MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Infancia sacrificada

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El trabajo, esfuerzo humano transformador orientado a generar satisfactores de necesidad social, fue determinante del desarrollo mismo del hombre, consecuencia suya es el cerebro humano, así como la mano del hombre; la necesidad de coordinar ambas actividades dio origen al lenguaje como sistema de señales mucho más complejo que el empleado por los animales. Fuente de la vida humana y asociado frecuentemente a una larga vida. Toda la riqueza existente es fruto del esfuerzo físico y mental de los trabajadores ya que la naturaleza casi nada otorga gratis, a cambio exige enormes esfuerzos, desgaste y sudor. Es una manifestación esencial del hombre, tiene un carácter hedónico, lúdico y estético. La satisfacción que deja el trabajo cuando se efectúa una obra o hazaña difícil causa un enorme gusto.

El trabajo manual productivo es un elemento formador en la educación de la juventud, así como elemento necesario para el desarrollo del conocimiento y que además permite conocer la fuente de la riqueza. Sin embargo, a pesar de lo ya mencionado, existen contextos en los que el trabajo está marcado por la monotonía, automatización, largas jornadas, insalubridad, etc. Si estas condiciones son adversas para los adultos, resultan mucho más riesgosas para la salud de los infantes. La protección de niños, jóvenes y mujeres en el terreno laboral dieron origen a una de las leyes para evitar que la explotación de los trabajadores causara mayores daños a esta parte de la sociedad.

El término trabajo infantil, se define como todo trabajo o actividad laboral que priva a los niños y adolescentes de sus derechos afectando su potencial o perjudica su desarrollo físico y psicológico, así como su seguridad. Se refiere al trabajo que es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño o que interfiere con su escolarización debido a que les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que consume mucho tiempo.  

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2023, el año pasado 3.7 millones de niños y adolescentes de 5 a 17 años realizaban algún trabajo. Estos menores trabajaban, la mayoría de ellos en ocupaciones no permitidas o en trabajos domésticos en condiciones no adecuadas dentro de su propio hogar, esta referencia representa un crecimiento de 14.1 por ciento respecto a la última medición. La ENTI 2019, reportaba que, de acuerdo a la medición más amplia del trabajo infantil, en ese entonces, en el país trabajaban 3.3 millones de menores de edad, esta población se incrementó en 462,472 personas y que de este universo el 60 por ciento correspondía a hombres y 40 por ciento mujeres. Las principales actividades económicas en las que se desempeñan son el campo, servicios, comercio, minería, construcción.  Estos millones de niños y jóvenes realizan un trabajo asalariado, sujetos a horarios rigurosos y responsabilidades de adultos, viéndose obligados a abandonar la escuela, un triste dato que nos posiciona como el segundo país de Latinoamérica con el mayor índice de trabajo infantil. Más de la mitad de ellos no percibe ningún pago por sus tareas.

La Ley Federal del Trabajo (LFT) prohíbe el trabajo de menores de 15 años y permite el trabajo de adolescentes de 15 a 17 años que hayan terminado su educación básica obligatoria; prohibía el trabajo de menores de 18 años en actividades que pongan en riesgo su desarrollo y su salud tanto física como mental.

De ninguna manera estamos en contra de que los niños asuman obligaciones y realicen actividades prácticas, no se propone como ideal de todo niño el ocio y evitarles responsabilidades, que todo para ellos sea juego y esparcimiento.  Los niños deben asumir responsabilidades dentro y fuera de la casa pero dentro de una medida razonable, de acuerdo a sus fuerzas, en tareas sanas y en periodos definidos, que tengan tiempo para su necesario descanso y acorde a su edad, que asistan a la escuela y tengan un buen aprendizaje, que tengan tiempo para la práctica de un deporte o arte que les permita cultivar su cuerpo y espíritu. El trabajo no debe consumir la vida de los niños, sino debe ser parte de su formación integral.

Los derechos humanos de niños y adolescentes están previstos en nuestra Constitución política y en tratados internacionales, pero es cierto también que estos derechos ahora son pisoteados por un modelo económico injusto, avaro e inhumano. El gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, así como los defensores de derechos humanos miran hacia otro lado para evitar encarar esta dolorosa violación que merece la más enérgica condena y acción de rechazo. La pregunta obligada es ¿Por qué no hacen nada ante este problema real? La respuesta es que entrarían en conflicto con los intereses de grandes empresas transnacionales, agricultores capitalistas y otros.

Es necesario que el gobierno de Morena, que en campaña pregonó: "por el bien de todos, primero los pobres", genere empleos y que estos sean bien remunerados para todo mexicano, sólo de esta manera las familia tendrán lo suficiente para llevar una vida decorosa, solo así los niños no tendrán necesidad de trabajar ni de abandonar la escuela, mucho menos sacrificar su infancia para ayudar  a su familia. De igual manera es necesario que como pueblo nos organicemos y eduquemos para poder acceder al poder e implementar una política económica que ponga un alto al sacrificio de los niños y podamos formarlos como seres humanos integrales.

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