanos, que necesitamos hombres y mujeres más cultos, al definir esta palabra como la síntesis de conocimiento, dijo que individuo culto es todo aquel que sabe y conoce el acontecer social y político, que no se deja engañar y puede ofrecer una visión clara de los problemas por los que atraviesa nuestra patria, pero también puede ofrecer la solución.
Algo que debe quedarnos claro, como parte de nuestra formación, es que no bastan el entusiasmo ni la indignación, sino la formación constante. “Si los hombres y mujeres quieren cambiar su sociedad, deben ser cultos”, afirmó el maestro. Y añadió que para lograrlo es fundamental acercarse al teatro, a la poesía y, sobre todo, a la lectura. En un país donde los índices de lectura siguen siendo bajos y donde el acceso a la cultura muchas veces depende del nivel socioeconómico, esta afirmación tiene una profundidad enorme.
Es muy valioso para mí y cumple perfectamente con mis expectativas todo lo dicho por el maestro, y que este espacio teatral se convierta en un espacio para la reflexión sobre el rumbo que debe tomar nuestro país, y sobre todo hacernos claridad que en este proceso, todos los mexicanos jugamos un papel fundamental. Tomemos el arte, no como un lujo, sino como la herramienta de transformación social que es.
Porque esta patria debe convertirse en un semillero de mujeres y hombres cultos para darle a México el rumbo correcto.
Mientras, disfrutemos de este gran evento cultural, el XXIV Encuentro Nacional de Teatro, como parte de esa formación cultural que propone el maestro. Y tomemos como tarea fundamental aprender, prepararnos, volvernos más críticos y conscientes de la realidad social y con eso estaremos contribuyendo demasiado para el cambio de rumbo que necesita urgentemente nuestro país.
En nuestras manos está el cambio consciente, profundo y no cosmético de México, hagamos nuestra parte, sumemos con nuestra labor al trabajo constante que viene realizando el Movimiento Antorchista y los resultados serán exitosos. Tengamos confianza que bajo la guía de nuestro maestro y de nuestra organización social, los frutos pronto se verán, y este cambio urge, hagamos lo propio para lograrlo.
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