En una sociedad tan grande y compleja, como en la que vivimos hoy día, debiera imperar el sentido racional de toda explotación y/o producción donde el agua es elemento primordial y vital para la supervivencia, no solo de la raza humana, sino prácticamente de todo ser viviente existente sobre nuestro planeta tierra; esto difícilmente se puede dar dentro del modelo o sistema capitalista de producción, que lo único que le interesa es la máxima ganancia a costa de lo que sea y como sea, como lo es el agotamiento de mantos acuíferos naturales o artificiales como lo son las represas que se construyeron para almacenar el agua de lluvia y así poder abastecer la necesidad básica de todo ser viviente y el hombre sobre todo como ser “pensante y racional” y cualquier crecimiento y sostenimiento de la raza humana destacando la grandes concentraciones de las grandes urbes a nivel planetario como la ciudad de Monterrey y su área conurbada, donde existe una gran concentración poblacional y según datos proporcionados por el INEGI el 96% está en la urbana y el resto, el 4% en comunidades rurales, en estas hay que agregar, además a plantas y animales, flora y fauna con los cuales convive y vive día a día. Desafortunadamente, el crecimiento poblacional y sostenimiento del mismo, no van a la par con el abasto del vital líquido, que como se comenta a sido sobreexplotado y mal utilizado, quedando en segundo o tercer plano el uso doméstico, prevaleciendo la industria y la extracción para el uso agrícola.
Coexistimos en un contexto y una época de sobreexplotación y depredación de los recursos hídricos y la desaparición de ecosistemas relacionados. La pérdida y deterioro de los hábitats es la principal causa de pérdida de biodiversidad. Al transformar selvas, bosques, matorrales, pastizales, manglares, lagunas, y arrecifes en campos agrícolas, ganaderos, granjas acuícolas, presas, carreteras y zonas urbanas, destruimos el hábitat de miles de especies; y a la vez un cambio importante en el ciclo hidrológico.
En este complejo y difícil escenario tiene lugar una colosal concentración del agua utilizada no solo para la producción agrícola empresarial sino toda empresa que ocupa del agua, y que sin duda favorece el proceso de acumulación. La acumulación en la agricultura y las grandes corporaciones industriales y semi industriales entre otras, se da con la generación y apropiación de plusvalía que es favorecida con el despojo de bienes comunes como el agua.
Operan dos vías conjuntas de despojo de este patrimonio estratégico, una formalizada y otra al margen de la ley. Como contrapartida, la mayoría de la población rural solo accede marginalmente a este importante recurso, lo que influye en el desabasto de los hogares y el estancamiento de la agricultura de mediana y pequeña escala. El modelo neoliberal fomentó la exportación de mercancías producidas a bajos costos y la agroexportación y el crecimiento de los agronegocios cuyas mercancías van al mercado internacional. Es evidente y revelador cómo la política pública es definida y ejecutada para favorecer deliberadamente el despojo del agua y un modelo de desarrollo excluyente y depredador.
En acuerdos internacionales desde julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció como derecho humano el acceso al agua. La resolución establece que cada persona debe tener acceso a una cantidad de entre los 50 y los 100 litros por día para cubrir sus necesidades domésticas y personales.
Sin embargo, a pesar de ser reconocido como un derecho y un recurso clave en el desarrollo sostenible, la salud, la educación, el crecimiento económico y el medio ambiente, la Organización Mundial de Salud señala que la escasez de agua afecta a cuatro de cada diez personas a nivel internacional.
Hoy en una de las ciudades de las más pobladas de la república mexicana, Monterrey y su zona metropolitana, su gente padece el desabasto del agua, sobre toda la que se ubica concentrada en la capital del estado y sus alrededores, sufre en carne propia el desabasto del liquido indispensable para vivir; son muchas las causa y hemos comentado algunas, como los procesos naturales y desarrollos que no se cuidaron en tiempo y forma para mantener el vital líquido, todo o en su mayoría por una avaricia desmedida nacida del modelo económico capitalista, hoy mas rapaz que en otras épocas y disfrazado con piel de oveja, bajo una democracia que favorece indiscutiblemente a la clase poderosa, dueña y ama de los medios de producción en busca de una mayor ganancia a costa de pagar bajos salarios, sin importar el deterioro de todo recurso natural, como el agotamiento del agua, necesaria para poder vivir.
De aquí se desprende la urgente necesidad de cambiar el modelo económico, gran generador de riquezas plasmado en un sin número y variado mundo de mercancías, sin que a este le importe el agotamiento de todo recurso natural como el caso del agua, es de elemental supervivencia para la raza humana aplicar un modelo nuevo que produzca racionalmente lo necesario para la existencia de la humanidad, guardando el equilibrio necesario con nuestro entorno natural. Y esto solo será posible en una sociedad nueva, organizada, politizada y educada, donde la clase trabajadora con un sentido humanista, sobre todo, se haga del poder político democráticamente y desde ahí se cambie el modelo depredador por uno justo y equitativo. Los Antorchistas perseguimos este sueño y lo creemos posible, claro, sobre bases científicas dentro del desarrollo de nuestra sociedad y su entorno natural.
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