Junto a otras grandes necesidades de la población se encuentra al frente, sin duda, el asunto de la salud, personal y de la familia. Por eso, aunque por otro lado se hagan aportaciones al ingreso mediante apoyos directos en monetario o en especie, el recorte presupuestal en la salud pública mediante la disminución del monto que el gobierno destina a este rubro, le afecta de manera directa y sensible a los mexicanos más pobres, y no sólo en la cuestión monetaria al verse obligados a hacer gastos que la mayoría de las veces sobrepasan con mucho sus posibilidades de cubrirlo con su raquítico salario o con los pequeñísimos ingresos, aunque juntaran, por ejemplo, todo lo de las becas de toda la familia para solo ello; sino porque además, terminan perdiendo hasta la vida o la de un ser querido.

Y no es retórica, sino la verdad monda y lironda. Por eso toda disminución en el presupuesto de egresos respectivos al área de salud, sea hecha por el gobierno que sea, es una cuestión mayúscula que debe ser tomado por el pueblo como una agresión directa, como una arbitrariedad, pues sea producto de una irresponsabilidad o porque en efecto no se cuente con los recursos suficientes para hacer frente a este tipo de problemática, lo cierto es que en los hechos el resultado es exactamente el mismo. En el presente caso, simple y sencillamente el presupuesto destinado no era suficiente, y con el recorte menos, para cubrir las necesidades que demanda la población.

Ya estábamos muy mal, pero ahora estamos peor. Pues resulta que con la implementación del programa de salud IMSS-Bienestar, ocurrencia de la 4T, lejos de ir mejorando vamos para atrás, pues del Instituto del Seguro Social, que históricamente ha prestado mal servicio a los trabajadores afiliados a él, le heredo al programa sus viejos vicios de mala atención a los derechohabientes, la falta de medicamentos y la falta de una atención, eficaz, eficiente y expedita. Aumenta el problema en la actualidad, porque con el recorte a la salud, en el presupuesto de Egresos de la Federación, se verán severamente recortados los salarios del personal de la dependencia. Y es que, con la federalización de los servicios de salud, los empleados que antes recibían su salario a través de los sistemas de salud estatales, ahora recibirán su pago a través del programa federal y si se están realizando los recortes en ese rubro se verán muy afectados. Como botón de muestra, cabe señalar que, en escaso de San Luis Potosí, en números relativos hubo un recorte del 53% lo que representa un poco más de la mitad. Lo que evidentemente deteriora la situación.

Está claro que la salud pública sólo la ocupamos los pobres que no podemos costear lo que cuesta una atención especializada o hasta de primer nivel en clínicas u hospitales particulares porque no contamos con el dinero para ello. Pero, entre otras responsabilidades del gobierno por mandato de ley, como representante del Estado mexicano, está el de velar por la seguridad social, es decir, el de garantizar que toda la población, tenga la forma y la posibilidad de recibir atención a sus padecimientos de salud, e incluso la garantía de prevención de éstos.

Por eso, es a los pobres a quienes debe interesarnos a profundidad lo que está sucediendo en el país con el dinero público, cómo se está distribuyendo el gasto que realiza el gobierno, ver a quién beneficia y a quién perjudica en los hechos con tales acciones, porque los recursos públicos no son sino la riqueza que sale de los bolsillos de todos los que pagamos impuestos al gobierno para que éste pueda resolver las necesidades de toda la población; y porque es una forma de saber cómo se distribuye la riqueza social en realidad y así ver a quienes beneficia en concreto el gobierno, y de esa manera saber si un gobierno determinado sirve a los intereses de las mayorías o sólo a los de unos cuantos que concentran el poder político y el poder económico en una cuantas manos.

Todo eso para poder ver si el gobierno del que se trate representa los intereses de la mayoría, o por el contrario se trata de beneficiar a los detentadores del poder económico y, por tanto, también del poder político como es el caso del actual. Y todavía más, para poder encontrar una alternativa viable, para hacer que el pueblo llegue verdaderamente al poder político del país, para hacer que las leyes y su aplicación le beneficien directamente a él como pueblo, lo cual está íntimamente relacionado con la distribución de la riqueza social, porque la superestructura jurídico- política e ideológica, sirve, como está demostrado, por el desarrollo histórico para salvaguardar a la estructura económica de la sociedad constituida por las relaciones sociales que establecen los hombres independientemente de su voluntad, en el proceso de producción.
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