Hace unos días, nos enteramos a través de los medios de comunicación y las redes sociales que, según el INE, el primero de marzo iniciaban de manera formal las campañas más grandes de la historia de México. Por supuesto, los candidatos a la presidencia de la república son Claudia Sheinbaum de la coalición Morena, PT y del Partido Verde; Xóchitl Gálvez del frente amplio conformado por el PRI, PAN y PRD; y finalmente, el candidato de MC, Jorge Álvarez Máynez. De acuerdo con el calendario del INE, las campañas terminan el 29 de mayo, seguidas de las votaciones el 2 de junio. En este periodo habrá tres debates en los cuales los candidatos sacarán sus trapos al sol con la intención de desprestigiar a los contrincantes y ganar votos.
Se dice que las elecciones de 2024 serán las más grandes de la historia de México, ya que se elegirá una presidenta o un presidente de la república mexicana, 128 cargos de senadoras o senadores de la república, 500 cargos de diputadas o diputados, y nueve gubernaturas en los estados de Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Los sexenios pasan, los sexenios vienen y el pueblo sigue sufriendo de manera lastimosa precarias necesidades cada día.
También deben renovarse los congresos locales, ayuntamientos, juntas municipales y alcaldías. En total, se elegirán 20 mil 367 cargos en la contienda federal y local, y se espera que los 95 millones 782 mil 429 ciudadanos que están en la lista nominal salgan a votar.
Además, veremos de todo y escucharemos de todo, como siempre nos tratarán de convencer, y las estrellas y el sol juntos, irán a nuestras casas, nos invitarán a sus mítines y eventos de campaña y nos echarán un discurso mareador.
Nos prometerán agua potable, drenaje, energía eléctrica, alumbrado público, pavimentaciones, apoyos para el campo, un sistema de salud eficiente, una economía pujante, sueldos y prestaciones excelentes, acabar con la delincuencia, y para colmo, también nos prometerán ríos donde no los hay. Por supuesto, acompañado de tortas, refrescos, gorras, banderitas e incluso dinero.
Por otra parte, está el pueblo mexicano, una vez más esperanzado en que esta vez el candidato electo como presidente de la república, gobernador, senador, diputado, presidente municipal u otro cargo público, se fije y haga algo por el pueblo, por su colonia, por su calle, por su casa y por su familia.
Los sexenios pasan, los sexenios vienen y el pueblo sigue sufriendo de manera lastimosa las precarias necesidades que lo agobian cada día, no sólo durante las campañas electorales, sino también mientras los partidos políticos y candidatos están en campaña.
Urge que el pueblo se eduque políticamente, se organice y luche hombro con hombro para construir y formar un verdadero partido político que represente a todo el pueblo mexicano y no sólo a unos cuantos. Se necesita un partido político que aglutine a las masas, las dirija, las eduque políticamente y las organice para cambiar de raíz el modelo económico actual. Ese partido solo puede construirlo el pueblo organizado. A eso los invita el Movimiento Antorchista Nacional (MAN).
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