MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La cultura como herramienta transformadora en beneficio de la sociedad

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“El arte y la cultura son herramientas eficaces para despertar las aspiraciones del pueblo, un arte para conmoverlo, educarlo y conseguir un mundo mejor”. Aquiles Córdova Morán

En todo sentido somos entes evolutivos, la evolución es un hecho, tal es el caso de los organismos vivos. Y por supuesto, las culturas se comportan también como organismos vivos, en constante evolución y movimiento. La evolución cultural trata sobre el estudio científico de esos cambios.

Todos hemos oído hablar alguna vez de la evolución. Palabra que seguramente nos lleve a pensar en Charles Darwin y su obra El origen de las especies. Su propuesta era que existía una evolución biológica a través de la selección natural. Sin embargo, este no es el único tipo de evolución existente, el género humano también cambia debido a la evolución cultural.

La cultura se puede definir como el desarrollo de los usos, costumbres, religiones, valores, organización social, tecnología, leyes, lenguajes, artefactos, herramientas, transportes, que se desarrollan por la acumulación y transmisión de conocimientos para la mejor adaptación al medio ambiente. La evolución cultural, por su parte, es la transformación a lo largo del tiempo de elementos culturales de una sociedad, los cuales también cambian a las personas.

Con la cultura se desarrolló la capacidad para transmitir conocimientos y habilidades, sin duda esto posibilitó el surgimiento de una tecnología más refinada, en buena medida gracias a la evolución cultural, el proceso evolutivo se aceleró.

Por principio la evolución cultural necesita de dos habilidades para que se pueda desarrollar y estas son el aprendizaje social y el propio desarrollo de la mente, que es la capacidad de comprender y percibir las conductas, intenciones, emociones, creencias, pensamientos e ideas de otras personas, teniendo en cuenta sus estados mentales y el hecho de que existe un punto de vista diferente al de uno mismo, nacido de la interacción y el contexto sociopolítico y cultural donde nos desenvolvemos.

Las sociedades humanas por medio de la adaptación cultural acumulativa, se desarrollan y evolucionan gradualmente, y en una sociedad dividida en clases, impera la cultura del dominador para su estabilidad y beneficio propio, fundamentalmente.

La realidad nos obliga a trabajar en una transformación verdadera con la masa trabajadora del campo y de la ciudad para transformar su realidad; la cultura como arma transformadora debe servir para tal propósito, que la cultura esté al servicio y beneficie a toda la sociedad.

En una visita reciente a una comunidad del municipio de Zaragoza, Nuevo León, un ejido llamado Puerto del Aire, que se encuentra enclavado en la sierra madre oriental, en la profundidad de los cañones que emergen de la intersección de las montañas, increíblemente un tanto la gente está conforme con su forma de vivir, y según yo sobresalen dos aspectos: no tienen de donde aprender cosas distintas, y lo que han aprendido es impuesto por la sociedad dominante, “es que así nacimos y así moriremos”, y casi se tiene ganado el paraíso eterno si nos mantenemos impávidos ante las grandes necesidades de todo tipo, así las cosas, importante por lo tanto, darle a conocer el desarrollo de la sociedad de una forma clara, precisa y concreta, que los haga repensar su forma de vivir inhumana y carente de servicios de todo tipo.

Pero ¿a quién le conviene que la masa proletaria, no le llegue ningún otro conocimiento? ¿Quién vive a expensas de la clase trabajadora? ¿quién vive a expensas del campesino subdesarrollado? Preguntas fáciles de responder ante una realidad infrahumana, es la clase acumuladora de toda riqueza, riqueza producida por los proletarios, jornaleros y que lo único que verdaderamente poseen es su fuerza de trabajo física y mental son destrezas y habilidades que se venden al mejor postor, y que a cambio solo obtienen miserables migajas para subsistir y nada más, mal alimentados, desnutridos, mal educados y sin conocimientos que los puedan liberar de su esclavitud física y mental, cansados, sin ganas de volver a trabajar, inmersos en una rutina desalentadora y sin poder divertirse, sin poder recrearse sanamente y poder salir de la monotonía.

A través de la historia a la acción de trabajar se le ha satanizado como castigo divino, porque así le ha convenido a la clase poderosa y poseedora de todos los medios de producción y por este medio ha reforzado la idea de que el trabajo es un castigo, dado que lo que se produce no se lo queda el trabajador, sino el patrón, el rico, el usurpador de la riqueza producida por el obrero, el jornalero y proletariado, etcétera.

La realidad nos obliga a trabajar en una transformación verdadera con la masa trabajadora del campo y de la ciudad para transformar su realidad; la cultura como arma transformadora debe servir para tal propósito, que la cultura esté al servicio y beneficie a toda la sociedad.

No sólo lo material es importante, también lo espiritual, Antorcha busca engrandecer el espíritu humano, formando hombres cultos, más sensibles, solidarios, más fraternos y dispuestos a luchar por alcanzar la libertad. Es por eso por lo que nos preocupamos, en primer lugar, por la educación, la cultura y por la politización de las masas trabajadoras.

El movimiento Antorchista Nacional sigue sosteniendo que es indispensable educar y cultivar al pueblo humilde y trabajador, que necesita realizar y practicar el arte y la cultura, por lo que en días próximos le rendiremos homenaje recitando sus grandes obras poéticas, a uno de los más grandes poetas latinoamericanos, Pablo Neruda; es indispensable conocer nuestro pasado para conquistar un mejor mañana, de lo contrario estamos destinados a repetir la historia.

“Creo en ti amigo:

Si tu mano está abierta para dar y

tu voluntad es generosa para ayudar”

Pablo Neruda

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