MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Huitzilan: continuidad y trabajo organizado

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En estos días se culminó ya el segundo año de actividades de la actual administración antorchista en Huitzilan de Serdán con resultados que son consecuentes y dan continuidad al trabajo realizado en nuestro municipio desde hace ya 39 años. Es muy cierto que la anterior administración y la actual se han desarrollado en un contexto muy desfavorable, como producto de las políticas implementadas desde el gobierno federal que han significado la falta de inversión en los municipios, principalmente en el desarrollo de su infraestructura y en otros rubros importantes como el apoyo al campo, la salud, entre otros, condiciones que hemos tenido que sortear para entregar a nuestro municipio avances significativos que permiten mantener el desarrollo y mejoramiento de las condiciones de vida que merecemos todos. Por eso creo importante destacar algunos elementos que sirven de contexto de este Segundo Informe de Gobierno.

En primer lugar se debe reconocer el trabajo y el apoyo decidido del Movimiento Antorchista y de nuestro Secretario General, el Maestro Aquiles Córdova Morán, un luchador social que ha puesto su empeño desde hace 39 años en el desarrollo de nuestro municipio, no solo levantándolo de las ruinas, del sometimiento y la explotación que ejercía el cacicazgo que mantuvo hundido a nuestro pueblo en la miseria, en la inseguridad y en la ignorancia, sino que además trazando con claridad el camino de desarrollo que nos ha traído al estado de cosas que se guarda actualmente y que nos hace aspirar aún más alto, así como lo merece la clase trabajadora, constructora de nuestro país y generadora de toda su riqueza.

También sirva esta pausa como una conmemoración, la más sencilla quizás, a la memoria de los compañeros antorchistas que han entregado su vida en la construcción de un Huitzilan de Serdán que procura mayor justicia social para nuestro pueblo, muchos de ellos, siéndoles arrebatada la vida por las balas asesinas que salieron de las manos de los grupos caciquiles que les carcome las entrañas la simple idea de prosperidad y progreso para las mayorías. Para mis queridos camaradas, en donde estén, deben saber que su entrega no ha sido en vano, que el antorchismo sigue de pie como un robusto árbol que se impone a las peores tempestades y que florece en beneficio de un mejor futuro para el pueblo organizado. 

En segundo lugar, es necesario también considerar las condiciones tan lacerantes en las que se encuentra en nuestros días la clase obrera y campesina del país y del mundo entero. Las políticas económicas aplicadas por las clases que detentan el poder y que se someten al desarrollo continuo del capitalismo avanzan despiadadamente haciendo cada vez más difíciles las condiciones en las que se vive.

Recordemos que el actual modelo económico es un sistema en el que a los obreros se les explota constantemente y sin freno, el trabajo de las fábricas y de los campos que hombres y mujeres realizan todos los días apenas es reconocido y retribuye lo elementalmente necesario para sobrevivir,  pero de ninguna manera se paga ni cercanamente la riqueza que se produce; esta diferencia entre el salario y el verdadero valor del trabajo es la ganancia o plusvalía con la que se quedan los grandes capitalistas y es la causa de la brecha tan inmensa entre poseedores y desposeídos.  

Los grandes teóricos del sistema actual han sostenido que éste es el fin de la historia del desarrollo social, pues ha garantizado el crecimiento de las fuerzas productivas a niveles extraordinarios, asegurando la producción de la riqueza social. Pero Carlos Marx sostiene que precisamente el incremento constante de las fuerzas productivas a cambio del crecimiento de la explotación de la humanidad y la concentración de la riqueza en unas cuentas manos constituyen una de las contradicciones más importantes que darán muerte al actual sistema: la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. 

La ganancia que obtiene el capitalista producto de la apropiación del trabajo no pagado al trabajador solo puede materializarse cuando la mercancía es vendida, si no se vende significa una crisis y la desaparición del empresario. Para asegurar la salida de mercancías se debe garantizar que su producción sea cada vez a un menor costo para poder ofertarla a un mejor precio que sus competidores, para poder lograrlo debe recurrir a la incorporación de tecnología cada vez más automatizada que asegure la producción en mayores volúmenes y a menores costos. 

El desarrollo de la tecnología incorporada a la producción a través de la historia del capitalismo a nivel mundial, permitió el abastecimiento de los mercados y el desarrollo pleno del sistema, en un principio fue condición favorable para la superación del modo de producción feudal que estaba en decadencia, pero en nuestros días, esta automatización de la producción obliga a las grandes empresas a echar a la calle a cientos, miles o millones de trabajadores a nivel mundial, cuya participación en el proceso de producción ha sido sustituida con las nuevas máquinas, condenándolos así a vivir en la indigencia o en actividades económicas informales que apenas les permiten sobrevivir. También este fenómeno de automatización, que permite por un lado el incremento de las fuerzas productivas y que por el otro reduce cada vez más la cantidad de obreros necesarios en el proceso de producción abre la posibilidad de inundar los mercados con productos cada vez más baratos que derrotan a la competencia procreando los grandes monopolios y concentrando cada vez más la riqueza social.  

La gran masa de miles de millones de seres humanos que ahora viven en el desempleo y que carecen de un ingreso seguro y decoroso, no tienen en esta condición las posibilidades de adquirir las mercancías que el capitalista a puesto a la venta y que como se decía, es la única forma de materializar su explotación y asegurar su ganancia. Además, los obreros que aún permanecen en sus empleos formando parte del proceso de producción, aún cuando son más explotados, pues la diferencia entre el valor de su trabajo y lo que se le paga es  cada vez más grande, su cantidad es cada vez menor y por más que se incremente su explotación la ganancia obtenida por los capitalistas nunca se comparará a la que se obtenía de las grandes cantidades de trabajadores que antes participaban en el proceso, se abre paso así a la reducción sostenida de la ganancia para los grandes monopolios o la tendencia decreciente de la tasa de ganancia en el mundo.

Por eso se ha comenzado a tomar drásticas medidas para la defensa de la ganancia de manos de los explotadores del planeta, así se explican las guerras que impulsa el imperialismo en varias partes del mundo, la pérdida de derechos de los trabajadores como el acceso a seguridad social, los salarios cada vez más bajos o el aumento de edades para la jubilación. Así se explica que en nuestro país, pese al discurso oficial desde la más alta tribuna, la vida sea cada vez más difícil para el pueblo trabajador, con menos garantías para gozar de seguridad pública, con sistemas de salud que deja a su suerte a la población, con un endeble sistema educativo que proclama la ignorancia entre los hijos del campesino y del obrero, con altos índices de desempleo y salarios que se consumen en la exorbitante inflación, con la nulidad de inversión en infraestructura de servicios básicos en los pueblos y en las comunidades que los condena a la ralentización o parálisis total de su desarrollo. 

De aquí la vigencia al llamado que hace nuestra querida organización a los pueblos a organizarse, educarse y a luchar de forma decidida para el mejoramiento de sus condiciones materiales y espirituales, como lo hacemos los huitziltecos. Ha pasado la tempestad más agreste de la autonombrada Cuarta Transformación y seguimos de pie, más firmes y decididos, convencidos de la gran tarea que se ha echado a cuestas el Movimiento Antorchista de edificar una sociedad más justa para las grandes mayorías, convencidos de la creación de un partido verdadero de la clase trabajadora, que represente auténticamente nuestros intereses y que nos conduzca indudablemente a la victoria. 
 

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