La educación del país enfrenta una situación lamentable, puesto que la maestra Delfina Gómez, nombrada como secretaria de Educación Pública por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde un inicio no planeaba realizar cambios, ni tampoco pensaba en evaluar cómo se encuentra la educación en México, por lo tanto, no buscaba cambios en el país ni su transformación con empatía ante las demandas sociales de las maestras y los maestros.
La titular de la SEP al asumir el cargo, comentó unas prioridades de su agenda de gestión pública, programas de largo plazo de formación continua y desarrollo profesional para maestras y maestros, directivos escolares y asesores técnicos en servicio. Ella solo nos engañó con prometer revisar los contenidos y métodos de enseñanza y los aprendizajes escolares, así como con el programa nacional de evaluación e intervención en materia de infraestructura educativa y programas de becas.
Lo que demostró es la pésima atención y la creciente desvalorización del magisterio nacional; problemas que se han vuelto prácticas cotidianas en las instancias burocráticas de la SEP y de los organismos de administración educativa, desconcentrados, de las entidades federativas.
Un caso particularmente grave, que no ha sido revisado por la titular de la SEP, es la operación de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), desde donde se llevan a cabo los procesos de admisión, promoción y reconocimiento del personal docente, de directivos escolares y asesores técnicos de la educación básica y media superior.
México es uno de los pocos lugares en el mundo donde las autoridades educativas federales piensan que, primero, hay que construir la casa y, después, diseñar los planos. Todo al revés. Cuando lo adecuado es hacer una revisión curricular (sobre todo en la conceptualización pedagógica), en primer término, y después realizar las adaptaciones respectivas en los contenidos y formatos de los materiales o auxiliares didácticos.
Hasta el momento, no hay claridad ni certeza acerca del nuevo proyecto curricular para la educación básica. Con esa visión pragmática, la definición de la Nueva Escuela Mexicana sigue en proceso de construcción. A no ser que la claridad del proyecto educativo de la 4T, consista en profundizar las contradicciones y los problemas generados por las políticas públicas educativas tecnocráticas y neoliberales.
Lamentablemente, en la agenda educativa de la maestra Delfina Gómez no aparecieron, no al menos en la lista de las prioridades que apuntó en su cuaderno, las políticas públicas que se seguirían, desde la SEP, a partir del marco legal vigente y del contenido del Programa Sectorial de Educación de este sexenio, sobre la formación inicial de maestras y maestros, ni se vio tampoco un pronunciamiento claro y contundente, en el orden de las prioridades, acerca de los necesarios programas nacionales para avanzar en la formación profesional y continua de las figuras docentes, directivas y los respectivos equipos técnicos; la maestra Delfina Gómez Álvarez es miembro de la élite política emergente del régimen de la 4T; es un personaje político de la más alta confianza de López Obrador. Hay vía directa para tomar decisiones en el más alto nivel de la gestión pública. Lo que no hay es voluntad política para atender a las demandas magisteriales y de la sociedad.
Lo que los hechos indican, es que la funcionaria ha estado más concentrada en dar continuidad a las políticas públicas educativas del pasado, y se ha mostrado poco preocupada en impulsar el cambio radical o de raíz que propuso López Obrador durante la campaña política en 2018, en realidad su paso por la Secretaría de Educación solo fue un trampolín para seguir escalando su ambición de poder y no de hacer un verdadero cambio que tanto necesita nuestro sistema educativo y nuestro país, se va del puesto de secretaria de educación donde este puesto no necesita una competencia y habilidades para dirigir así como se los piden a los maestros que realmente están frente al aula, solo se necesita tener la aprobación y dedazo del máximo dirigente del país sin importar si está a la altura o no del trabajo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario