MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Huitzilan de Serdán, ¡ejemplo a seguir!

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Días terribles vivieron los huitziltecos, perdieron a sus seres queridos, sus tierras, sus casas, sus solares, su comunidad, su vida; teniendo que salir de su pueblo donde acechaba la muerte, pues se perdió la paz y con ello, toda autoridad y respeto. El mundo se acabó para ellos.

Fue asesinado el presidente municipal, el director de la escuela y fueron asesinados no uno, no dos, cientos de campesinos, cientos de indígenas, habiendo sido despojados no ya de sus pertenencias, no ya de su solar, parcela, casa, ¡no! fueron despojados de su vida, de su tranquilidad, de la paz necesaria para vivir.

Huitzilan es ahora un polo de desarrollo en el corazón de la Sierra Norte de Puebla, donde han vuelto los colibríes a volar y retozar alegres y seguros.

Abandonaron su pueblo, refugiándose con sus familias, y conocidos, en los municipios colindantes con el “Lugar de Colibríes” Huitzilan de Serdán: Zapotitlán de Méndez, Ixtepec, Xochitlán de Romero Rubio, Tuzamapan de Galeana, Zongozotla, Xochiapulco, Zacapoaxtla, Cuetzalan del Progreso, Ixtepec, Zaragoza, Zoquiapan.

En estos municipios, Antorcha Campesina había iniciado la organización de los campesinos en torno a sus problemas: falta de trabajo, vivienda, salud, educación, servicios básicos: agua, luz, drenaje, caminos, transporte; desabasto y encarecimiento de la canasta básica, sobre todo el azúcar; alto costo de los insumos para la producción agrícola; la comercialización de sus productos, principalmente el café. Y las vejaciones e injusticias, por su situación de pobreza y desunión.

En estas reuniones, los campesinos de Huitzilan —que vivían refugiados con parientes o conocidos— empezaron a presentar su solicitud de ingreso. Una vez ingresados y conociendo los objetivos de lucha y trabajo de los grupos antorchistas, formularon el pliego petitorio del municipio que les había sido arrebatado, siendo la principal demanda: regresar a su pueblo, recuperar su solar, su casa, su parcela, su cafetal, su trabajo, su paz, su tranquilidad, su vida, sí, su vida, pues estaban muertos en vida.

Se fueron agrupando, se inició la lucha por su pliego petitorio, logrando que se les escuchara; se llamó a elecciones municipales en la junta auxiliar de Totutla —pues recordemos que la cabecera municipal se encontraba sin autoridad—; la ley era el terror impuesto por quienes habían despojado a los campesinos. Nombrada la autoridad, esta pudo entrar a Huitzilan e iniciar la tarea de recuperar la vida.

El ayuntamiento y el pueblo antorchista iniciaron la lucha por:

- Educación: La apertura de las escuelas: jardín de niños, primaria y, la lucha por completar el ciclo educativo. Huitzilan tiene ahora ¡ciclo completo! Secundaria, preparatoria y normal superior.

- Trabajo: El esfuerzo por contar con el sustento diario: el trabajo agrícola, la comercialización. Se tiene la seguridad de la tierra, se mejoran ciclo tras ciclo las plantaciones de café con variedades mejoradas; se cuenta con el beneficio de café y se está comercializando, ya envasado, con su propia marca.

- Salud: Trabajo continuo por mejorar la atención a la salud y preservar la vida: se tiene ahora clínicas de salud en las comunidades y el Hospital Regional en la cabecera municipal.

- Vivienda: Una labor gigantesca por la vivienda y los servicios básicos: se han aperturado y pavimentado calles y caminos, introducido agua potable, drenaje, y alcantarillado, electrificación, así como la construcción de aulas e inspectorías en todo el municipio.

- Cultura, deporte y esparcimiento: actividad diaria por rescatar y hacer de la cultura ancestral de Huitzilan, base del gran desarrollo intelectual de este pueblo de lucha milenaria; alfabetización, nivel educativo completo, impulso de la danza y bailes tradicionales, poesía, música, canto, deporte.

- Infraestructura: auditorio municipal, casas de cultura, canchas y campos deportivos.

Huitzilan es ahora un polo de desarrollo en el corazón de la Sierra Norte de Puebla, donde han vuelto los colibríes a volar y retozar alegres y seguros, pues la fuerza del hombre organizado y consciente ha creado un clima de trabajo que se realiza en paz y armonía.

Son 40 años de lucha, por la vida, pero ha costado la vida de cientos de sus pobladores, entre ellos, verdaderos líderes, representativos del gran reservorio de gigantes, que nuestro pueblo debe despertar con su lucha y acompañar cada vez más en nutrido grupo, para que sus vidas sean preservadas y fructifiquen con mayor vigor, en la formación del mexicano nuevo, que trabaje en la construcción de un México nuevo.

Vivan por siempre: Bartolomé Tadeo Arellano, Ignacio Gómez Cipriano, Juan Gómez Cruz, Francisco Luna Gobierno, Máximo de la Cruz Hernández, Fulgencio Sánchez Martínez, Manuel Hernández Pasión, y todos los mártires antorchistas.

Niño huitzilteco, joven estudiante, campesino honrado, maestro comprometido, pequeño comerciante, pueblo trabajador de Huitzilan, no olvides nunca a estos grandes hombres y continúa afanoso en la tarea de construir la vida nueva. ¡Ahora la conoces! ¡Ahora la disfrutas! Es ¡EL GOBIERNO DEL PUEBLO TRABAJADOR! que ha hecho de Huitzilan de Serdán, “Lugar de colibríes”, en estos 40 años de lucha: ¡un ejemplo a seguir!

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