MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La falta de agua no es cosa de la naturaleza sino de un mal gobierno

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Que no nos engañen: sí hay escasez de agua y sí es culpa del mal gobierno. Para cualquiera que tenga sentido común y esté bueno y sano de la mente, le queda claro que intentar pedirle al presidente Andrés Manuel López Obrador o a cualquiera de sus achichincles de su gabinete que llene con magia las presas y lleve agua a todos los hogares, sería una necedad.

Lamentablemente, ese es el argumento de muchos “defensores” a ultranza del Gobierno: quienes acusan a los que denuncian la indolencia de AMLO. La complicidad, el comedimiento y la rabia espumosa de sus lambiscones y barberos, quienes inmediatamente se ponen en guardia, como lo hacen los perros en cuatro patas, acusando de semejantes necedades a quienes se atreven a manchar la sagrada investidura del mandatario es automática, pero irracional, carente de argumentos y llena de insultos, sin darse cuenta de que semejante bestialidad no habla de las personas a las que critican, sino de ellos mismos.

AMLO ha dejado a su suerte a los mexicanos más pobres, sin obras, sin agua y sin oportunidad para gestionar su propio desarrollo. Este abandono ha sido siempre, pero lo es ahora MUCHO más.

Por eso, tratar de responder con razones a los necios, es igual o peor, de necio. Lo que sí se debe hacer es explicar con la mayor lógica dónde está la culpa del Gobierno (de este y de los anteriores), cuál debería ser su actitud, y hacer propuestas de solución lo más racionales posibles y, si es dable, llevar a la práctica las acciones necesarias y hacer lo posible para que esa solución se ejecute, pues estamos hablando de la salud y la vida de millones de mexicanos, principalmente, por supuesto, de los más pobres.

Ya existen cientos de estudios acerca de la culpa de la acción humana en la desestabilización del medio ambiente y se han hecho propuestas de muy diverso alcance acerca de las acciones que se deberían emprender para revertir ese cambio climático que hoy nos afecta con una sequía atípica, severa y mortal. 

Desde el reciclaje, pasando por las acciones de los organismos internacionales, hasta la eliminación forzada de ciertas áreas de la producción y del uso de combustibles fósiles. Pero también, ya muchos han explicado que un verdadero sistema productivo que cuide el medio y la naturaleza exige la eliminación del sistema capitalista de producción y su afán de ganancia, combinado con la atomización de la propiedad sobre los medios, que la genera y determina.

“Crear una conciencia ecológica implica también combatir la ideología que las clases dominantes han sembrado en nuestro pensamiento sobre el dominio e independencia de los seres humanos respecto a la naturaleza”, asegura Citlali Aguirre, maestra en Ciencias Biológicas por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

Para los fines de esta colaboración, baste, pues, recordar que la verdadera solución contra el daño al medio ambiente y para revertir el calentamiento global, y todos los males que se puedan enumerar en este sentido, tiene como condición sine qua non la revolución socialista, que ponga en manos de la humanidad entera todo el aparato productivo.

Pero, mientras eso sucede, ¿qué pasa en México y qué debemos y podemos hacer? En una colaboración anterior expliqué que la hazaña mexicana que representó en su momento (y representa aún) el sistema Cutzamala —que hoy lamentablemente se está secando, siendo una de las diez obras de ingeniería hidráulica más grandes del mundo, que lleva miles de litros de agua por segundo, desde miles de kilómetros de distancia, mediante un sistema de varias presas, miles de kilómetros de  tuberías, decenas de bombas, miles de kilowatts de energía y el ingenio y trabajo de la quinta parte de la población total—es la prueba irrefutable de que, si queremos, podemos.

Podríamos llevar agua a una colonia en los límites de la ciudad o a una ranchería alejada enclavada en la sierra, pero no se hace. En su momento se hizo el Cutzamala, cierto, pero a pesar de ello, millones de mexicanos, sobre todo los más pobres en las colonias populares y en los poblados marginados, han tenido históricamente falta de acceso al agua, o se les lleva a cuenta gotas, o son los primeros a los que se les corta el servicio cuando hay escasez. ¿Por qué?, ¿por qué no se les ha llevado el agua si ya se ve que sí podemos?

La respuesta genérica es que no se les ha querido llevar el agua. Podemos revisar los argumentos acerca de la viabilidad de los proyectos, y todo lo que puedan argumentar los ingenieros y los especialistas de las instituciones… se puede y no se ha hecho. Eso es lo primero que se debe dejar establecido.

Después es necesario, sin desgastarnos en comparaciones que sí se pueden revisar y documentar pero que son evidentes: los Gobiernos que más se preocuparon por realizar estas acciones necesarias ya no están, y desde que comenzó la etapa neoliberal, que establece que el Gobierno cada vez debe gastar menos en la población, y dejar más todo en manos del mercado, estas obras se han abandonado.

Mis compañeros antorchistas de todo el país, que conviven con la gente más humilde y que han luchado día y noche por mejorar las condiciones de vida de los más pobres —entre lo que destaca el llevarles agua potable a sus colonias y hogares, gestionando proyectos, recursos, haciendo marchas y peleando por que se ejecuten obras de agua potable, etcétera—, a ellos les queda claro sin que se les argumente, que desde que entró al poder AMLO (y la bola de oportunistas y corruptos que lo rodean como garrapatas en un perro), que estas obras se han abandonado completamente.

AMLO ha dejado a su suerte a los mexicanos más pobres, sin obras, sin agua y sin oportunidad para gestionar su propio desarrollo. Este abandono ha sido siempre, pero lo es ahora MUCHO más, con los que tanto presumieron de ser los representantes de los pobres.

Llevar agua a todos los mexicanos es, pues un asunto de voluntad política y a esta se la mueve con la lucha de los pueblos mismos. Y si la necesidad de la lucha crece, la lucha debe crecer. Por eso hoy es correcto luchar por que el Gobierno, como representante de todos los mexicanos, como administrador de los recursos humanos, técnicos y financieros de nuestra querida patria, se disponga a cubrir esta necesidad y a corregir esta omisión, elaborando un Plan Hídrico Integral Nacional que tenga como objetivo llevar agua a TODOS los mexicanos, sin falta, sin segregaciones ni favoritismos, y evitar que se vuelva a presentar esta carencia como hoy sucede. 

Eso es lo que debemos y podemos hacer; hay que luchar porque este plan se elabore y se ejecute, sin importar lo difícil que sea, el tiempo que se tome y el costo que tenga, que para ello contamos con todo el poder de la nación y de sus ciudadanos.

Y si el Gobierno no quiere o se hace del rogar, los mexicanos debemos entender que la última y verdadera salida es hacer nosotros lo que ellos no quieren hacer, y para ello es necesario subir al poder de la nación al pueblo mismo, a través de sus mejores hijos, y con un partido político nuevo, que sea realmente del pueblo trabajador, construido con ellos, por ellos y para ellos. Eso es lo que propone, quiere, y para ello vive Antorcha Campesina.

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