MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Día de Muertos en México y un gobierno de terror

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Estamos a unos días de terminar el mes de octubre y en vísperas de celebrar una fiesta mexicana reconocida a nivel global, el Día de Muertos, el día de Todos los santos o el día de los fieles difuntos, como se le conoce en algunas comunidades indígenas.

En la cultura mexicana esta celebración es una de las más importante del país, ya que representa la llegada de las almas fallecidas al mundo de los vivos, el retorno de los seres queridos a los hogares de sus familias, los cuales los reciben del 28 al 2 de noviembre con un altar u ofrenda donde se colocan todos los alimentos que le gustaban al finado, incluyendo bebidas y en algunos casos hasta cigarrillos.

En la cosmovisión indígena es necesario incluir en el altar algunos  elementos que tienen un gran significado, herencia de la tradición prehispánica y del sincretismo religioso después de la conquista, los cuales son agua (para mitigar la sed del camino de vuelta, sal (que simboliza la purificación para que el cuerpo no se corrompa durante su estancia en el mundo de los vivos) velas o veladoras (su flama funciona como guía para que el alma no se pierda  en el camino de regreso a casa), copal (elemento purificador que sirve para limpiar el hogar de malos espíritus), flores de cempasúchil (su presencia aromatiza el lugar durante la estancia de los fallecidos y al volver al Mictlán se vallan contentos).

Las festividades de Día de Muertos en México son de las más grandes motivaciones de los turistas para viajar a nuestro país,  ya que en el año 2008 la UNESCO declaró esta celebración como patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, debido a todos los elementos culturales que involucra, que van desde la gastronomía, los rituales como el Xantolo  (San Luis Potosí) el Hanal Pixán (Yucatán), Pomuch (Campeche), además de los altares tan coloridos, desfiles con imágenes representativas (el catrín y la catrina) y las danzas regionales representativas. Según datos de El Economista, el secretario de turismo del gobierno de México, Miguel Torruco Márquez, dio a conocer que para estas festividades del Día de Muertos, que comprende del 27 de octubre al 2 de noviembre, la derrama económica en México sería de 41,198 millones de pesos en ocupación hotelera por turistas extranjeros y nacionales, además de otra forma de hospedaje por visitas familiares y amigos, en total se espera un desplazamiento de 4.44 millones de turistas nacionales, en el periodo de las festividades. 

Entre los destinos más visitados para esta celebración se encuentran: Mixquic, Janitzio, Oaxaca, Teotihuacan, Aguascalientes, Pomuch, Chignahuapan, Ciudad de México, cada uno con tradiciones y costumbres específicas para recibir a sus muertos, lo que los hace más interesantes para el turismo extranjero. Sin embargo, esta celebración no se vive de igual manera entre las diferentes clases sociales del país, por un lado, los grandes centros y plazas comerciales se reactivan económicamente vendiendo todo tipo de artículos alusivos, que van desde bebidas y alimentos en las grandes cadenas de restaurantes, hasta artículos de moda en las tiendas departamentales. Para un pequeño sector de la sociedad es solo festejo descanso y diversión, mientras que para la gran mayoría es motivo de preocupación por conseguir el dinero necesario para recibir a sus difuntos.

En una nota publicada por la periodista Alejandra Rodríguez en El Financiero dice: para esta celebración de Día de Muertos 2023, los mexicanos tendrán que desembolsar un estimado de 1,244, el 43% más en comparación con los 868 del año pasado. Los adornos, las veladoras, el pan las frutas y platillos típicos son los productos de mayor encarecimiento así lo registro la Alianza Nacional del Pequeño Comerciante ANPEC. Cada producto que debe ponerse en la ofrenda sufrió un encarecimiento que va desde el 39%, en el caso de las flores hasta el 60% que es el caso de las mandarinas y otras frutas, y el precio de las veladoras aumento hasta 50% más, además de los adornos, manteles y calaveritas de dulce que subieron del 25% hasta un 36%, por lo que las ventas en los mercados y pequeños comercios ha disminuido en algunos estados hasta en un 60%.

Pese a la inflación de los precios, para las familias mexicanas más pobres, los muertos son sagrados así que los altares deben ponerse, aunque deban conseguir el dinero y tengan que comprar menos, si bien el altar debe llevar todo lo que al difunto le gustaba, este año muchos altares de los hogares más pobres serán más pequeños y tendrán que llevar solo lo indispensable.Pero la inflación de los precios, no es el único infortunio que tienen los mexicanos para  celebrar a sus muertos, muchas familias que viven en las urbes deben viajar a sus pueblos natales donde tienen a su familia y a sus muertos, pero debido a la política de “Abrazos no balazos” implementada por este gobierno de la 4T, en lo que va del año las carreteras que corren a lo largo y ancho del país se han convertido en puntos sumamente peligrosos para los viajantes ya que se encuentran asediadas por organizaciones criminales donde no hay ninguna ley que pueda detenerlas, entre los estados más peligrosos se encuentran Colima, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Zacatecas y Guerrero, el cual además de ser azotado por las olas de violencia ejercidas por estos criminales, ahora parece ser “la tierra de nadie”, después del nulo apoyo por parte del gobierno ante la catástrofe del huracán Otis.

A pesar de que López Obrador ha intentado escapar de las críticas por su fallida estrategia de seguridad, argumentando que la inseguridad que se vive es herencia de las anteriores administraciones que le dejaron así el país, pero que ha ido pacificando gracias a los apoyos sociales, las cifras demuestran que la actual administración a su mando ha superado ya las cifras del sexenio más violento atribuido al gobierno de Peña Nieto, según datos del INEGI y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) este gobierno ha impuesto su propio récord de 156 mil 136 asesinatos dolosos registrados en el periodo de diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023, y en lo que va del año las cifras acumulan un total de 42 mil 109 personas desaparecidas y no localizadas por lo que es ya el sexenio más violento de la historia reciente de México.

Y es en este panorama donde las clases más pobres de México luchan por conservar una de las tradiciones más importantes que forman parte de su identidad, mientras sobreviven uno de los mayores desastres que le ha pasado al país. “El gobierno de Morena”, el cual lo  ha mantenido, más pobre, más violento y que en aras del combate a la corrupción ha desaparecido varios programas de asistencia social, como el Fideicomiso Fondo de  Desastres Naturales (FONDEN), que ahora hace falta en Acapulco, para afrontar el desastre que dejó a su paso el huracán Otis, desparecieron los programas, pero hasta la fecha no hay ni un solo funcionario en la cárcel acusado de esta corrupción, en la cual se justifica López Obrador.

En el 2024, habrá elecciones, la mayor ocupación de este gobierno, sin importar las catástrofes, la inflación, la pobreza y la violencia que azota al país, AMLO se dedica solo en asegurar la permanencia de su partido en el poder.

Los mexicanos debemos entender que ese poder del que goza toda esa casta de gobernantes es el que como ciudadanos nosotros les hemos dado y que ha llegado el momento de organizarnos y pedirles cuentas, y de quitarles el mando a todo ese nido de chinches que se dedica solo a chuparle la sangre al pueblo de México.

El pueblo tiene derecho a disfrutar de sus tradiciones de una manera digna, de tener lo suficiente para sus ofrendas, de poder viajar a sus pueblos de una manera segura, de celebrar el Día de Muertos sin miedo de llegar a ser uno más. La fe y las tradiciones del pueblo no debe seguir siendo transgredidas solo para beneficio de los más ricos.

El Movimiento Antorchista Nacional hace conciencia de lo que el sistema junto con el gobierno hace con nuestra gente, por eso es necesario unirnos con los de nuestra clase y como un solo hombre luchar por defender lo que es nuestro, de ahí que enseñe a los jóvenes a hacer cultura, a conocer nuestras tradiciones para que se sumen y las defiendan, para formar nuestro propio gobierno, el gobierno de los que menos tienen, y por ofrecer a las futuras generaciones una sociedad más justa.

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