Los gobernantes de Estados Unidos (EE. UU.), con su enorme aparato mundial de propaganda, con las más modernas tecnologías de la información, superando con mucho a los propagandistas del nazismo alemán, pero aprendiendo de ellos, nos repiten hasta el cansancio que son los defensores de la democracia y los derechos humanos en el mundo y declaran una dictadura que violenta los derechos a todo aquel país que no se incline ante sus designios.
Pero, ¿con qué interés fingen defender la democracia y los derechos humanos? Si ignoramos sus palabras y hacemos un recuento rápido de los últimos 50 años, podremos salir del engaño. Veamos algunos de los hechos:
En 1971, en su irracional guerra contra el pueblo vietnamita, envenenó la tierra con el químico “agente naranja” que provocó la discapacidad en más de un millón de personas, el nacimiento de más de medio millón de niños con defectos congénitos, además de asesinar a otro medio millón de seres humanos.
De 2001 a 2021, invadió Afganistán, saqueó sus riquezas, promovió las plantaciones de amapola, droga con la que inundó Estados Unidos y otros países civilizados obteniendo ingentes ganancias. Dejó decenas de miles de muertos.
En 2003, invade Irak, asesina a su presidente, se roba el petróleo y todas sus riquezas naturales y culturales. Mató a alrededor de 200 mil personas, la mayoría civiles, e impuso por la fuerza su democracia y sus derechos humanos.
Para un recuento completo se necesitaría un libro, así podemos continuar con Libia, Siria, Yugoslavia, Serbia.
No hay lugar del mundo en el que meta sus manos sin cometer asesinatos, robos, secuestros, desapariciones, encarcelamientos, torturas, violaciones sexuales y todo tipo de infracciones a los derechos humanos y a los principios democráticos que finge defender. Recordemos que en aras de la democracia arrojó dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, masacrando a cientos de miles de niños, mujeres, ancianos y a todos sus habitantes, sin piedad y sin escrúpulos. En suma, diremos que es la nación que más ha participado en guerras en todo el mundo.
Una rápida mirada al interior de ese país nos hará ver que no hay democracia, ni respeto a los derechos humanos. Para empezar, sólo tiene dos partidos políticos, comandados por dos grupúsculos de multimillonarios que se pelean por el poder para explotar a sus trabajadores. Y no admiten otro partido más, de tal manera que los ciudadanos deben elegir entre el malo y el peor; son dos bandas que se pelean por el botín. En eso consiste la democracia norteamericana.
En cuanto a los derechos humanos, tampoco en su interior los respetan, existe el racismo, la discriminación de los afroamericanos, a los que la policía a diario asesina impunemente; la pandemia evidenció la violación del derecho humano a la salud y a la vida, pues siendo minorías los latinos y los afroamericanos, fueron los que sumaron el millón de muertos por covid-19 y relativamente pocos blancos fallecieron. Para no afectar las ganancias de los monopolios fabricantes de armas, pistolas rifles y metralletas se venden como dulces para niños, dando por resultado que a diario hay tiroteos y masacres en escuelas, mercados, iglesias y en donde sea que se concentre la gente.
Durante la crisis de 2008, el gobierno, para rescatarlos entregó billones de dólares a los bancos en quiebra, dejando a un millón de familias en la calle porque no pudieron seguir pagando su casa. Así es la democracia y los derechos humanos por aquellas tierras. ¿Qué les parece?
Para mantener el orden con tanta injusticia, utilizan artimañas sin medida, desde la constante propaganda de falsedades, los apoyos en efectivo, el alcohol y las drogas de todo tipo para embrutecerlos y criminalizarlos, hasta la represión policiaca y militar.
Para imponer su democracia y sus derechos en el mundo, cuenta con cerca de 800 bases militares en 65 países, varias con ojivas nucleares, en cada base militar se instalan soldados, marinos, aviadores, agencias de espionaje como la tenebrosa Agencia Central de Inteligencia (CIA) con sicarios, cárceles clandestinas y torturadores. En Europa, es Alemania el país que tiene más bases militares de EE. UU., y en Asia es Japón, casualmente ambos países aliados en el fascismo en la segunda guerra mundial y ahora de Estados Unidos.
En pocas palabras, la democracia y los derechos humanos sólo sirven de pretexto para expoliar a otros pueblos sin importar, ya no digamos derechos, sino la vida misma de los pueblos agredidos.
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