Hace 35 años llegó a Huitzilan de Serdán la organización más noble y sensible con la causa del pueblo trabajador: me refiero al Movimiento Antorchista Nacional. Desde su llegada mostró trabajo y ha sido un ejemplo claro de lo que se puede lograr si el pueblo está unido y organizado. Nos ha enseñado que un cambio es posible si el pueblo toma en sus manos el rumbo de su destino, prueba de ello es el cambio que lograron un grupo de indígenas huitziltecos, cuando cansados de la situación de injusticia, de asesinatos y de pobreza a la que los llevaron los pistoleros de los caciques y los UCIs, se armaron de valor, buscaron el apoyo de nuestra organización y cambiaron el destino del municipio. El pueblo pedía salvación y la única salvadora que llegó fue Antorcha Campesina. De ser un lugar casi abandonado por sus habitantes, en tinieblas prácticamente, pasó a ser ejemplo de avance.
En Huitzilan las cosas cambiaron hace 35 años; el trabajo del pueblo organizado ha logrado cambiar su rostro con obras de gran impacto, con pavimentaciones de los caminos principales, con ampliaciones de los servicios básicos y con muchos beneficios no sólo para los antorchistas, sino para toda la población, sin distinción alguna. Todo esto ha sido posible porque nuestro proyecto busca convertir a Huitzilan en un municipio con mayor bienestar social, en el que se apliquen las políticas que den prioridad a la atención de las necesidades, educación y avance del pueblo. Pero el mayor logro del antorchismo en Huitzilan fue nuestra libertad, fue la oportunidad de vivir con dignidad y sin opresión.
Pero este desarrollo y esta libertad nos han costado sangre. Durante este trayecto hemos perdido a compañeros presidentes y grandes líderes a manos de los enemigos del progreso, con tal de detener nuestro trabajo; uno de ellos fue nuestro compañero Manuel Hernández Pasión, presidente antorchista que fue privado de la vida por las balas asesinas de los enemigos del progreso, porque se había convertido en el líder y guía de los antorchistas en la Sierra Nororiental y un ejemplo de trabajo; sin embargo, nosotros seguimos de pie, dando continuidad al proyecto que encabezaron un grupo de campesinos valientes hace 35 años.
Ahora, en estos momentos históricos en los que la situación política y económica del país se ha agravado, nuestra lucha se vuelve más importante que nunca. Nosotros los huitziltecos, y no dudo que la mayoría de los mexicanos, hemos sufrido las consecuencias de la política de la llamada "cuarta transformación": en Huitzilan el combate a la corrupción nos dejó como resultado la desaparición de cinco comedores comunitarios que beneficiaban alrededor de dos mil 500 personas de escasos recursos; fue un impacto muy grave para las familias humildes la desaparición del programa Prospera, el cual tenía en lista a tres mil 867 beneficiarias, hoy entregan un apoyo del programa de Bienestar a tan solo mil 700 madres, a penas el 43 por ciento del padrón de Prospera, quienes de diciembre a la fecha solamente han recibido dos pagos de mil 600 pesos, sin importar la cantidad de hijos que tengan; aunado a esto, la eliminación del ramo 23, del que se podíamos gestionar, como ayuntamiento y a través de los diputados antorchistas, obras de alto impacto que ayudaban a disminuir el rezago en el área de infraestrutura y, por lo tanto, en un mejoramiento de las condiciones de vida de muchas comunidades marginadas. Todo esto, apenas, una pequeña muestra de las afectaciones de la política que se ha aplicado desde el gobierno federal.
De ahí la importancia de nuestra lucha, de la existencia de la organización no sólo en Huitzilan, sino en el país, y de festejar 45 años de lucha, pues el pueblo pobre, productor de la riqueza, debe de tomar en sus manos el rumbo del país y aplicar la medida efectiva para salir de la pobreza, problema que se ha agudizado sobre todo con las políticas neoliberales del gobierno federal. El cambio profundo que requiere México solo se logrará si se pone en marcha un proyecto que favorezca al pueblo humilde, que es el que más sufre; este plan sólo lo ha estudiado y propuesto el Movimiento Antorchista, trazado en cuatro puntos que garantizan mayor bienestar para el pueblo mexicano: empleo para todos; salarios bien remunerados; una política fiscal progresiva: que paguen más impuesto los que ganan más; y una reorientación del gasto social, esto quiere decir, gastar la mayor parte de los recursos en obras para los pobres, porque ahora se gasta mucho en los más poderosos económicamente.
Es necesario seguir caminado por el sendero del progreso de la mano con el Movimiento Antorchista, porque sabemos que la desigualdad es el resultado de un modelo que busca concentrar la riqueza en unas cuantas manos y dejar en la pobreza, en el caso de nuestro país, a más de 80 millones de mexicanos, quienes no pueden satisfacer sus necesidades, y porque solamente con un gobierno que represente verdaderamente al pueblo podemos salir adelante. Por eso el éxito del proyecto que plantea nuestra organización, porque es nuestra propuesta para sacar adelante a nuestra patria, como lo ha hecho en Huitzilan, para combatir de manera efectiva la desigualdad y por tanto la pobreza, y hacer de México un país vigoroso y competitivo, donde los mexicanos tengamos lo que necesitamos para vivir como humanos y no como ahora que carecemos hasta de lo más indispensable.
Y por eso, también, los huitziltecos nos sumamos al festejo del 45 aniversario del Movimiento Antorchista en Puebla, que se llevará a cabo este domingo 10 de noviembre en el estadio Cuautémoc y Hermanos Serdán, porque somo parte de este proyecto y conocemos el resultado del trabajo organizado. Los huitziltecos los invitamos a festejar 45 años de lucha ardua y de logros, y los invitamos a que se sumen con nosotros y seamos una organización con la fuerza suficiente para lograr ese cambio que tanto necesitamos.
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