MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En memoria de Conrado, Mercedes y su pequeño hijo… ¡Exigimos justicia!

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Hace 20 años, al poco tiempo de ser elegido como responsable de la Casa del Estudiante “Salvador Díaz Mirón” (CESDM), de Xalapa, afiliada a la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) e impulsada por el Movimiento Antorchista, misma que me había acogido dos años antes (al iniciar mis estudios universitarios) llegó el momento de trasladar nuestra morada del centro de la ciudad de Xalapa hacia la entonces Reserva Territorial Santa Bárbara, detrás del fraccionamiento Lomas Verdes y a un lado de la Unidad Habitacional “Las Fuentes”.

Varios moradores no estuvieron de acuerdo y buscaron otras opciones de vivienda; y sólo quienes habíamos entendido algo mejor el gran proyecto formativo y revolucionario de esa casa estudiantil aceptamos ir a vivir a las nuevas instalaciones en obra negra (apenas estaba en proceso de construcción).

Fue en esa época de condiciones precarias de nuestro albergue (sin luz, ni agua, sin mobiliario) cuando llegaron a nuestra casa estudiantil, jóvenes de distintos puntos de Veracruz y de algunos estados cercanos para prepararse con la intención de ingresar al nivel superior. Fue así como, con un grupo de jóvenes de la huasteca veracruzana, llegó el joven Conrado Hernández Domínguez, muchacho humilde, algo tímido, noble, disciplinado, trabajador, afable y modesto en todos los sentidos; así lo conocí inicialmente.

Debido a su origen indígena, había comenzado a dominar tardíamente el castellano y tenía algunos problemas de lectura y dicción, pero siempre atendió con mucha humildad las correcciones al respecto. Con persistencia y decisión propias, y con la guía de maestros en la lucha social, Conrado se fue superando y cursó la licenciatura en derecho en el Centro de Estudios Superiores de Veracruz (CESVER). Al poco tiempo, al renovar el comité coordinador del albergue y, por su disciplina y sencillez, fue el mejor candidato para ponerse al frente de dicho proyecto educativo.

Pocos años después, volvió a sucederme, ahora en la dirigencia de la FNERRR en el estado. Durante un Congreso Estatal para renovar el comité de dicha organización en Veracruz, Conrado fue elegido democráticamente como el nuevo líder por la mayoría de los jóvenes delegados de distintas escuelas de la entidad, en reconocimiento a su gran trabajo al frente de los estudiantes de la capital de Veracruz.

A los pocos años, al celebrarse el Tercer Congreso Nacional de la FNERRR para elegir a su nuevo Comité Central, que tuve el honor de presidir, Conrado resultó electo secretario de prensa y propaganda de dicho organismo, por lo que volvimos a trabajar y convivir juntos, dos años más, encabezando la lucha de los estudiantes a nivel nacional. Junto con él, y otros valientes jóvenes, realizamos jornadas de lucha en diversas entidades, que incluyeron mítines, marchas, plantones y campañas mediáticas para exigir escuelas, becas, albergues y, en general, mejores condiciones de educación para los hijos de la clase trabajadora del país y él siempre fue ejemplo de abnegación, honradez y sencillez. Uno de los logros de esa lucha fue la Casa Nacional del Estudiante en la capital del país.

A su vez, Mercedes Martínez Martínez estudió en el CBTA 136, tiempo en que también fue moradora del Albergue Estudiantil “1º de Mayo” (también afiliado a la FNERRR e igualmente emblema del proyecto educativo antorchista), y demostró su inclinación por la defensa de las causas sociales al encabezar la lucha de su escuela y de su albergue. A “Mechita”, como siempre la llamábamos de cariño, la conocí después que a Conrado, cuando ya era una destacada alumna de la Escuela Normal “Mixteca Baja” (de Tecomatlán, Puebla) e importante líder estudiantil en la Mixteca Baja poblana.

Mechita asumió el liderazgo de la FNERRR en Puebla, casi al mismo tiempo que Conrado, en Veracruz, e igualmente fue electa como integrante del Comité Central feneriano, en el Tercer Congreso Nacional en 2010, como encargada de finanzas.

Y así fue como tuve el honor de convivir con ella durante dos años, junto con todo ese comité, luchando por la educación de los hijos de la clase trabajadora del país. Sus compañeros de escuela, sus dirigidos y quienes la conocimos siempre le reconocimos su dulce carácter para tratar y su arrojo decidido para luchar contra la injusticia.

Pasaron los años, y nuestro afán de seguir ayudando a los humildes nos llevó a otras tierras, a ellos, a Guerrero y a Sinaloa, mientras que mi destino fue poner mis modestos esfuerzos al servicio de la lucha en la sierra nororiental de Puebla. Así, nuestro contacto personal se convirtió en esporádico, pero siempre se mantuvo cariñoso y efusivo en cualquier momento y lugar en que nos encontrábamos.

Mercedes tenía casi todas las virtudes de Conrado, y siempre fue ejemplo de sencillez y abnegación. Más adelante, ambos formaron una familia y procrearon a un niño (a quien no pude conocer). La lucha estudiantil los unió, la lucha social los consolidó como compañeros de causa, su vida les dio un hijo y, no sabemos qué chacales nos privaron a todos de la existencia de seres humanos tan valiosos, reconocidos y queridos.

El jueves 13 de abril, como un mazazo, llegó la noticia de que habían sido encontrados sin vida en un vehículo incrustado en una barranca en un tramo carretero de Chilpancingo a Acapulco, en Guerrero. Los datos de la necropsia arrojaron datos espeluznantes: habían sido asesinados a golpes, arrojados en la parte trasera del vehículo y su pequeño hijo había sido asfixiado.

¿A qué nivel de bestialidad se ha llegado para vejar, torturar y matar así a personas inocentes (dos luchadores sociales y un niño) ?, ¿qué pudo motivar semejante crimen contra personas limpias, como ellos fueron siempre?, ¿quiénes son los autores materiales e intelectuales? Lo deben aclarar las autoridades correspondientes, pero hago esta breve semblanza de ambos mártires de la lucha social porque los conocí, viví y luché a su lado y no puedo permitir que sus memorias puedan ser manchadas y que el demencial crimen quede impune.

El Movimiento Antorchista Nacional, organización en la que militaron y en la que compartían, junto a muchos de nosotros, la causa por la liberación de los humildes se ha pronunciado ya en demanda de una investigación profunda para que se les haga justicia y se castigue a sus verdugos, porque la muerte de cada antorchista cala hondo en quienes nos hemos decidido sumar nuestros modestos esfuerzos al servicio de la lucha social.

Conrado y Mercedes fueron seres ejemplares en conducta, en sacrificio personal y abnegación por los más necesitados. Quienes osaron acabar sus vidas y la de su pequeño e inocente hijo, han de saber que acabaron con su vida física, pero los han sembrado en nuestros corazones.

El coraje que sentimos por la bestialidad con que los atacaron y asesinaron sólo nos hace hervir la sangre y nos convence más de que este país se pudre día a día y que este mundo cruel e injusto debe terminar. Hemos de honrar siempre su memoria y no descansaremos hasta que se esclarezcan los hechos y se castigue a los responsables materiales e intelectuales de esa brutalidad criminal. Al gobierno de Guerrero le pedimos su empatía y se haga justicia, pues estamos dispuestos a exigir si es necesario.

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