La llegada de la pandemia de covid-19 a México puso en evidencia la equivocada estrategia que en el sistema de salud implementó el gobierno de López Obrador, bajo una “cuarta transformación” que en la actualidad sigue causando crisis en ese sentido.
Las consecuencias para los mexicanos, que se tienen que conformar con lo que hay, sin medicamentos y con largos procesos de atención médica tanto en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) como en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (Issste) son graves. Además de la deficiente atención, se desapareció al Seguro Popular, implementando en su lugar el Seguro Bienestar y demás ocurrencias que han fracasado rotundamente.
Actualmente, llegar a los hospitales existentes es como entrar a lugares de desastre; como si el país se encontrara en guerra, con personas de diversas edades en el área de emergencias, amontonados, en sillas o el suelo recibiendo suero mientras enfermeras y enfermeros tratan de calmar a los pacientes diciéndoles que pronto serán subidos a piso, donde les espera un nuevo sufrimiento.
Porque pasarlos a piso no significa que vayan a recibir una mejor atención, en hospitales donde se carece de lo más elemental, hasta de agua para beber. Los alimentos son deficientes; las cucarachas se dan un verdadero festín; no hay toallas, ni comunes ni sanitarias para las mujeres; tampoco hay sábanas o cobijas: todo lo tiene que adquirir el familiar del enfermo y llevarlo con tal de hacer más llevadero el sufrimiento que se está padeciendo.
Esa se podría decir que es la otra guerra existente en México desde que al gobierno lopezobradorista se le ocurrió mandar a la fregada lo que se tenía en el aspecto de salud, aplicando sus ocurrencias en un combate a la corrupción que sirvió de pretexto sencillamente, porque hasta el momento no ha logrado garantizar la salud para sus compatriotas.
De esto que sucede vale la pena citar el reportaje de Alberto Nájar, de BBC Mundo, sobre el coronavirus en México y la enorme crisis del sistema de salud que complica al país. Lo resume con tres palabras: el sistema de salud en México "es un desastre".
Cierto, se implementaron medidas supuestamente en contra de la corrupción, pero sólo fue el pretexto para desbancar a los enemigos del actual Gobierno federal, en un capricho tal que después de mutilar los servicios que otorgaban las farmacéuticas existentes, se comenzaron a adquirir medicamentos a precios más elevados en naciones que ni siquiera están aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para brindar ese tipo de apoyos.
El sistema de salud en México se encuentra en harapos, producto de una mala estrategia que no ha funcionado; que ha resultado un lastre y puso al descubierto la pésima política de López Obrador.
Es evidente que el sistema de salud en México se encuentra en harapos, con enormes deficiencias, producto de una mala estrategia que no ha funcionado; que ha resultado un lastre y puso al descubierto la pésima política de López Obrador y sus elementos, dedicados supuestamente a velar por el bienestar de los mexicanos.
Baste decir que en el IMSS tan sólo para recibir un estudio de laboratorio se hacen largas filas desde muy temprano; si se tiene suerte alcanza a recibir la atención requerida, de lo contrario habrá que retornar al día siguiente.
Después de eso habrá que esperar largo tiempo a la respuesta, mientras que la enfermedad va caminando. Pero todo es cuestión de protocolo, dicen en esos lugares; cada quien debe esperar su tiempo, aunque ese tiempo se torne fatal.
De acuerdo con la Constitución de México, la salud es un derecho universal que debe ser garantizado por el Gobierno, y no hacerlo así es incurrir en omisión; en falta de garantías para las familias de la patria. Porque cuando la banda presidencial le es colocada al presidente, este jura velar y proteger a sus compatriotas, en todas las formas y en todos los aspectos.
Hoy, López Obrador tiene mucho que explicar y de qué arrepentirse pues dejar a su pueblo sin lo más elemental, que son los servicios de salud adecuados, no tiene nombre y sí una acusación que lo estará persiguiendo el resto del tiempo.
Millones de compatriotas en zonas rurales siguen falleciendo de enfermedades curables, mientras otros no cuentan con los medicamentos necesarios ni hospitales adecuados ni esperanza.
México está abandonado a su suerte por el gobierno morenista, que presume tener más entidades a su cargo, pero que se ha olvidado de la gente.
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