MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El triunfo de la humanidad sobre la bestia nazi, gracias al Ejército Rojo

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El 8 y 9 de mayo se celebra en Europa y Asia el fin de la Segunda Guerra Mundial. El 8 de mayo, a las 22:43 (hora centroeuropea), Alemania firmó una rendición definitiva ante la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS. En ese momento, en Moscú, era la madrugada del 9 de mayo de 1945 (las 00:43, hora de Moscú). Por eso, Rusia celebra el Día de la Victoria el 9 de mayo.

Los soldados del Ejército Rojo, es decir, el pueblo soviético en lucha por defender su patria, derrotaron a la bestia nazi, y 113 millones de europeos les deben a los soviéticos su libertad.

Mis compañeros antorchistas y todos los mexicanos tenemos hoy una tarea muy importante y urgente: comprender la verdadera trascendencia del triunfo del Ejército Rojo sobre el poderoso ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial. Es decir, el triunfo del pueblo de la URSS que, defendiendo su patria de la ocupación nazi-alemana en lo que ellos conocen como la Gran Guerra Patria, no sólo se liberó a sí mismo, sino que literalmente liberó a la mitad de Europa (Europa del Este), y determinó la derrota definitiva del ejército nazi, gracias a la cual el resto de los países ocupados (Europa del Oeste, norte de África) pudo ser liberado y se salvó del infierno nazi.

Pero no sólo eso, sino que gracias al heroico sacrificio de decenas de millones de nuestros hermanos de la patria soviética, se salvó el mundo entero, no sólo Europa, sino todo el planeta, sobre todo lo que hoy llaman el Sur Global, es decir, las naciones pobres y en vías de desarrollo: toda América Latina, entre ellas nuestro querido México, África, el Medio Oriente y Asia, regiones para las que los nazi-fascistas, y los poderosos empresarios detrás de ellos, ya tenían planes de conquista, explotación de recursos y esclavización de la población o su exterminio masivo, como hicieron con los judíos.

Muchos de nosotros desconocemos lo más elemental de ese periodo de la historia universal y pensamos que en nada nos afectó, pero aun los que saben un poco más desconocen a profundidad las verdaderas intenciones del ejército de las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) para conquistar al mundo entero, y la crueldad con la que llevaron a efecto sus intenciones.

La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero de la historia. Se estima que murieron entre 50 y 85 millones de personas, lo que representa alrededor del 3 % de la población mundial de ese entonces. La mayoría fueron civiles, principalmente en la Unión Soviética, donde murieron hasta 27 millones de civiles y militares, y en China, donde las víctimas fueron entre 15 y 20 millones.

Estas muertes incluyeron el genocidio, el Holocausto, que es el sacrificio masivo de personas —fueran mujeres, niños o quienes fueran— envenenadas en cámaras de gas y luego incineradas. Este horror resultó en la ejecución de 6 millones de personas en Europa, sobre todo judíos, pero también de otras culturas a las que llamaban “inferiores”, personas con discapacidades físicas y mentales, homosexuales, prisioneros de guerra soviéticos y disidentes políticos; masacres de todo tipo ante las que las de los grupos del crimen organizado palidecen; crímenes de guerra y hambrunas.

Desconocemos que el monstruo de guerra nazi fue auspiciado por los grandes poderes, no sólo políticos, sino sobre todo económicos de ese entonces, de Europa y de los Estados Unidos. Empresas y empresarios quienes, por cierto, no fueron castigados y hoy día siguen acumulando ganancias gracias a los negocios hechos con la muerte de las víctimas de la Segunda Guerra. Entre ellas destacan Ford, Kodak, Bayer, Coca-Cola, Nestlé, IBM, BMW, Adidas, Volkswagen y Hugo Boss, entre otras, que financiaron y apoyaron al régimen nazi antes y durante la guerra con la complicidad de los países aliados.

Desconocemos también que muchos de los criminales de guerra que sobrevivieron y huyeron de la Alemania derrotada, antes de que la Unión Soviética la tomara, no sólo fueron perdonados, sino hasta protegidos y cooptados por el poderoso imperio capitalista mundial, que los usó y sigue usando en su labor de espionaje y como instrumento de choque en contra de sus rivales políticos. 

Son los mismos que orquestaron el golpe de Estado del Maidán, en Ucrania, lo que provocó el ascenso del nazismo, que ha engendrado la resistencia del pueblo ucraniano en las regiones al este de esa nación y el actual conflicto militar.

Finalmente, y como consecuencia de lo que acabo de decir a grandes rasgos, es nuestro deber entender y condenar los intentos de los actuales líderes políticos de los países del continente europeo, y lo que hoy se llama el Occidente Global —es decir, los Estados Unidos y sus aliados: Canadá, Australia, Israel, etcétera— que intentan reescribir la historia para engañar a la opinión pública de sus países y del mundo entero acerca de las causas y el desarrollo del conflicto, que fue en realidad un fenómeno auspiciado por los grandes poderes económicos de ese entonces.

Sobre todo, esconden el hecho incontestable de que la guerra la ganó la URSS, liberando a su patria, a casi todo el territorio europeo, e impidiendo el triunfo de los nazis alemanes, quienes sin duda habrían extendido la guerra a todo el orbe y reproducido el Holocausto en todo el planeta. La URSS salvó a la humanidad entera.

Los soldados del Ejército Rojo, es decir, el pueblo soviético en lucha por defender su patria, derrotaron a la bestia nazi, y 113 millones de europeos les deben a los soviéticos su libertad. Pero no sólo ellos deben su agradecimiento, sino los 8 mil doscientos veintiún millones de seres que actualmente formamos la humanidad entera, quienes gracias al sacrificio y valentía de esos hombres y mujeres que este 9 de mayo conmemoran en la Federación Rusa, hoy estamos, pese a los problemas y todo, a salvo del esclavismo fascista.

Por ello, debemos también celebrar el Día de la Victoria, alegres y conscientes de que nuestra libertad la tenemos gracias a esos héroes del pueblo ruso, y debemos reconocérselo y agradecérselo, sobre todo porque hoy, nuevamente, es el pueblo ruso, heredero del pueblo soviético, el que lucha por defender a su pueblo y, con él, está otra vez defendiendo a toda la humanidad.

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