MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las tareas pendientes de la Revolución mexicana

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Interesante es el contexto en el que se desarrolló la Revolución mexicana, donde se conjugaron las grandes personalidades de Francisco Villa en el norte del país y Emiliano Zapata en el sur, figuras fundamentales en este movimiento y que se fundieron con el espíritu de justicia y libertad que clamó el pueblo. Ya lo dijo Marta Harnecker: “Las revoluciones sociales no las hacen los individuos, las personalidades, por muy brillantes o heroicas que ellas sean. Las revoluciones sociales las hacen las masas populares. Sin la participación de las grandes masas no hay revolución”. 

Las condiciones materiales en las que vivía el grueso de la población: la gran mayoría acasillados en la hacienda del patrón, sin una vivienda propia para su familia, sin trabajo digno ni un salario justo, sin escuelas para educar a sus hijos, padeciendo la enorme insalubridad en el campo, la falta de hospitales, así como la escasez de medicamentos.

Asimismo, se vivía el peso de un gran número de impuestos sobre la espalda de los obreros, la injusta repartición de tierras en el campo (existían miles de hectáreas a nombre de un solo terrateniente), la constante devaluación de nuestra moneda durante el Gobierno del general Porfirio Díaz, la prohibición de las huelgas, sobre todo después de las movilizaciones de los mineros de Cananea que iniciaron la lucha por conquistar la jornada de ocho horas y que fueron los primeros mártires de una noble cruzada de héroes anónimos; precursores de una revolución social que habría de transformar la fisonomía de la nación. 

Cabe decir que siete meses después del suceso de Cananea (ciudad situada al norte de Sonora) se registró otro en el estado de Veracruz, concretamente en Río Blanco, donde se había formado un círculo de obreros libres que sostenían ideas del programa del Partido Liberal de los hermanos Flores Magón, de decidida oposición al régimen del General Porfirio Díaz, cuyos dirigentes fueron fusilados, mientras a otros líderes menores fueron deportados al lejano territorio de Quintana Roo, condenados a trabajos forzados. 

Estos hechos dispersos en el territorio mexicano fueron caldo de cultivo para la organización de un movimiento revolucionario que levantó en armas a la mayoría de la población.

Por otra parte, la escasez de servicios básicos como agua potable, electricidad, drenaje, pavimentación de calles, entre otras muchas carencias e injusticias que vivían las grandes masas populares, fueron el detonante que hizo estallar el movimiento revolucionario. Que sí fue revolucionario, porque se luchó para que se realizaran grandes cambios en el país e inició con los de abajo, pero terminó siendo manipulado por los de arriba.

Veamos hasta dónde se concretaron las metas de la Revolución mexicana después de la derrota del dictador Porfirio Díaz. Tras la caída de su régimen, se instaló un nuevo gobierno de transición que encabezó Francisco León De la Barra, el cual, tras un interinato muy breve, pasó la banda presidencial a Francisco I. Madero, quien resultó el ganador de la primera elección democrática en la historia de nuestro país y que ocupó la silla presidencial de 1911 a 1913, año en el que fue asesinado junto a su vicepresidente José María Pino Suárez por órdenes del entonces comandante de las fuerzas armadas, Victoriano Huerta, quien con un golpe de Estado se hizo del poder hasta su renuncia en 1914. 

Pero, ¿quién era Francisco I. Madero? Nacido en el seno de una de las familias más adineradas de Parras de la Fuente, Coahuila, estudió en Estados Unidos y Francia. En varios discursos durante su campaña decía que el pueblo no pedía pan, sino libertad, lo cual evidentemente no era así. El pueblo sí tenía hambre y él no representaba los intereses de la clase pobre del país, sino a un grupo de la burguesía nacional que evidentemente no conocía el hambre ni las carencias propias de un pueblo pobre. No representaba a la muchedumbre que votó por él.

Por lo tanto, desde el inicio de esta nueva etapa democrática en México, los cimientos para formar una nueva sociedad al servicio de la clase obrera, siempre estuvieron resguardados los intereses de la gran burguesía nacional e internacional, que nunca soltó el poder y que se dedicaron a conceder reformas electoreras que les permitieron seguir dominando al grueso de la población.  

No es mi objetivo relatar todo lo ocurrido antes, durante y después del movimiento de la Revolución mexicana, sino dejar claro que esta no se consumó como habrían deseado los pobres que dieron la vida por ella.

A excepción del General Lázaro Cárdenas, que procedió a hacer un gran reparto de tierras y a expropiar el petróleo que estaba en manos de empresas extranjeras, el resto de los presidentes intentaron, con paliativos, resolver las enormes carencias que sufría el pueblo; conformándose con implementar programas sociales que paliaran las penurias de las masas populares, o crear leyes con las que intentaban poner orden en algunas áreas de la vida social de los mexicanos, pero nunca se propusieron de forma seria combatir de fondo la pobreza. Esto habría requerido la implementación de un nuevo modelo económico con el cual ya no estaría de acuerdo la burguesía nacional ni nuestros vecinos del norte, que inmediatamente habrían hecho todo para socavar esas ideas e incluso provocar una guerra civil.

México es un país dependiente de los Estados Unidos, con quien comercializa el 78.3 % de sus productos. Nuestro país se convirtió en el principal importador de maíz en el mundo, ya que del total del consumo nacional que es de casi 45 millones de toneladas al año, se producen entre 27 y 28 millones de toneladas; el resto se importa.

Nuestra dependencia de los Estados Unidos no sólo es en cuestión de comercialización de productos, sino que las remesas han crecido exponencialmente, demostrando la debilidad de nuestro país y la enorme falta de empleo, causa principal de la migración de mexicanos hacia el país vecino.

"Las remesas ya se convirtieron en la segunda fuente de ingresos de dólares al país, que no es poca cosa. Ya superaron a la inversión extranjera directa o los ingresos obtenidos por turismo", comentó a EFE Janneth Quiroz, subdirectora de Análisis Económico en Monex Grupo Financiero. 

En resumidas cuentas, la dependencia de México con respecto al gobierno estadounidense es tal que podemos decir que la soberanía de nuestro país está en grave riesgo. Ni somos independientes ni consumamos la Revolución mexicana. Los últimos datos nos indican que no se han resuelto los problemas de falta de empleo, apoyo a la vivienda, atención a la salud con los medicamentos indicados, y la falta de apoyo a la educación es evidente.

“Entre 2019 y 2024, el número de personas en rezago educativo aumentó hasta alcanzar 25 millones. En contraparte, el gasto por estudiante en educación superior se redujo 16 por ciento, comparado con el sexenio anterior. La educación con este gobierno no está mejorando, empeora”, señaló el Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemees), todo esto a pesar de las tan anunciadas Becas Benito Juárez. 

Son varias las asignaturas pendientes de la Revolución mexicana que a la fecha no se han logrado resolver. Tenemos un país cada vez más dependiente de Estados Unidos, un aumento muy lamentable en el número de pobres en el país, pero sobre todo un gran problema de falta de empleo, que ha detonado en índices de delincuencia verdaderamente escandalosos en todo el país y en una peligrosa dependencia de las remesas que aportan nuestros compatriotas. En fin, hay datos duros que reflejan que nuestro país está enfermo económicamente: no somos independientes; políticamente dependemos de los designios del gran capital y socialmente el narco le esta ganando cada día más terreno al Estado mexicano. 

Urgen políticas públicas acordes al momento tan complicado que se vive, pero sobre todo que el Gobierno actual de verdad aplique la famosa frase “primero los pobres”. Urge un gobierno verdaderamente de los pobres, donde la educación, la ciencia, salud, vivienda, cultura, el deporte, los servicios públicos, por mencionar algunos, sean la prioridad del Estado.

No olvidemos que la Revolución mexicana fue la manifestación de la inconformidad de los más pobres ante las injusticias que se vivían. Los pobres tienen un límite, pero cuando despiertan, las masas cual fiera herida no pueden ser domadas tan fácilmente ni con los programas monetarios que implementan los gobiernos actuales.

Los pobres con conciencia de clase no piden migajas, exigen sus derechos; derechos que ya les fueron asignados en la Constitución de 1917 y que lo único que esperan es que se hagan realidad. No basta tener una de las mejores constituciones a nivel mundial, sino que en los hechos los pobres puedan hacer valer sus derechos. Hay asignaturas pendientes de la Revolución mexicana, pero el pueblo unido y organizado puede concluir con los pendientes.

Despierta, tú puedes ser parte de una verdadera transformación de nuestro país a favor de los más pobres. En el Movimiento Antorchista tienes un digno lugar.

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