MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El imperio ante un mundo multipolar

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EPÍGRAFE: 

"Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas".

Vladímir Lenin

Dos recientes reuniones internacionales marcan la agenda de este mundo llamado Tierra. La primera fue la 78 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), realizada del 19 al 26 de septiembre en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de América (EUA), y la segunda, Primera Conferencia Parlamentaria Internacional Rusia-América Latina que se llevó a cabo en Moscú, Rusia, del 29 de septiembre al 2 de octubre de 2023. La calidad, la cantidad y el discurso de los asistentes en ambos foros marcan la gran diferencia que hay entre intereses nacionales y aspiraciones por el desarrollo de la humanidad o de intereses hegemónicos.

La 78 asamblea de la ONU estuvo marcada por la agenda que impusieron los estadounidenses en favor del apoyo a Ucrania en su guerra contra Rusia: una descarada pasarela donde el presidente ucraniano, como buen histrión, se paseó de foro en foro y de oficina a oficina para precisar el apoyo y recibir instrucciones de la forma en que debe operar su guerra o, mejor dicho, como dijo el lingüista y politólogo Noam Chomsky: “Cada vez es más obvio que se trata de una guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia” (La Jornada, 28 de febrero de 2023).

Los asistentes a ese foro fueron los que comulgan con las ideas del Imperio, toda vez que no fueron los que gozan del veto imperial por no cumplir sus mandatos.

En cuanto al discurso, la mayoría condenó la guerra de manera ambigua y sin compromisos concretos para detener el conflicto. Los que prevalecieron son los que manifestaron su adhesión abierta a la contienda bélica en favor de los intereses imperiales, encabezados por Estados Unidos. Se habló de guerra y más guerra, sustancialmente.

Para aderezar el tono principal de la asamblea de la ONU, se hizo descarada promoción del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como el adalid libertario ante el peligro ruso: le abrieron los espacios más importantes de los “socios” estadounidenses; no hay parlamento de las naciones amigas de la nación norteamericana que no lo haya recibido. Tuvo su clímax y ridículo en el Parlamento canadiense, con presentación y aplauso al histrión ucraniano y a un exintegrante de la tenebrosa División Galizien de la SS del Ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial, lo que le valió al gobierno canadiense una ola de protestas por tamaño ridículo y la ofensa a los sobrevivientes del holocausto hitleriano.

A la conferencia parlamentaria realizada en Moscú, capital de la Federación Rusa, asistieron unos doscientos parlamentarios latinoamericanos. Aquí se habló de las posibilidades del desarrollo económico mundial y cuál se mira como la mejor opción. No se habló de guerra ni se hizo uso fáctico de algún asistente.

La preocupación principal de los asistentes es el desarrollo justo y equitativo de un mundo donde la concentración de las grandes riquezas es ofensiva ante el hambre que padecen millones de seres en el mundo. Contrastan los contrarios: en la ONU se habló de guerra y la muerte de millones; en Moscú se habló de vida y la posibilidad de un mejor mundo. Se habló de un mundo multipolar.

Por definición, el mundo multipolar “es una distribución de poder en la que más de dos naciones tienen casi la misma cantidad de influencia militar, cultural y económica. En un mundo económico multipolar, hay grupos de naciones con suficiente influencia e incentivo para seguir estrategias económicas que, si se logran, no siguen sustancialmente la misma dirección de otros centros de poder global.” (Sin Comillas, Marzo 10, 2022).

Ese fue el tema de la conferencia realizada en la capital rusa, a la que acudieron los delegados parlamentarios latinoamericanos, quienes buscan sensibilizar al mundo entero para arribar a este modelo ante el embate de la hegemonía imperial encabezada por Estados Unidos y sus satélites europeos y asiáticos.

Tras los fracasos en la política guerrerista gringa en Libia, Afganistán e Irak, entre otros, ahora toca su turno a Ucrania, y para eso Estados Unidos sólo necesitaba un peón sumiso y obediente, encarnado en Zelenski, y que en los estertores de la bestia nos puede llevar al holocausto de la humanidad

La multilateralidad ha existido en la historia de la humanidad con periodos cortos de la unipolaridad o la bipolaridad, como se llamó al periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, y hasta 1991 con la caída del bloque soviético. Después de la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Estados Unidos quedó como el poder omnímodo del universo, y el capitalismo echó las campanas al vuelo por el éxito sobre el socialismo real, haciendo alarde de las virtudes del sistema de mercado y la superioridad por encima de cualquier sistema social existente o venidero, convirtiendo al poderoso caballero, el dinero —como escribió el famoso poeta español Quevedo—, en la letra de cambio que compra y vende todo, por encima de la humanidad y sus más nobles sentimientos.

Después de tres décadas, la superpotencia se convirtió, por autodefinición y por acción, en el gendarme del mundo. Su deterioro hegemónico, tanto económico y militar ha ido in crescendo; ninguna de sus operaciones militares en el mundo han tenido éxito y sólo han conseguido devastación, muerte y desastre en las naciones intervenidas: la guerra del Golfo Pérsico (1991), la “intervención humanitaria” en Somalia (1992), los indiscriminados bombardeos contra Yugoslavia (1999) y las guerras injustas contra Irak (2001), Afganistán (2003) y Libia (2011) son algunos de los fracasos en la política guerrerista gringa.

Ahora toca su turno a Ucrania, y para eso sólo necesitaba un peón sumiso y obediente, encarnado en Zelenski, y que en los estertores de la bestia nos puede llevar al holocausto de la humanidad.

Dos naciones surgieron de las entrañas de la humillación, China y Rusia, y dirigen sus esfuerzos por la construcción de un mundo multipolar. Como resultado de la externalización (outsourcing) de la manufactura mundial, durante los primeros años del siglo XXI, China surgió como una superpotencia económica y Rusia resurgió como una gran potencia militar e importante exportador global de materias primas.

Ambas naciones saben que, aunque suficientes para sí, no pueden existir aislados, sin la relación con el resto del mundo, y son los promotores de organismos que han resultado superiores como el mismo Banco Mundial o la Unión Europea.

Los Brics (acrónimo de los países que integran la organización que trabaja por un mundo multipolar: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) son el resultado del esfuerzo para la construcción de un nuevo orden económico y que ya representan 37 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y el 46 % de la población de nuestro planeta. Para su reunión en 2024 ya está en la agenda la inclusión de más naciones, así como su propia moneda (R5) y un nuevo banco, Nuevo Banco de Desarrollo.

Las sabias enseñanzas de Charles Darwin no entran en las entendederas del imperialismo; no entiende que lo más inteligente será adaptarse al nuevo escenario global, porque el cambio de era es inevitable: renovarse o morir es su destino. Por eso, el riesgo de una guerra nuclear con el pretexto ucraniano es eminente.

Por eso también la importancia de la participación del doctor Brasil Acosta Peña, dirigente del Movimiento Antorchista en el Estado de México, y miembro del Comité Ejecutivo del antorchismo nacional en la Conferencia Parlamentaria en Moscú: porque su presencia y participación señalan que los antorchistas apoyamos el mundo multipolar. Por eso nos conviene hacer eco y difusión del llamado a un Mundo Multipolar. Nada más, pero nada menos.

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