MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿AMLO fest?

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El presidente de la República Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hizo a un lado su llamada “austeridad republicana” y el pasado 1° de julio derrochó millones de pesos en la organización de un evento masivo sobre el Zócalo, cuya única finalidad fue la satisfacción personal. En esa fecha celebró los cinco años de su triunfo electoral en 2018 y aprovechó la ocasión para destacar, según él, los éxitos del gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” (4T). Sin embargo, son varios los analistas que coinciden en que la administración morenista ha resultado muy mala y que entre los recursos que usa para ocultar sus grandes deficiencias se halla precisamente este tipo de eventos públicos, además del de culpar de los problemas actuales a los gobiernos pasados para no reconocer la verdad: que en cinco años no ha cumplido lo que prometió y que su gobierno resultó un rotundo fracaso.

Un viejo refrán afirma que “no es lo mismo ser borracho que cantinero”; y en este caso se encuentra AMLO quien, durante los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, se desempeñó como “francotirador” criticando y denostando a éstos de todo y nada. Es probable, por no decir que seguro que, después de 2024, el actual mandatario enfrentará una situación semejante, porque son muchos los fracasos que ha habido en su gobierno. Por cierto, en el largo periodo de 12 años, cuando el hoy Presidente se erigió como implacable crítico de otros gobiernos, su modus vivendi como político profesional y como persona fue sustentado con dineros extraños, como lo denunció Elena Chávez en su libro El rey del cash, el saqueo oculto del presidente y su equipo cercano.

Pero en las líneas que restan de este artículo nos referiremos a la principal bandera del gobierno morenista, el combate a la corrupción, figura delictiva a la que el Presidente interpreta como un factor económico con demasiado poder, incluso se atrevió a declarar que la principal fuente de la riqueza no es el trabajo humano, como escribió el gran Carlos Marx, sino la corrupción. Obviamente, no tiene sentido discutir esta ocurrencia; pero sí vale la pena plantear el fracaso de la lucha anticorrupción de este gobierno, que ha destacado como uno de los más opacos y corruptos de la historia reciente de México. Veamos los hechos.

El caso más escandaloso ha sido el de la “estafa maestra de la 4T”, figura anecdótica con la que se hace alusión a los reclamos que el exSenador de la República y actual dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mario Delgado Carillo, realizó en el sexenio pasado al Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) y a la Procuraduría General de la República (PGR) para que se investigara y sancionara severamente a los responsables de la Estafa Maestra. Los medios de información dieron este nombre a un número importante de contratos ilegales por un monto de siete mil 670 millones de pesos (mdp), y a que se desconocía el paradero de tres mil 433 millones. Este fraude fue detectado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

¿Qué puede decir el presidente de Morena después de que la ASF detectó en Segalmex irregularidades por 15 mil 300 mdp (monto que duplica el de la “estafa maestra”)? Nada. Ha hecho mutis, ¿por qué? Porque Morena mide con doble vara, con doble moral y, a diferencia de la actitud incendiaria de Mario Delgado exigiendo a la PGR y al SNA que no hubiera impunidad para los responsables de la “estafa maestra”, hoy su impoluta moral de entonces no aparece para exigir a la Fiscalía General de la República (FGR) que se castigue a los responsables de la “estafa maestra de la 4T”.

Pero hay más actos de corrupción cometidos durante este sexenio. Los hermanos del Presidente fueron captados y exhibidos, por el medio Latinus, recibiendo dinero en efectivo destinado a la campaña electoral de su hermano. Este hecho hizo recordar a todos un acto de corrupción similar, el que protagonizó en 2003 un personaje muy cercano al entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, René Bejarano, a quien se le filmó en video mientras recibía miles dólares en aportaciones para las campañas electorales del Partido de la Revolución Democrática (PRD), organización política en la que entonces militaban él y su amigo AMLO. El Señor de las Ligas fue el apodo que la prensa le asignó a Bejarano.

Está documentado, asimismo, que uno de los hijos mayores del Presidente ha vivido en una residencia de la ciudad de Houston, Texas (la famosa “casa gris”) que pertenece a la empresa Baker Hughes, compañía que ostenta contratos con la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) y, por tanto, el conflicto de interés es evdente. El pasado tres de mayo, el semanario Proceso publicó una denuncia de la organización civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en la que se informa que “José Ramón López Beltrán habita una casa de Coyoacán de la que es propietaria Guillermina Álvarez, asistente de la directora del diario La Jornada, Carmen Lira[1]. En este caso, el posible conflicto de interés deriva de que, desde la llegada de AMLO a la Presidencia de la República, la empresa Demos (Desarrollo de Medios, la razón social del diario La Jornada) recibe más del doble de dinero por concepto de pagos de publicidad del Gobierno Federal del que recibía en el sexenio anterior. En un tuit, MCCI revela que en 2018, el último año de Peña, Demos cobró 96 mdp y a partir de 2019 empezó a cobrar 200 mdp.

Además, cuatro de cada 10 contratos que el Gobierno Federal realiza con empresas privadas, se suscriben sin transparencia; la falta de un consejero en el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) –cuya presencia resulta indispensable para la definición de acuerdos– no es una casualidad: el gobierno morenista no ha querido proponerlo para ocultar la corrupción de este gobierno. Por ello, el Índice Global del Estado de Derecho elaborado por el World Justice Project ubica a México, por prácticas de corrupción, en el lugar 134 de 140 países (solo seis naciones lo superan); un análisis de Janine Bacquierie le concede 0.26 puntos en su calificación, cuyo máximo es un punto[2].

A todo esto hay que agregar que, a partir de este sexenio, hay más mexicanos pobres; que el sexenio actual ha resultado más violento desde el que encabezara Carlos Salinas de Gortari; que las obras “magnas” de la 4T no serán concluidas antes de que termine el sexenio; y que sus malas decisiones en materia de salud (Covid-19, escasez de medicamentos, negativa a atender a niños con cáncer, etc.) han provocado la muerte de decenas de miles de mexicanos. En conclusión: no hay nada qué festejar y sí mucho qué hacer para abrirle los ojos a la gente que aún no despierta y se haya manipulada.

Llegará la hora en que el pueblo tome en sus manos las riendas de este país y acabe en serio con la corrupción; construya una nueva sociedad libre de egoísmos e intereses mezquinos y en la que todos trabajen y vivan sin llorar, como dice un poema del ingeniero Aquiles Córdova. Ese México llegará y Antorcha lo está construyendo. Súmate a la causa del Movimiento Antorchista Nacional.

 


REFERENCIAS:
[1] José Ramón López Beltrán tiene su casa en propiedad de una directiva de La Jornada: MCCI - Proceso
[2] 10 veces en las que AMLO dijo que acabaría con la corrupción y demostró lo contrario - MCCI (contralacorrupcion.mx)

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