MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Apuntes sobre la reforma educativa en México (II/II)

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Un rasgo importante de la política educativa del sexenio 76-82 fue el impulso a la descentralización educativa que se dio en marzo de 1978, con la creación de las delegaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en los estados de la república; esta política reforzaba intentos descentralizadores previos poco exitosos, cuya urgencia ponía de manifiesto la creciente evidencia de lo inapropiado del centralismo en un país de las dimensiones de México.

En el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) las políticas educativas se plasmaron en el Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte 1984-1988. En el contexto de la grave crisis económica que estalló a principios de 1982, el programa planteaba una revolución educativa, con seis objetivos: elevar la calidad a partir de la formación integral de docentes; racionalizar el uso de los recursos y ampliar el acceso a servicios, dando prioridad a zonas y grupos desfavorecidos; vincular educación y desarrollo; regionalizar la educación básica y normal y desconcentrar la superior; mejorar la educación física, el deporte y la recreación; y hacer de la educación un proceso participativo.

Las tendencias modernizadoras llegaron en la presidencia de Carlos Salinas (1988-1994). El término modernización se volvió central en el discurso y en las políticas, con dos vertientes; por una parte, el distanciamiento respecto a las posturas postrevolucionarias, especialmente en la versión predominante en los sexenios de Echeverría y López Portillo, considerados populistas e ineficientes; por otra, el deseo de incorporar a México al grupo de países altamente desarrollados. 

En el sexenio de Salinas se dieron los avances: la obligatoriedad de la enseñanza secundaria, nuevos planes de estudio y nuevos libros de texto, así como la nueva Ley General de Educación y las reformas del artículo tercero de la constitución. De especial trascendencia potencial fueron los avances en la descentralización educativa: en mayo de 1992, con Ernesto Zedillo al frente de la SEP, se logró el consenso necesario para que los 31 gobernadores de los estados de la República firmaran con el gobierno federal el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal (ANMEB), con cuya base el Gobierno federal transfirió a los estados el manejo y control de sus respectivos sistemas educativos en los niveles de educación básica y normal. Pese a estos avances, es cierto que las políticas educativas del sexenio salinista no resolvieron los viejos problemas educativos, como los de calidad y equidad; los defectos estructurales del sistema, en especial  el que el sindicato y las autoridades intervinieran en la toma de decisiones, siguieron intactos.

La llegada a la presidencia de México, de Ernesto Zedillo, anteriormente titular de la SEP, hizo que las políticas de su gobierno (1994-2000) tuvieran un alto grado de continuidad respecto a las de Carlos Salinas; por ello, se considera que el antecedente inmediato de las políticas del gobierno de Vicente Fox es el de modernización, que caracterizó a la política educativa mexicana desde 1989 hasta 2000. En el 2003 Vicente Fox impulsó su propia visión educativa, aunque no reformó la ley, en la práctica trató de implementar novedades para crear La Nueva Escuela Mexicana. Así llegó la Enciclomedia y una reforma a la educación secundaria que al término del sexenio no tuvieron continuidad. 

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, fue creado en 2002 sin autonomía. Para el sexenio de Felipe Calderón, de nueva cuenta se registró un cambio en la política educativa, ahora con la llamada Reforma Integral de la educación Básica (RIEB), la cual planteó como principal eje la homologación curricular entre todos los niveles para darle prioridad a las competencias, es en este sexenio cuando inician las evaluaciones ENLACE para los estudiantes y exámenes sin consecuencias para los maestros. La RIEB murió con el sexenio y fue sustituida en 2013 por la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, ahora la evaluación magisterial sería obligatoria y con consecuencias, mientras que a los alumnos estudiarían con un nuevo Modelo Educativo con enfoque en lo socioeconómico y con las competencias para aprender a aprender, todo incluido en nuevos libros de texto, de igual manera se cambia a ENLACE por PLANEA.

En los últimos 26 años, México ha pasado por cuatro reformas educativas, en promedio cada 6.5 años en México se realizan cambios de modelo educativo, estos cambios impiden su maduración repercutiendo en la calidad de la educación. 

Nuestra nación requiere una reforma apegada al contexto del país, en la que la prioridad sean los estudiantes y estos puedan obtener un conocimiento riguroso sobre el verdadero papel de la ciencia en el desarrollo y mejoramiento de la vida humana, que los haga entender cuáles son sus repercusiones concretas en el terreno de la producción de la riqueza material y qué puede hacer, no solo para acrecentar dicha riqueza, sino para una distribución equitativa de la misma en el seno de la colectividad, para lo cual es necesario que desarrolle un pensamiento autónomo, crítico y reflexivo, que le permita distinguir siempre con seguridad el verdadero conocimiento científico, de aquel que se hace pasar como tal y que en realidad es una ideología al servicio de intereses que no es fácil distinguir a primera vista. 

La reforma educativa que quiere imponer la 4T, no responde a las necesidades educativas del país porque no está vinculada con la evaluación, con las necesidades de emprender acciones para superar rezagos, resolver inequidades, en fin, elevar la calidad en términos reales y sustantivos. La reforma educativa no solo es invalidar leyes o reglamentos, se trata de dar solución a los problemas estructurales en el que se encuentra nuestro país desde hace varias décadas.

No debemos olvidar que la educación que se imparte en nuestros días no está pensada para que sirva a quien la recibe, sino que es usada en beneficio del sistema que la proporciona porque la 4T desea un pueblo sumiso, resignado, respetuoso, discreto, un pueblo para quien los amos tengan siempre la razón, ¿cómo no habría de ser el ideal de la 4T que solo aspira a resolver su propia crisis, descargando todo el peso sobre los hombros de las masas oprimidas? Sólo un pueblo gentil, meditativo podría soportar sin parloteo la explotación feroz. Y ese pueblo que la 4T necesita es el que su escuela se apresura. 

La educación de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad no puede estar en manos de unos mercaderes de la educación, ni de tratar de resolver el problema de la demanda de educación con mejoralitos que no resuelven el problema y lo agravan aún más.

Aunque se apruebe la nueva reforma educativa, es claro que no se puede esperar un cambio de enfoque en la educación de uno que garantice los intereses de la clase en el poder por uno que responda a lo plasmado en el artículo tercero constitucional, que avale lo obligatorio y gratuito de la educación, así como la dignificación del ser humano para transformarlo en un ser solidario, creador, innovador, sensible, crítico y científico. La nueva reforma de AMLO nos aleja de un verdadero proyecto educativo y solo garantiza que la clase actual que se encuentra en el poder se sostenga sobre la ignorancia del pueblo.
 

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