Según datos del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2020, el 22.5 por ciento de la población mexicana, sufría de carencias en la alimentación de calidad, que corresponde a 28.6 millones de personas, cifra mayor en 1.1 millones a los datos del año 2018.
La pobreza no sólo se define por los bajos ingresos; el Coneval considera seis carencias adicionales: rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos, y alimentación suficiente y de calidad.
¿Qué dice la ley en este tema? El artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su párrafo tercero dice: "Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará". Pero además, como consecuencia, la mayoría de los niños, jóvenes y adolescentes no tienen acceso a una educación de calidad.
En México, hay más de 22.3 millones de niños, jóvenes y adolescentes que estaban estudiando pero que no se inscribieron en el ciclo escolar 2021-2022, donde además más del 59 por ciento no piensa retomar la escuela (Inegi, 2022); el 78.2 por ciento de niños y el 89.4 por ciento de niñas de 3 a 5 años de edad, no ingresaron a la escuela con el argumento de que es pequeño; en total, 976 mil hombres y 870 mil mujeres de entre 3 a 29 años, no asistieron a la escuela por discapacidad física o mental, por tener que trabajar o por falta de dinero o recursos, siendo esta última la razón del 41.6 por ciento de la población (Inegi, 2022); del total de 3 a 29 años que se inscribió en los ciclos escolares 2020-2021 y 2021-2022, 1.5 por ciento (444.3 mil) cambió de tipo de escuela: 54.1 por ciento lo hizo de escuela pública a privada y 45.9 por ciento de privada a pública.
Los mexicanos sufren un rezago permanente, con pésimos servicios de salud, educación, vivienda, existen poblados que no conocen el servicio de agua potable, la electricidad, etc., etc., comunidades con extrema pobreza, donde el hambre y las enfermedades son asunto de todos los días y ni hablar de su preparación académica. Desgraciadamente, el problema es nacional.
En resumen, la situación actual le impide al pueblo de bajos recursos acceder a la educación, y debido a que el estado no ha suplido de forma efectiva el programa de Escuelas de Tiempo Completo, deciden sacar a sus niños, jóvenes y adolescentes de las aulas para que entren al trabajo informal; aquellos que han logrado terminar una carrera, contando solamente con esfuerzos individuales porque el Estado no los apoyó con becas o programas, no encuentran empleo acorde a su preparación académica o no encuentran ningún tipo de empleo (33.4 por ciento), (El Economista, 2022).
Para que se escuche la voz de los estudiantes es necesario que su indignación sea abrigada por todos los estudiantes de todas las universidades, para que elaboren de manera coordinada un plan de lucha a nivel nacional, para mejorar las condiciones educativas de todos los estudiantes y si lo requieren las circunstancias, convocar al pueblo trabajador para ampliar esta lucha.
Las acciones de gobierno deben evaluarse constantemente y revisar sus resultados, lo que no funciona se debe corregir, este gobierno está por concluir su periodo haciendo lo mismo, por ello, se necesita despertar a los estudiantes, las autoridades, aunque siempre lo niegan, solo resuelven cuando el pueblo organizado se moviliza y lucha.
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