MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los estudiantes y el pueblo deben luchar por educación de calidad

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A muchos nos puede parecer complicado entender y más aún opinar acerca de las contradicciones y el debate desatado por los nuevos libros de texto, los que el gobierno, con el dinero que le damos todos los mexicanos, elabora, manda a imprimir y reparte de manera gratuita y masiva en las escuelas públicas para la educación de nuestros hijos.

Quienes los critican y condenan aseguran que presentan errores en sus contenidos, que significan un retroceso en la calidad de la educación pública y ponen énfasis en un supuesto sesgo en los mismos, que catalogan de ideologizantes, que exaltan la confrontación de clases, y hay hasta quienes se atreven a refutarlos de “comunistas”.

Por su parte, los artífices de los libros hablan de una supuesta Nueva Escuela Mexicana (NEM), que presentan como una reforma educativa que no tiene marcha atrás, es decir, no analizan los argumentos contra de los libros, salvo algunos “intentos” para maquillar los errores, y sostienen que, de todos modos, van a repartir los libros e imponer la NEM.

Creo que nos conviene tener claro qué es lo que está sucediendo, cómo nos afecta a los más pobres, para saber cuál puede y debe ser nuestra posición y defenderla ante quien sea y en las circunstancias que sean. Recuerde usted, amable lector, que estamos hablando de la educación de nuestros hijos. El tema es extenso, muy estudiado, y suficientemente explicado, aunque aquí solo podremos presentarlo a grandes brochazos, gruesos, pero no burdos.

Quienes intentan definir la Educación en general coinciden en que “en la escuela se trata de construir en el individuo conocimientos, habilidades y hábitos, así como virtudes y valores”. El proceso ha estado siempre al amparo de la sociedad en su conjunto, en defensa del mismo colectivo que en esa educación se produce y reproduce.

Por ello Marx tiene razón al explicar que una vez que esa sociedad se divide en clases con intereses encontrados, opuestos, para que la sociedad funcione es necesario el dominio de una clase y el sometimiento de las otras; esta característica inevitablemente se reproduce en el sistema educativo, de manera que no hay educación que no esté definida por los intereses de las clases, la educación en una época y lugar determinados, sea pública o privada responde a los intereses del sistema, es decir a los intereses de la clase dominante. Esto es lo que quiere decir ideología. Luego, no hay ni puede haber educación pura e independiente de la ideología de clase. En la escuela se debe enseñar, entonces, los “conocimientos, habilidades y hábitos, así como virtudes y valores” que le convienen a la clase dominante, para producir y reproducir su sistema.

También en el México de hoy, la educación ya tiene sesgo ideológico, y es el de la clase dominante. Los opinadores que critican a la NEM y dicen que se está ideologizando, ocultan, pues, que la educación ya está ideologizada, desde el punto de vista de la clase dominante, más en concreto del pensamiento neoliberal (capitalismo crudo, libre de las trabas que le impuso un tiempo la lucha de las clases sometidas, dispuesto a imponerse a costa de lo que sea). Acusan, además, de que el modelo de la NEM de AMLO es comunista, ideologizante desde el punto de vista de las clases trabajadoras y, por ello, rebelde contra el sistema actual.

Una educación socialista o comunista solo sería posible como resultado de la transformación del sistema en socialista o comunista, el cual, a su vez, tendría que conformar esa nueva educación para producirse y reproducirse

Esto no puede suceder, intentar esta distorsión de la sociedad, si realmente se intentase, que yo digo que no es así, solo podría traer tropiezos y mayores males sociales que afectarían primero que nada a las clases más desprotegidas, a los trabajadores. Una educación socialista o comunista solo sería posible como resultado de la transformación del sistema en socialista o comunista, el cual, a su vez, tendría que conformar esa nueva educación para producirse y reproducirse.

Intentar hacerlo al revés, es decir, transformar primero la educación sin haber transformado el sistema nos llevaría al absurdo de que el sistema no puede producirse ni reproducirse, lo que llevaría al fracaso social y a retrocesos aún mayores y más dolorosos. Sería como crear un nuevo ser vivo sin haber creado su alimento para que sobreviva, o al revés, crear el alimento de un ser vivo inexistente y dejar al que sí existe sin posibilidad de alimentarse ante la inexistencia del suyo, lo que lo llevaría a la muerte.

La sociedad no funciona así, la sociedad no es un laboratorio para que ensayen unos alucinados que se sientan no solo mesías sino creadores, y que pueden jugar con el destino de toda una nación.

Pero esto no está sucediendo, la rimbombante NEM de AMLO no es sino un modelo de educación neoliberal aún más radical, más neoliberal, que viene a hacerle el trabajo sucio a las clases privilegiadas de vuestro sistema económico. En este caso lo que logra hacer es en efecto hacer una educación básica que predispone a nuestros hijos a ser menos capaces para desarrollarse académicamente en un sistema que no ha dejado de ser de competencia, dejándolos en desventaja, fatalmente destinados a ser, como dicen los más radicales de los críticos, personas incapaces de sobrevivir en nuestro sistema y que terminarán siendo trabajadores sin aspirar a una vida profesional de superación. 

Además, es falso que una sociedad colectiva no necesite gente capaz, a costa incluso de destacar por encima de otros, que no tiene que suceder esto aplastando a los demás, como sucede en el capitalismo, sino de manera colectiva y fraterna. Pero eso sucederá en el socialismo.

Y en ningún caso, la tarea de la educación debe evitar que los estudiantes se superen y se desarrollen, sino todo lo contrario. Por ello la NEM, que en efecto degrada la educación y reduce la formación de los estudiantes no es comunista ni socialista sino más neoliberal, pues son las clases poderosas las que quieren un pueblo mal educado, incapaz y conformista, pues este es más fácil de explotar.

En las actuales circunstancias, una posición progresista y combativa en la educación es más parecida a la que propone Antorcha: luchar por una educación de calidad para los hijos de los trabajadores, por una educación democrática, crítica, científica y popular. Y con eso hacemos más, muchísimo más, que con modelos guandos y demagogos de “nueva educación” construidos con ideas dislocadas y anticientíficas. Los estudiantes y el pueblo deben luchar hoy por educación de calidad, y con eso hacen mucho más por la transformación progresista de nuestra patria. A eso los invita Antorcha Campesina

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