MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Estar en casa, una jaula para los pobres

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"Para los pobres, que la vida entera

debemos dedicar a nuestro oficio,

la casa es una jaula verdadera,

y quedarnos en ella es un suplicio."

Tabasco, así como toda la República Mexicana, está padeciendo los estragos del covid-19. Y no me refiero solo a la enfermedad, sino a la crisis que llegó junto a la pandemia económica. Después de la cuarentena "voluntaria" en la que estamos inmersos todos o la gran mayoría, se empezó a notar la falta de políticas económicas que garantizaran que verdaderamente estuviéramos preparados como país para afrontar una crisis.

Y esto se refleja en las familias que se quedaron sin ingresos para sustentarse y ahora claman la ayuda de sus gobernantes, dado que la mayoría de la Población Económicamente Activa está en el sector informal (los más afectados de siempre). Para ellos, al no percibir un salario y no tener seguro médico, el problema se vuelve más agudo; quedarse en casa, en una vivienda, donde en no pocos casos viven dos o más familias en hacinamiento, sumados la falta de ingresos para comprar alimentos y las condiciones materiales para guardar la sana distancia, y muchas veces la falta de los servicios básicos (agua, luz, drenaje, etc), respetar las medidas dadas por la Secretaría de Salud, es imposible.

Entonces, con o sin pandemia, la vida del pobre siempre es complicada, pero ésta la agrava a tales extremos que prefiriéramos no imaginárnoslo por la crudeza que trae consigo, pero se hace necesario pintarlo así para ver si se tocan el corazón los señores funcionarios y deciden abandonar o pausar para la supervivencia de su pueblo alguna de sus mega obras. O al menos eso dejan ver los miles de declaraciones y denuncias ciudadanas que circulan en las redes sociales, o por los casos que conocemos de vecinos que se encuentren en tales situaciones.

Un ejemplo son los campesinos de la sierra de Tabasco, que le hacen llegar a su servidor un video donde declaran: "Nos sentimos preocupados, no tenemos trabajo, somos personas de escasos recursos; solo estamos al día y lo poquito que teníamos se nos acabó, algunos animalitos, el poco ahorro nada nos queda, no podemos salir a trabajar y el gobierno se muestra indolente ante nuestras necesidades, lo único que pedimos son despensas para poder sobrevivir".

Otros, empujados por la miseria, están saliendo de sus hogares para buscar algo que llevarse a la boca, y proporcionarle algo a sus familias antes que dejarlas morir de hambre, lo que los pone en riesgo de contagio, por lo que estas familias están condenadas doblemente al hambre o la enfermedad. Ahora bien, el gobernador del estado, Adán Augusto López Hernández, anunció el pasado 20 de abril la distribución de 150 mil despensas para igual cantidad de familias.

Me detengo aquí para hacer dos observaciones necesarias.

La cantidad anunciada, aunque es buena, sigue siendo insuficiente para los más de 650 mil hogares en pobreza que existen en Tabasco, según los datos del Inegi. Estamos hablando de 500 mil familias que no tendrán esta ayuda.

El contenido de la despensa, de acuerdo a medios locales, tiene un valor aproximado de 250 a 300 pesos, y de acuerdo al Coneval la canasta básica mensual de una familia cuesta alrededor de dos mil 800 pesos. Lo que deja claro que no satisfaría la necesidad de la población tabasqueña por todo un mes.

Ante este sombrío panorama, es correcto el llamado que hace el antorchismo nacional a las autoridades municipales, estatales y federales para que de inmediato se instrumente el programa alimentario semanal, y de ser posible el seguro de desempleo para que le ayude a las familias a cumplir con las disposiciones de salud, pues miles de familias tabasqueñas necesitan urgentemente atiendan esta necesidad básica e indispensable como son los alimentos.

Para las familias humildes estar en casa y no tener como llevar el pan a la mesa es una verdadera tragedia, como hace referencia en su poesía François Coppée en la "La Huelga de los Herreros"

¿descansando, sufrir? ¡Quién lo creería!

¡Con los brazos cruzados todo el día,

con el paso torpe, errante la mirada!...

¡Hay tormento más grande todavía

que el mucho trabajar, el no hacer nada!

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